El lado B de la inclusión laboral del que nadie habla

  • 04-09-2018

¿Derechos, deberes o marketing? Probablemente las tres.

El debate de la inclusión laboral de las personas en situación de discapacidad lleva muchísimos años en Chile.

Sin embargo, ¿Qué es lo que ha sucedido con esta hoy ley de cuotas?

Gracias a este proyecto de ley enviado por la Presidenta Michelle Bachelet, efectivamente el punto de convergencia era y es que por cada 100 trabajadores, un 1% deben ser personas en situación de discapacidad. Muchos se espantaron y pensaron que era una locura porque el porcentaje era demasiado bajo.

La realidad de Chile es que está en pañales con la inclusión, es más, es un concepto que aún no se entiende. Por lo tanto, comenzar por un 1% está bien.

La palabra inclusión es como una plasticina, la sociedad le da la forma que quiere, se vende el mayor postor, las fundaciones sin fines de lucro se repletan los bolsillos capacitando a las empresas como si fueran a contratar verdaderos extraterrestres, con días y días, horas y horas de capacitación.

¿Porque no hablamos con la verdad respecto a este tema?

Hay que entender siempre que la persona en situación de discapacidad es un sujeto de derechos pero de deberes también, por lo tanto, propongo la siguiente trilogía: Estado, persona en situación de discapacidad, empresario.

El Estado de Chile hizo su trabajo con la incorporación de esta nueva política pública. Por otra parte el empresario está obligado a contratar, trabajo que efectivamente está realizando.

Pero, ¿qué pasa con el papel activo de las personas con discapacidad en este tema?, ¿Dónde están?, ¿Que ha pasado con su participación hacia la educación del empresario?, ¿Qué ha sucedido con su nivel de asistencialismo y responsabilidades dentro de la empresa?

Nuevamente en la alfombra roja, limpia y brillante para que la persona en situación de discapacidad ingrese a trabajar sin ningún problema, sin errores, con absolutamente todos los ajustes necesarios, para que no tenga ningún tipo de problema. Señoras y señores, esa es una fantasía y un error.

Veámoslo desde el otro lado de la moneda:

Señor empresario, usted tiene derecho a equivocarse.

Señor empresario, la persona en situación de discapacidad debe llegar a la hora a su trabajo, de lo contrario debe ser sancionado exactamente igual que el resto de los trabajadores.

Señor empresario, la persona en situación de discapacidad tiene la obligación de brindar educación al resto de las personas que no conocen respecto a esta temática, de lo contrario continuamos fomentando el asistencialismo.

Señor empresario, si la persona con discapacidad llega atrasada es culpa de ellos y responsabilidad de ellos, no suya. Por lo tanto no acomode los horarios.

Señor empresario, no necesariamente necesita la cantidad de capacitación que hoy día se vende. No señor, eso es falso, excepto cuando hablamos de discapacidad intelectual y cognitiva.

Cuando se levanta el puño y se lucha por igualdad, hay que saber muy bien cuál es la demanda que se está realizando, seamos prudentes y cuidadosos, hagámonos responsables todos de lo que significa exigir equidad o igualdad de condiciones con los demás.

Me desplazo en silla de ruedas al igual que muchísimas personas, no tengo auto. Pero sé perfectamente que necesito 30 minutos más que el resto de mis compañeros de trabajo para desplazarme, por lo tanto los atrasos no son justificados y por favor no lo permita.

Cuando hablemos de igualdad en relación a la inclusión laboral, por favor seamos lo suficientemente empáticos, mirémonos el ombligo, levantemos la cabeza y seamos actores constructivos y no destructivos ya que esta política pública depende gran parte de nosotros en ser efectiva. Dejemos de culpar al de al lado, seamos capaces de reconocer nuestro propios errores e inconsecuencia respecto a esto.

La inclusión laboral depende también de las personas en situación de discapacidad en que sea efectiva y fiscalizada y que el empresario y las instituciones públicas cumplan con la ley.

Los invito a redefinir inclusión… por un Chile inclusivo.

 

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

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