Los riesgos en los museos de Brasil son reales. Al menos así se desprende de la decisión de un tribunal de Rio de Janeiro que entregó una serie de recomendaciones a seis espacios de este tipo para mejorar sus sistemas antincendios y de infraestructura.

La determinación si bien rechaza el pedido de cierre temporal de los espacios hecho por el Ministerio Público  Federal, apunta a una serie de falencias que hacen inseguros estos edificios por no contar con licencias de bomberos para funcionar.

El fallo entrega un plazo de 30 días para que el Museo de la República, el Museo Nacional de Bellas Artes, el Museo Histórico Nacional, el Museo Villa-Lobos, el Museo de la Chácra do Céu y el Museo del Acude, realicen modificaciones para continuar en funcionamiento.

La magistrada a cargo del fallo, Geraldine Pinto Vital de Castro, ordenó la “adopción inmediata de las medidas de emergencia necesarias para garantizar la adecuación de los requisitos mínimos de seguridad contra incendio y pánico”.

Para Susana Braga, procuradora del Ministerio Público, “no es posible enviar a alguien a esos museos ya que el riesgo es real”.

En conversación con CBN de Brasil, Braga indicó que a pesar de las peticiones realizadas en reuniones con los directivos de los museos donde se les solicitó mejorar las condiciones de infraestructura y de prevención de siniestros, no hubo finalmente cambios.

La representante del Ministerio Público indicó que si bien el Museo Nacional realizó modificaciones hace sólo algunos años a su sistema eléctrico, “aún no sabemos qué fue lo que ocurrió”.

Braga sostuvo que a pesar de los cambios y modernización del sistema eléctrico, “nada de eso impidió que el fuego tomara proporciones enormes en poquísimo tiempo. ¿Por qué? Porque la colección propaga el fuego muy fácilmente. Aún no sabemos qué ocurrió en el Museo Nacional para que se iniciara el fuego. Pero de una cosa sí tenemos certeza: si hubiese existido un sistema de combate de incendios, el incendio no habría tomado proporciones”.

El Museo Nacional de Brasil de 200 años de antigüedad, sufrió un incendio que arrasó con sus 20 millones de piezas el 2 de septiembre pasado, provocando una serie de críticas por el recorte del presupuesto ordenado desde el Gobierno y que abrió las alertas por la precaria situación que se registra en otros edificios del país.