En 2014 nació, por primera vez, la idea de hacer una marcha contra el rodeo. Cinco años después, más de siete mil personas se congregaron en las calles exigiendo la prohibición de la actividad.
Detrás de la campaña, la ONG Animal Libre trabaja para construir culturalmente el concepto de consideración moral hacia los animales, que no es más que dejarlos de sentir como un objeto al servicio de los seres humanos, y entender que las especies tienen valor en sí mismas, por lo tanto, merecen respeto.
Con ese argumento han ido detrás de quienes consideran que el rodeo es parte de una tradición nacional, propia del campo y la historia latifundista del país, por lo tanto, imperecedera: “El circo romano era también una tradición, sin embargo, nadie pensaría que hoy es válido defenderlo”, contraargumenta Camila González, directora del área jurídica de la ONG.
Así, insiste en la clave de la campaña: “El rodeo no es un deporte, es maltrato animal”.
Infiltrándose en la preparación de los espectáculos de las medialunas, los investigadores de Animal Libre han podido confirmar esta realidad. Entre los años 2017 y 2018 captaron imágenes en distintos rodeos chilenos, dando muestra de la crueldad con la que se trata a los novillos.
“El rodeo no transforma al mundo. El rodeo inspira, pero sentimientos en contra; el rodeo es un acto de maltrato animal, el rodeo #noesdeporte”, con esas frases, la actriz Catalina Saavedra dio el vamos a la campaña de este 2018.
La meta: lograr prohibir la actividad de manera nacional. El problema, la cantidad de parlamentarios y élites que lo apoyan por estar vinculados a su ejercicio, defendiendo las “tradiciones del campo chileno”: “No se trata de ser de izquierda o de derecha, transversalmente hay un grupo de políticos que defiende el rodeo por considerarlo parte de la idiosincrasia nacional”, situación que ha generado un retraso en normar su prohibición, explicó en el programa Semáforo Camila González.
La abogada explica que la jugada es lograr generar el cambio cultural, para que sea inevitable poder seguir maltratando animales solo por diversión. “En cinco años hemos visto como cada vez más gente se suma a estos planteamientos. No es cierto que haya multitud de familias que acudan a las medialunas en septiembre, nosotros hemos comprobado en los lugares que cada vez son menos los papás que quieren que sus hijos conozcan este tipo de situaciones”, sin embargo, reconoce que el lobby que hacen los fanáticos de esta práctica es tan potente, que han -por ejemplo- logrado convencer a la actual ministra del Deporte de que este no causa daño a los animales.
Consciencia animal
Pese a las dificultades, hoy hay un grupo de alcaldes que se han sumado al fin del rodeo en sus comunas. Por ejemplo, Maipú donde Cathy Barriga reemplazó la medialuna por una pista de patinaje.
Desde la ONG aseguran que esto habla de un cambio cultural, uno que va de la mano con la de la aprobación de la ley de Tenencia Responsable de Animales, más conocida como “Ley Cholito” o la creciente demanda por productos veganos.
Según datos de la propia entidad, sólo en Chile las grandes empresas cárnicas matan a 540 animales por minuto y en el mundo cada 33 segundos mueren 99 mil 000 animales, situación que se agudiza en septiembre, donde los asados y la reunión en torno a comida animal se multiplican.
“Estamos en un boom del veganismo. Hoy hay oferta en casi todos los lugares: supermercados, restaurantes y fondas, son parte del ejemplo”, agrega Camila González.
La educación es pieza clave en este puzzle: “Como Animal Libre trabajamos todo el año para derribar mitos en torno al veganismo. Por ejemplo, no es verdad que sea fome no comer carne, nuestros talleres de cocina demuestran lo contrario”.
El movimiento apunta no solo a dejar la alimentación animal, sino a repensar el uso de vestimenta que provenga de la misma fuente, o la cosmética que testee con ellos. “Se puede vivir de manera ética, con consideración moral”, concluye la abogada.
*Imagen principal: Animal Libre