May se llevó un áspera reclamo de sus socios europeos en la cumbre informal de miércoles y jueves en la ciudad austriaca de Salzburgo: su plan para sacar a Reino Unido de la Unión Europea manteniendo una estrecha relación comercial pero sin hacer grandes concesiones no funcionará, le dijeron.
Su intervención provocó la rápida reacción del presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, que dijo en un comunicado estar “convencido de que un compromiso, bueno para todos, aún es posible”.
“Estamos en un callejón sin salida”, lamentó la dirigente británica en una declaración televisada desde Downing Street. “En este estadio, no es aceptable rechazar simplemente las propuestas de la otra parte sin una explicación detallada y sin contrapropuestas”, afirmó.
May mantuvo que su “plan de Chequers”, presentado en junio, y que prevé mantener una relación económica estrecha con la creación de una zona de libre comercio para los bienes industriales y los productos agrícolas, seguía siendo “la mejor manera de proteger los empleos en Reino Unido y en Europa, y de evitar una frontera física entre la provincia británica de Irlanda del Norte y la República de Irlanda”, como reclama igualmente Bruselas.
Theresa May exigió el viernes ser tratada “con respeto” por sus homólogos europeos y afirmó que Londres esperaba ahora que Bruselas proponga una alternativa. “Hasta entonces, no podemos progresar”, concluyó.
“Por el bien de las negociaciones y por respeto a los esfuerzos de la primera ministra Theresa May, hemos decidido considerar el plan de Chequers como un paso en la buena dirección”, respondió Donald Tusk.
Éste explicó que “la posición británica, antes y durante la cumbre de Salzburgo, sorprendentemente dura e intransigente” llevó a los dirigentes europeos a “reiterar su posición sobre la integridad del mercado único”.
El primer ministro irlandés, Leo Varadkar, consideró el viernes que las dos partes “entraban en una fase difícil”, pero subrayó que estaba decidido a llegar a un acuerdo.
Para Simon Usherwood, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Surrey, los europeos efectuaron “una especie de aclaración” ante las informaciones que circulaban en Reino Unido, según las cuales la UE estaba “dispuesta a hacer concesiones”.
Una aclaración que llega en un momento muy delicado para May, a solo unos días de tener que rendir cuentas ante su partido, que se reúne en congreso a partir del 30 de septiembre en Birmingham (centro de Inglaterra).
La prensa británica afirmó unánimemente que May, quien esperaba encontrar un cierto apoyo de los líderes europeos frente la creciente oposición interna en su propio partido, había sido “humillada” por éstos.
May prometió hacer nuevas propuestas respecto a Irlanda del Norte que “preservarán la integridad del Reino Unido”, pero volvió a afirmar que su país preferiría que no haya acuerdo “a un mal acuerdo”.
La libra, que ya retrocedía frente al dólar y el euro, aumentó bruscamente sus pérdidas tras el discurso de May. Según Craig Erlam, analista de la firma Oanda, es la muestra de que los mercados creen que cada es vez más probable una separación sin acuerdo, que tendría un elevado coste para la economía británica según el FMI.
Los jefes de Estado y de gobierno de los 27 también dejaron en suspenso la convocatoria de una cumbre especial, sugerida para mediados de noviembre para cerrar el acuerdo, afirmando que esta no tendrá lugar si no hay un progreso real en el próximo Consejo Europeo, el 18 y 19 de octubre en Bruselas.