Manuel Rodríguez Araneda el “guerrillero” de profesión lateral izquierdo

Uno de los históricos del Mundial del 62 nos dejó este miércoles 26 de septiembre a la edad de 79 años. Lateral izquierdo histórico de la Unión Española, se desenvolvió en uno de los puestos más complejos y especiales que existen en el campo de juego.

Uno de los históricos del Mundial del 62 nos dejó este miércoles 26 de septiembre a la edad de 79 años. Lateral izquierdo histórico de la Unión Española, se desenvolvió en uno de los puestos más complejos y especiales que existen en el campo de juego.

Se dice que el puesto de lateral izquierdo es uno de los más complejos en el fútbol. No solo requiere de una gran capacidad física por el amplio despliegue que se necesita en el campo de juego, sino que además uno de los más fiscalizados con un juez de línea siempre encima de la jugada.

Eso lo sabía bien Manuel Rodríguez Araneda, no por nada jugó en esa posición por cerca de 20 años entre 1955 y 1972, siempre como lateral izquierdo, pegado a la banda, pegado al árbitro y pegado a la reja que separa al público del gramado del mítico estadio Santa Laura.

De todas formas, Rodríguez se las ingeniaba para burlar la ley “no resulta difícil pegar, porque en cualquier entrevero queda al alcance dar un golpe de puño en las costillas o en los testículos”, comentaba Rodríguez a Luis Urrutia O’Neill “Chomsky” en una nota publicada en La Tercera.

Eran otros tiempos, sin cámaras, sin repetición instantánea y sin VAR. Tiempos rudos en los cuales muchas veces, una mala jugada o una entrada tarde podría significar una lesión invalidante, como las que muchas veces cortaron carreras notables a muy temprana edad.

Pero Rodríguez era un rudo, se ganó el apelativo de “Guerrillero” no solo por el alcance de nombre con el “Húsar de la Muerte” sino que también por la entrega que día a día y por más de 15 años, prodigó por la camiseta roja con el águila en el pecho.

“Siendo diestro, yo era puntero izquierdo en Unión Española desde la tercera infantil, después fui 6 y un día que faltó el lateral izquierdo me hicieron actuar en ese puesto. Lo único que hacía era tirarme al suelo, barrerme. ¿A quién le enseñaban a jugar de lateral? A nadie”, recuerda Rodríguez.

Sus buenas actuaciones lo llevaron a la Selección Nacional, aquella que armó Fernando Riera para disputar el Mundial de 1962 y que significó una renovación dentro del plantel nacional luego de una serie de frustrados procesos anteriores.

En total jugó ocho partidos oficiales por la “Roja”, un número que puede parecer insignificante para los tiempos que corren, pero que se entienden si tomamos en cuenta una época en la cual los partidos a nivel de selección eran más bien esporádicos.

Su primer partido por Chile fue el 9 de diciembre de 1961 ante la selección de Hungría y que culminó con un marcador de 5 goles a 1 a favor de la escuadra nacional. Luego disputó otros tres partidos amistosos, sumados a cuatro partidos oficiales.

Por la Selección el encuentro que más recuerda es el de la semifinal del Mundial del 62 ante Brasil, ocasión en la que tuvo que marcar a la superestrella brasileña, Garrincha “le gané tres mano a mano amagando yo afuera del área; adentro, manda la pelota y hubo una jugada en que reclamaron penal, pero fue que los dos arrancamos juntos hacia el mismo lado, chocamos y nos caímos”.

Fotograma del partido entre Chile y Brasil en 1962 con Garricha a punto de desbordar a Manuel Rodríguez.

Fotograma del partido entre Chile y Brasil en 1962 con Garricha a punto de desbordar a Manuel Rodríguez.

Rodríguez fue testigo privilegiado de los cuatro goles brasileños aquella tarde “en el primero, hubo una chilena fallida de Amarildo, la pelota rebotó en una pierna de Eladio Rojas y le cayó a Garrincha para su voleo de izquierda a un ángulo. En el segundo, en un tiro de esquina de Zagallo, Garrincha fue a buscar el cabezazo al lado derecho de nuestra defensa e intenté detenerlo con el brazo izquierdo, pero él ya había ganado la posición. Fue muy parecido al que le hizo Inglaterra en Viña del Mar. En el tercero, tuve la pelota en el pecho. Pude rechazar con el pecho o con la cabeza, pero justo Misael Escuti le dio un manotazo al balón y se le metió arriba. En el cuarto, Vavá cabeceó detrás de Raúl Sánchez y delante de mí”, recordó Rodríguez en diálogo con “Chomsky”.

En la parte final de su carrera, siempre en Unión Española, fue relegado a la banca por otro histórico lateral izquierdo del club: Antonio Arias.

Pero luego de su retiro en 1972 sobrevino otra carrera igual de exitosa. Manuel Rodríguez Araneda se transformó en director técnico y en su nueva ocupación logró interesantes resultados como el campeonato de segunda división en 1983 con Cobresal y la Copa Chile 1987 con el mismo equipo.

Fue en este periodo con Cobresal que Rodríguez Araneda forjó su estrecha relación con Iván Zamorano, del cual fue uno de sus principales formadores. El respeto mutuo llegó a tal punto que los llevó a protagonizar uno de los spots televisivos más recordados de la década del 90.

Pero Rodríguez Araneda, tal como lo fue en la cancha, como técnico fue un fiero y no titubeaba a la hora de señalar lo que consideraba una injusticia. Eso se pudo ver en el entrevero que tuvo con otro histórico del fútbol nacional, Hernán “Clavito” Godoy, a quien acusó de suministrar estimulantes ilegales a sus dirigidos.

Sus últimos días los pasó dirigiendo a menores y batallando contra el mal de Parkinson. Nuevamente el apelativo de “Guerrillero” fue honrado por Manuel Rodríguez Araneda, que siempre vio a la vejez como algo circunstancial, de la cual no hay que hacer mayor drama “hay que mirar el carné y tomárselo con humor, sobre todo a esta edad. Mientras uno tenga el espíritu y el ánimo de estar metido en cosas, lo demás pasa inadvertido. Te lo echas al hombro. Si no, te echas a morir, te pones más viejo y pones a esperar que te calcen el pijama de palo”, señaló.





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