María Olivia Mönckeberg rememora el plebiscito: “El periodismo debe estar al servicio de la sociedad”

La profesora del Instituto de Comunicación e Imagen y premio Nacional de Periodismo reflexionó sobre la influencia de los medios de comunicación en la dictadura y su rol a treinta años después del plebiscito.

La profesora del Instituto de Comunicación e Imagen y premio Nacional de Periodismo reflexionó sobre la influencia de los medios de comunicación en la dictadura y su rol a treinta años después del plebiscito.

María Olivia Mönckeberg, fue una de las periodistas que se comprometió con la recuperación de la libertad de expresión durante la dictadura cívico militar que imperó en Chile durante 17 años. La profesora de la Universidad de Chile estuvo en diversos medios, entre ellos las revistas Hoy, Análisis y Ercilla; y, luego del fin del régimen, en el diario La Nación y la Radio Nacional.

Actualmente es profesora del Instituto de Comunicación e Imagen y sigue ejerciendo el periodismo de investigación a través de la publicación de libros que han desentrañado acuerdos políticos, grandes negocios y redes de poder que afectan el desarrollo de la sociedad chilena.

Mönckeberg conversó con Radio Universidad de Chile y abordó los días del plebiscito de 1988 y el rol de los medios desde la dictadura hasta nuestros días.

¿Qué siente al rememorar el plebiscito de 1988?

Se sienten hartas cosas. Una primera mirada es de emoción y de recuerdo de lo que significó y de lo que ha significado, porque hoy se pueden discutir muchas cuestiones sobre lo que ha pasado en estos 30 años, pero tal vez lo primero es el sentido de respirar distinto, podíamos pensar en un espacio de libertad, de construcción de democracia y que no iba a estar Pinochet como jefe de Estado, porque lo que él quería era permanecer, perdurar en el tiempo, pero a la vez con todos sus organismos represivos.

Eso es una cuestión que a los más jóvenes les cuesta comprender, porque ven un montón de injusticias que sigue habiendo, la desigualdad, problemas con la instalación del modelo socio-económico y con esta constitución de Pinochet que todavía perdura. Por eso son contradicciones las que uno siente también.

No podría negar que la primera sensación es de un recuerdo en positivo, emocionante, cuando uno escuchaba los especiales y tanto que se dice la alegría no llegó. Pero de todos modos fue una suerte de alegría ese respirar, poder movernos en otro escenario.

Hay cambios que a las nuevas generaciones les podrían parecer poco importantes, pero que cambiaron profundamente la experiencia cotidiana, como salir a la calle sin miedo a ser asesinados…

Lamentablemente el terror tampoco es una cosa que se haya quitado del todo, aún la gente va sintiendo. Es una cosa que se hizo cultural y que vas viendo cuando entrevistas a alguien. En mi caso, que me dedico al periodismo de investigación, me encuentro con gente me dice esto no lo digas con mi nombre, hay un sentido de temor que pasado 30 años todavía subsiste. Para qué hablar cómo era en ese tiempo, tanta gente que murió y desapareció, amigos como en el caso de Pepe Carrasco, que lo mataron después del atentado a Pinochet junto a otras tres personas en distintos lugares de Santiago. Hubo después situaciones como la Operación Albania, en que mataron a dirigentes del Frente Patriótico Manuel Rodríguez.

Yo tengo cinco hijos y en ese tiempo vivía con ellos y llamaban a la casa y dejaban recado. Una vez era el aniversario del asesinato de Pepe Carrasco, una de mis hijas contestó el teléfono y le dijeron: oye dile a tu mama que se acuerde que tiene una entrevista con Pepe Carrasco la próxima semana.

En esa época había algo mucho más importante que lo personal en juego. Ahora los estudiantes, de modo comprensible quizás, piensan en qué deben hacer para tener éxito ¿Cómo ve ese cambio en las motivaciones para el ejercicio del periodismo?

En clase de Ética y Tratamientos Periodísticos en primer año en la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile, les explicó a los estudiantes que la profesión debería verse como un servicio a la sociedad y no solo preocuparse de cómo van hacer una carrera.

Uno no puede estar pensando solo en cuáles son los pasos que hay que dar para el éxito.

Ese rol de servicio público que debiera tener nuestra profesión está dado por el Código de Ética del Colegio de Periodistas. Lástima que nos quitaron la tuición ética en dictadura, pero yo creo que los periodistas debieran revisar lo que dice ese código que ha ido siendo trabajado durante el tiempo. Aún cuando le quedan actualizaciones pendientes, por lo que significan los cambios tecnológicos.

En la dictadura algunos autores eran conocidos, porque firmábamos, mientras otros hacían tareas mucho más silenciosas, incluso dentro de medios partidarios del régimen. Luchando por la democracia conjugábamos la libertad de expresión y la democracia y cada vez nos íbamos comprometiendo más con esa conquista

Cuando en el  régimen veían que venían protestas, buscaban frenar lo que estaba ocurriendo, entonces lo que hacían era declarar estados de sitio y censurar que no estuviera la revistas, en algunos casos perseguir a los directores. Es el caso de Juan Pablo Cárdenas, que estuvo tantas veces en la cárcel.

Ha cambiado la sociedad y se ha acrecentado la concentración mediática ¿Cómo ves el rol de los medios en este tiempo?

La concentración de los medios de comunicación en Chile es como una cortina que nos deja a nosotros como sociedad encerrados, sin la posibilidad de conocer lo que realmente está ocurriendo. Es una deuda que tuvieron los gobiernos de la Concertación y la Nueva Mayoría, porque nadie se preocupó de fomentar y apoyar que hubiera una situación más plural.

Fueron muriendo uno a uno y desapareciendo, simplemente por falta de perspectiva y sentido estratégico en el rol del periodismo y una prensa independiente para sustentar la democracia. Es gravísimo lo que ha ido ocurriendo y es cada vez peor.

El famoso duopolio se consolidó, porque recordemos que El Mercurio y La Tercera en tiempos de dictadura estaban sumamente endeudados y el Estado los apoyó. Esto es una cosa que se dice poco o se tiene poca claridad sobre este punto: la propia concentración económica en grupos empresariales que a la vez son los avisadores, también influye en la concentración de los medios de comunicación.





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