Teletón: el debate sobre el show televisivo

Mientras para algunos las 27 horas de trasmisión son el momento para ser solidarios a través del dinero, otros piden no dispensar, argumentando que las personas con discapacidad no necesitan donaciones sino algo más básico: el mero cumplimiento de sus derechos.

Mientras para algunos las 27 horas de trasmisión son el momento para ser solidarios a través del dinero, otros piden no dispensar, argumentando que las personas con discapacidad no necesitan donaciones sino algo más básico: el mero cumplimiento de sus derechos.

Teletón es uno de esos pocos eventos al año, no relacionado con fútbol, que más convoca a los chilenos. Actores, presentadores y empresas privadas invitan a donar.

Este año se cumple el aniversario número 40 del espectáculo televisivo que nació en 1978, en plena época de dictadura. Tal como muchos programas que nacieron en ese período oscuro, en su mayoría fueron creados para ocultar lo que realmente pasaba en el país, especialmente las múltiples violaciones a los derechos humanos.

En las cuatro décadas de pantalla, no todo el mundo está de acuerdo a la hora de valorar positivamente la manera como es tratado el tema de la discapacidad y el espectáculo en el que, algunos acusan, se transforma el evento.

Durante las 27 horas de transmisión, Teletón presenta diferentes historias de vida de personas que presentan alguna inhabilidad física. La inconformidad radica en que, según quienes se oponen a este evento, son presentadas como merecedoras de lástima, de caridad y no como seres que tienen derechos que el Estado debe garantizarles.

En 2014, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a través de un informe elaborado por el Comité de los Derechos de las Personas con Discapacidad, criticó duramente la realización de “Teletones” como actividad de apoyo a las personas con alguna imposibilidad. Tanto por su manejo de recursos, como por la imagen que proyecta de estos hacia la sociedad.

El documento indica que el Estado tiene la obligación de rehabilitar.

En su momento, Mario Kreutzberger, Don Francisco, alzó la voz para defender a la Teletón de las críticas que surgieron desde la ONU.

“Sujetos de caridad, ustedes saben que eso no es verdad”, alguna vez dijo el animador, destacando que “somos la institución que más ha dignificado la discapacidad en nuestro país y vamos a seguir haciéndolo”. “No hacemos caridad, nosotros lo que hacemos es solidaridad, que es distinto” afirmó.

Más que donaciones, se necesita un cambio social

Para la directora de la Fundación Mamá Terapeuta, Sonia Castro, se tiene que derribar la creencia de la gente sobre la Teletón como un solucionador de problemas para discapacitados.

Precisó que el show televisivo no deja espacio para que la sociedad se dé cuenta de la responsabilidad que se debe tener para construir una sociedad inclusiva.

“Mi hija es la persona más feliz que yo conozco y no merece la caridad de nadie, es un poco insultante, se los está minimizando al convertirlos solo como objetos de caridad. Entonces yo necesito que se disminuya esta imagen tal omnipotente del show televisivo, ya que nos impide ver que la inclusión la hacemos todos y la discriminación también la hacemos todos. Por tanto, si delegamos en la Teletón el 100 por ciento de la solución, no dejamos espacios para darnos cuentas de la responsabilidad que tenemos de construir una sociedad inclusiva y no discriminar”, argumentó.

Solidaridad a la chilena

Ian Ovalle es un joven de 24 años afectado por una discapacidad visual severa. El también estudiante de Sociología expresó su malestar por la gente y las empresas que durante estas 27 horas manifiestan solidaridad y respeto hacia ellos, sin embargo, el resto del año se comporta discriminando y excluyendo a las personas que tienen algún tipo de inhabilidad.

Precisó que la solidaridad no es una disposición permanente de los chilenos, sino más bien un sentimiento superficial que aflora ante el drama presentado en pantalla, por lo que el resto del año muestra la otra cara, la del exacerbado individualismo.

“Las personas ciegas, en sillas de ruedas, y con otros tipos de discapacidades, no reciben ayuda de la gente en la calle. Lo podemos ver en el Metro, en sus ascensores que son acaparados por usuarios sin ningún problema físico. Los taxistas que pintan sus autos por un eventual apoyo a la causa, los otros días del año se complican para subir una silla de ruedas o simplemente no paran. Las mismas empresas que se supone están con la Teletón, si no es por la Ley de Cuotas, que de cien trabajadores contratados uno tiene que tener discapacidad, no habría cupos para personas como nosotros. No sé si se puede calificar como hipocresía o inconsecuencia, donde yo una vez al año aporto dinero para limpiar mi imagen, pero el resto del tiempo si te he visto no me acuerdo”, subrayó.

El negocio de las Empresas

Es precisamente la manera de financiar la Fundación la que ha sido blanco de diferentes críticas. El 2001, la fallecida dirigente comunista Gladys Marín afirmó a los medios de comunicación que era el Estado quien debía hacerse cargo de los problemas de los discapacitados en vez de recurrir a un evento televisivo.

El especialista en Derecho Tributario y académico de la Universidad de Santiago, Germán Pinto, precisó que está crítica apunta al rol que cumplen las empresas en la campaña, como auspiciadoras.

“Cualquier persona que quiere donar y lo hace con publicidad, compra el auspicio para blanquear su imagen, no tan solo para la Teletón, cualquier actividad que ponga su logo ahí. El show televisivo es una empresa en sí para lavar imagen, no solo la utilizan compañías, sino que animadores, cantantes y políticos. Ahora si me quieren decir que estas empresas ganan más dinero exacerbando la generosidad de las personas, es que es así, es un espectáculo, parte de la caridad cínica de la sociedad moderna y del año 78 que estamos con esa actitud”, aseveró.

Sobre los próximos desafíos de la institución y las señales que se puedan dar desde el propio Ejecutivo, el director ejecutivo de la Defensoría de la Discapacidad, Claudio Pinto, indicó que durante el actual Gobierno no se espera nada sobre un cambio en la actitud, tomando en cuenta que el propio Ministro de Desarrollo Social Alfredo Moreno se desempeñó en el directorio de la Fundación Teletón.

“El modelo de recaudación de fondos como la campaña pública televisiva, choca con la visión de derechos de las personas con discapacidad. Por dos razones, genera una imagen de incapacidad, muestra a un deteriorado niño o joven que se perpetúa en el tiempo. Lo otro es la lavada de manos del Estado en un tema de política pública. El poder central no puede continuar todos los años delegando a un privado el trabajo que debería hacer y del que se ha mal acostumbrado”, afirmó.

La integrante fundadora de la institución, Ximena Casarejos, ha dicho que no existe fórmula para conseguir financiamiento de la Teletón.

Admitió sin embrago, que la iniciativa desde el mismo día que partió, liberó al Estado de una tarea que, según ella, el año 1978 no podían financiar.

“La Teletón es prestadora de servicios de rehabilitación del Estado, entonces de alguna manera ésta es una asociación público-privada, la cual me parece valorable porque estoy convencida de que estamos haciendo un aporte”, concluyó.





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