A 50 años del "Black Power", el episodio que cambió para siempre los Juegos Olímpicos

La icónica imagen de los atletas Tommie Smith y John Carlos empuñando sus manos en el podio de los 200 metros de los Juegos de México 68 fue repudiada por la sociedad norteamericana de la época pero marcó un antes y un después en la lucha por las reivindicaciones raciales. También marcó trágicamente al único atleta blanco de dicha postal, Peter Norman.

La icónica imagen de los atletas Tommie Smith y John Carlos empuñando sus manos en el podio de los 200 metros de los Juegos de México 68 fue repudiada por la sociedad norteamericana de la época pero marcó un antes y un después en la lucha por las reivindicaciones raciales. También marcó trágicamente al único atleta blanco de dicha postal, Peter Norman.

El 16 de octubre de 1968, hace exactamente 50 años, los ojos del mundo presenciaron como dos atletas afroamericanos, levantaban sus puños en señal de protesta en contra de la violencia y segregación racial que se vivía en aquella época en los Estados Unidos.

Dos puños enguantados de negro que cambiaron para siempre la relación entre deporte y política e incorporó al deportista como un actor con voz y opinión respecto de los sucesos que se habían registrado en su tiempo.

Si bien con anterioridad ya otros deportistas afroamericanos habían dejado su marca respecto de los derechos de la población negra en Estados Unidos, como el boxeador Jack Johnson a comienzos de siglo, el beisbolista Jackie Robinson o el propio Cassius Clay, fue aquel 16 de octubre que la protesta dejó de ser simbólica y pasaba derechamente a la acción, en el escenario deportivo más grande del mundo como son los Juegos Olímpicos.

Los sesentas fueron la década en la cual el despertar de las comunidades afroamericanas hizo surgir un movimiento conocido como “Black Power”. El objetivo era poner en evidencia los dolores de la población negra, que por ese entonces era brutalmente discriminada en diversas parte del planeta, sobre todo en los Estados Unidos.

De hecho, previo a la realización de los Juegos Olímpicos de México 1968, hubo un intento por boicotear la cita y que, de esa forma, ningún atleta de color asistiera a las competencias lo cual finalmente no prosperó.

Pero el interés de muchos deportistas por hacer sentir su opinión durante la gran cita, transmitida a todo el mundo, era muy grande. Por eso Tommie Smith y John Carlos, luego de terminar ambos en los primeros tres lugares de la final de los 200 metros planos, decidieron hacer algo que representará el sentir de millones de afrodescendientes en el mundo.

Fue por eso que se preparon para el momento, ambos llegaron descalzos, pero con medias negras, lo que simbolizaba la pobreza de los negros. Además Carlos lucía la polera de la delegación estadounidense desabrochada para que se viera un llamativo collar, lo que recordaba a aquellos afroamericanos que habían muerto ahorcados, linchados o en los barcos que los transportaron como esclavos de África a América.

Smith, a su vez, lucía una bufanda negra, que significaba el orgullo por su raza y los dos, incluido Peter Norman, el único atleta blanco en dicho podio, portaban una insignia del Proyecto Olímpico por los Derechos Humanos, organización que estaba en contra del racismo en el deporte.

Solo había un problema. La idea era que ambos llevaran un par de guantes negros, pero solo había uno. La solución la entregó Norman quien recomendó que cada uno usara un guante. Fue así como una de las imagenes más icónicas del deporte mundial se concretaba e inmediatamente, el repudio de los asistentes de este hito histórico, quienes reprocharon a los atletas el no rendir honores al himno estadounidense.

La acción de Smith y Carlos no fue la única que se realizó en los Olímpicos del 68. También la posta 4x100 protestó.

La acción de Smith y Carlos no fue la única que se realizó en los Olímpicos del 68. También la posta 4×100 protestó.

“Cuando gano, soy americano, no afroamericano. Ahora cuando me equivoco y hago algo malo, ahí sí me recuerdan que soy negro. Somos negros y estamos orgullosos de serlo. La América negra entenderá lo que hicimos esta noche”, declaró Smith.

La acción de los atlétas fue repudiado desde varios sectores. El entonces presidente del Comité Olímpico consideró que el gesto de Smith y Carlos era algo inadecuado para el ámbito apolítico que querían difundir los Juegos, por lo mismo, se suspendió a Carlos y Smith del equipo estadounidense y se les expulsó de la Villa Olímpica.

Al regresar a los Estados Unidos la cosa fue empeorando. Tanto Carlos como Smith y sus familias fueron amenazados de muerte y fueron ignorados durante largos años hasta que ya entrada la década de los noventa su gesto comenzó a ser reconocido para ser luego homenajeados en diversas oportunidades por su gesto.

Quien no vivió esa suerte fue el australiano Peter Norman, quien también sufrió el repudio de una sociedad australiano en extremo racista en aquella época. Se le castigó dejandolo fuera de las Olimpiadas del 72 e ignorándolo cuando posteriormente cayó en el alcohol.

El australiano Peter Norman fue sancionado en su país por participar de la acción. Luego caería en el alcoholismo para fallecer en 2006.

El australiano Peter Norman fue sancionado en su país por participar de la acción. Luego caería en el alcoholismo para fallecer en 2006.

Recién a su muerte fue reconocido por su acto y tanto Carlos como Smith participaron de su ceremonia fúnebre portando el féretro con sus restos.

Hoy en día gestos como el de smith y Carlos se siguen repitiendo y con similares consecuencias. Está el caso del ex mariscal de campo de los San Francisco 49ers, Colin Kaepernick, quien luego de hincarse, a modos de protesta por la violencia racia fue defenestrado de la liga pese a ser considerado como uno de los mejores jugadores de la misma.

Colin Kaepernick (a la derecha) fue expulsado de la NFL por esta acción.

Colin Kaepernick (a la derecha) fue expulsado de la NFL por esta acción.

Una situación que demuestra que la acción de Smith, Carlos y Norman sigue vigente en tiempos en que se hace necesario tener deportistas con opinión y comprometidos con las causas que consideran justas.





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