Complejo se tornó el escenario en los últimos días para el jefe de Gobierno de España, Pedro Sánchez, en medio de las negociaciones del Reino Unido para su salida de la Unión Europea.
Y es que el Ejecutivo de Madrid anunciaba ya antes del acuerdo alcanzado el domingo en Bruselas para el Brexit que los asuntos de la soberanía de Gibraltar quedaban fuera del documento rubricado por los representantes de todos los países que integran el bloque.
Al mismo tiempo Pedro Sánchez situaba a su país como el gran triunfador en este proceso ya que la Unión Europea reconocía el derecho de España a reclamar la soberanía sobre el pequeño territorio ubicado en una península al oriente de la ciudad de Algeciras sobre el Mediterráneo, contienda que se registra hace ya más de tres siglos desde la ocupación británica.
El sábado Pedro Sánchez había considerado como una cuestión capital la soberanía sobre Gibraltar, afirmando que era fundamental la integridad territorial de España, al tiempo que sostuvo la necesidad de descolonizar el territorio que tiene uno de los mayores ingresos per cápita.
El jefe del Ejecutivo agregó entonces que el acuerdo alcanzado con la Comisión Europea y el Consejo Europeo, significaba un blindaje para que Madrid negociara directamente con Londres la situación de Gibraltar.
Pero las afirmaciones de Sánchez parecen estar erradas. Es más: incluso varios medios españoles señalan que el jefe de Gobierno mintió como habrían demostrado tanto la primera ministra británica, Theresa May y el embajador de Reino Unido ante la Unión Europea, Tim Barrow.
Durante la jornada de ayer el diplomático envió una carta al secretario general del Consejo Europeo, Jeppe Tranholm-Mikkelsen, donde señala que en el futuro “no hay duda acerca de la soberanía del Reino Unido sobre Gibraltar, incluyendo las aguas territoriales británicas de Gibraltar”.
Barrow agrega en la misiva que el “Reino Unido mantiene sus garantías a Gibraltar jamás entrometiéndose en los arreglos bajo los cuales el pueblo de Gibraltar pudiera pasar a la soberanía de otro Estado en contra de su libre y democrático deseo”.
En este punto el representante hace referencia aunque sin mencionarlo al referéndum registrado en 2002 cuando luego de conversaciones secretas entre los gobiernos británico y español se anunció en el Parlamento en Londres un acuerdo de soberanía compartida. La decisión dada a conocer por el entonces primer ministro Jack Straw encontró la realización espontánea de la votación que arrojó un 87,9 por ciento de rechazo a la propuesta oficial, algo que fue considerado “extravagante” por el propio Straw. Pero la determinación popular los llevó a mantener su estatus de territorio colonizado y sus habitantes reconocidos como británicos.
Además del intercambio diplomático, en el Parlamento en Londres la primera ministra, Theresa May, subrayó que los deseos de España habían naufragado.
“Hemos garantizado que Gibraltar quedará cubierto por todo el acuerdo de retirada y el periodo de implementación. Y para la asociación futura el gobierno del Reino Unido negociará por toda la familia británica, incluyendo a Gibraltar”, precisó May.
Ante los representantes de la Cámara de los Comunes donde debe buscar votos para ratificar el acuerdo con la Unión Europea, la líder de los Conservadores indicó que “el texto legal del borrador del acuerdo de retirada no ha sido cambiado. Es lo que el gobierno español buscó reiteradamente, pero no lo ha logrado. El Reino Unido no lo ha permitido. Nuestro mensaje para el pueblo de Gibraltar es claro: siempre estaremos con ellos. Estamos orgullosos de que Gibraltar sea británico y nuestra posición sobre la soberanía no ha cambiado y no lo hará”.
Un punto complejo para Sánchez que enfrenta críticas desde todos los sectores por el acuerdo que llevó a España a apoyar el documento del Brexit el domingo en Bruselas, y que lo deja en mal pie en el frente interno a cinco meses de haber asumido el Gobierno.
Mientras, para May el problema de Pedro Sánchez ya parece lejano y sólo le preocupa recaudar los votos en el Parlamento para ratificar la salida del Reino Unido de la Unión Europea, incluyendo a los electores y los representantes de otras colectividades.