Polémica reapertura del Museo africano de Bruselas

Bélgica intenta borrar los estigmas de la colonización con la reapertura del Museo de África Central tras cinco años de renovaciones.
  • RFI
  • 18-12-2018

Bélgica intenta borrar los estigmas de la colonización con la reapertura del Museo de África Central tras cinco años de renovaciones.

Bruselas se enfrenta a su pasado más polémico y quiere ahora abrir su doloroso historial colonial a través de este museo, que hasta 2013, ofrecía una imagen muy poco crítica de este periodo. Para el director general del Museo, Guido Gryssels, “con la renovación, tratamos de mostrar la imagen de la África contemporánea, ofrecer una visión crítica del pasado colonial y, al mismo tiempo, mostrarlo todo en una infraestructura totalmente nueva”.

La renovación ha costado más de 66 millones de euros, se ha ampliado a 11 mil metros cuadrados y se pasará a llamar Africa Museum, porque quieren apostar por una imagen moderna. Atrás quedaría el Museo del Congo, como se lo conoció a principios del Siglo XX, que mostraba obras que denigraban a las personas de raza negra. El Africa Museum posee la mayor colección sobre ese continente en el mundo y quiere demostrar que puede ofrecer una visión amplia. En sus diferentes salas, se puede aprender sobre la cultura, la riqueza lingüística, la historia y el arte del vasto continente.

La antropóloga Bambi Ceuppens, una de las personas que ha contribuido a la nueva imagen de la institución, explica a RFI en español que  “la representación colonial que se hacía del Congo en la época, era como si este país no tuviera historia; como si en él no vivieran seres humanos y como si solo hubiera animales y plantas. Así que el gran desafío era sobre todo mostrar la historia de la colonización, que es la razón por la que se creó este museo y este edificio, pero también mostrar la África contemporánea”.

Pero el museo tampoco esconde su pasado. El espectacular palacio neoclásico donde se encuentra el Africa Museum es un lugar de discordia. En este sitio, a finales del siglo XIX el Rey Lepoldo II, el monarca que se enriqueció con la colonización del Congo, creó un zoológico humano durante la Expo universal de 1897. En él, 200 congoleños vivían encerrados, para que las personas blancas los observaran. Muchos de ellos, murieron de frío y gripe por las bajas temperaturas. De hecho, a Leopoldo II se le atribuye la muerte de más de 5 millones de congoleños en 20 años de reinado. Esta cifra es muy controvertida y poco se habla de ella en los colegios, aunque el debate puede empezar con el Museo.

“Estamos aquí para despertar a la gente, estamos aquí para acompañar al museo y ser la voz de los africanos en este proceso de descolonización”, afirma Mona Mpembele, miembro de la organización COMRAF para reestablecer la memoria en el Africa Museum. “Las cosas no siempre fueron fáciles, pero creemos que cuando realmente se quiere conseguir algo hay que tomarlo. Incluso, si no nos acabamos beneficiando nosotros, es necesario que las futuras generaciones realmente pueden beneficiarse de un verdadero proceso de descolonización.”

El Museo tiene una amplia colección de 120.000 piezas provenientes del continente que se instalaron desde el reinado de Leopoldo II, pero en plena polémica sobre la restitución de obras a África, Bélgica también deberá enfrentarse a esta cuestión, especialmente ahora que la República Democrática del Congo esperar abrir su propio museo el próximo verano en que pedirá una devolución. “Estoy dispuesto a hablar sobre la restitución de ciertas obras, admite el director Gryssels, pero primero de todo creo que es necesario hacer un análisis de qué podría restituirse. Hablé ya con museos del Congo, de Luanda y Senegal, y nos pusimos de acuerdo para un programa de colaboración para mejorar sus capacidades en materia de conservación y restauración de las colecciones, y desarrollar exposiciones temporales”.

El Museo ya está abierto y ahora quiere convencer a los más escépticos que Bélgica ya puede empezar a hacer frente a su pasado, aunque el camino puede no ser fácil. El tataranieto de Leopoldo II, el actual Rey Felipe, no quiso inaugurar al museo para evitar la polémica. Una señal de que las heridas del pasado colonial les costarán mucho más cicatrizar.





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