La presidenta del Colegio de Matronas y Matrones de Chile, Anita Román, afirmó tajantemente que el gremio rechaza todo tipo de violencia contra la mujer y defendió el rol de la matronería para mejorar las condiciones de salud sexual y salud reproductiva de las mujeres en el país, recalcando que, pese a estos esfuerzos, lo que se requiere es reforzar urgentemente la atención pública sanitaria, ya que eso garantiza mejores condiciones para las pacientes y reduce situaciones que puedan perjudicar una correcta prestación.
Lo anterior, tras conocerse el llamado a una protesta contra el gremio convocada a través de redes sociales, a propósito de los dichos de la dirigenta en un canal de televisión, en relación con un hecho ocurrido la noche de Año Nuevo en un hospital de Guatemala, donde una decena de personas celebraba en una sala de parto. Ante la pregunta de la periodista si en Chile ocurrían casos de “violencia obstétrica” como el denunciado en el país centroamericano, Román contestó categóricamente que no conocía casos de ese tipo.
“Es una frase que debe ser entendida en su contexto. No obstante, en otros espacios hemos señalado que lo que existe es violencia en el sistema de salud, pues qué más violento puede ser para una mujer tener que gastar dinero, que a veces no posee, para acceder a una supuesta mejor atención en el sector privado”, puntualizó Román, agregando que “no nos gusta ni nos parece adecuado circunscribir este tema tan delicado solo a la labor obstétrica, y esta no es una defensa corporativa, como algunos han querido atribuir, pues somos las primeras en condenar las malas prácticas que pudiera tener algún colega. Rechazamos, y así lo hemos dicho, cualquier acto de violencia contra las mujeres”.
En este sentido, dijo que “los proyectos de ley presentados hasta el momento hablan de violencia obstétrica enumerando una serie de praxis que hoy son aceptadas en la Guía Perinatal de 2015 del MINSAL, y que además son avaladas por la propia Organización Mundial de la Salud (OMS), como por ejemplo el uso de misotrol para acelerar el parto, medida que, para que se sepa, me opuse tenazmente cuando nos enteramos, guía que sí avalaron en su momento algunos que hoy critican a nuestro Colegio”.
“Entonces el Gobierno debiera hacer dos cosas: levantar esta demanda social y parlamentaria, y ver qué procedimientos deben actualizarse o mejorarse en la Guía Perinatal y otros manuales de procedimiento, identificando además qué perciben las pacientes como situaciones violentas de la lex artis; y segundo, retomar el proyecto de ley de “Derechos de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia”, mensaje 307-364, que impulsó la ex ministra Claudia Pascual, que apoyamos decididamente porque incorpora con mayor profundidad el parto respetado, tema que este Colegio lleva impulsando desde hace más de una década”, precisó.
“Es más, el 2008 fuimos parte activa en la construcción del Manual de Atención Personalizada en el Proceso Reproductivo, del MINSAL, y el 2011 hicimos un Congreso Internacional donde el invitado estrella fue Michel Odent, un referente mundial de parto humanizado”, recalcó Anita Román.
Asimismo, la presidenta de Colegio de Matronas y Matrones dijo que “una ley que busca penalizar determinadas acciones, existiendo diversos mecanismos como la Carta de Derechos de los Pacientes o el propio Código Penal, podría ser hasta contraproducente para velar por una buena atención y defensa de las gestantes. Hay que educar a las pacientes a que denuncien, y como gremio estamos dispuestas a estar en las mesas de trabajo que sean necesarias para mejorar las buenas prácticas, siempre tendiendo a reforzar el parto respetado”.
Finalmente, Anita Román afirmó que “es necesario que la gente conozca las buenas prácticas obstétricas del sistema público. El Hospital de Villarrica lleva dos décadas con partos sin medicamentación y alejadas de prácticas intervencionistas, y otros hospitales, como El Carmen en Maipú, el de La Serena o Ancud en Chiloé, tienen salas integrales de parto, donde está no solo la gestante, sino que su entorno más cercano acompañándola en un espacio seguro, cálido para ella y su hija (o), y no en un pabellón”.