Educación con equidad de género no es educación no sexista

  • 07-02-2019

Durante el 2018 el movimiento social por la Educación Pública No Sexista evidenció la crisis del modelo chileno y profundizó la crítica contra una educación mercantilizada y reproductora de la violencia de género y la desigualdad. Este proceso implicó cuestionar radicalmente la democracia en las instituciones educacionales, pues el sexismo está arraigado al interior de todas ellas y el abuso de poder es pan de cada día.

El lunes las ministras Pla y Cubillos presentaron el plan de trabajo “Educación con Equidad de Género”, que se desprende de la “Agenda de Mujer” -también del 2018-, agenda de carácter neoliberal, formal, que naturaliza el rol histórico que se ha impuesto a la mujer y sin ninguna pretensión de igualdad, emancipación ni justicia. Es por lo anterior que creemos que es importante sostener las diferencias que tiene la Educación no sexista con lo que es presentado ayer desde el Ministerio de Educación y el de Mujer y Equidad de Género.

El proyecto entiende a la educación como la clave para garantizar la mismas oportunidades para hombre y mujeres. A primera vista podríamos decir que es un paso, pero sin hacer transformaciones estructurales al modelo educacional difícilmente se cumplirá el objetivo. Porque si partimos de la base que la educación en Chile no es un derecho, sino un bien de consumo ¿Cómo es posible garantizar la equidad de género a través de ella si somos las mujeres quienes estudiamos carreras peor remuneradas y en general recibimos sueldos menores? ¿cómo hablar de equidad en un sistema que endeuda por estudiar, precarizando de forma más brutal a mujeres y disidencias sexuales?

“Educación con Equidad de Género”, responde a una idea binaria de sexualidad, no menciona en ninguna parte el trabajo con la población LGBTIQ dentro de escuelas y universidades, menos con la infancia y la adolescencia trans que no está contemplada en la ley de Identidad de Género. Por otra parte, la creación de un Consejo de Técnico de Asesoramiento no asegura que este sea abierto, democrático y feminista, recordemos para esto el fuerte vínculo de la derecha con el negocio educativo y sobre todo con un sector amplio de las iglesias en Chile, que por años han frenado el tratamiento de estos temas.

La propuesta no habla en ningún caso de medidas legislativas, que impliquen la certeza que estos temas llegarán a todas las aulas chilenas. No menciona la importancia transversal de la Educación Sexual Integral, como eje de articulación para un sistema educativo que no discrimine y que frene la violencia, cuestión que ya se ha avanzado en buena parte del continente creando leyes de educación sexual obligatoria.  La actuales cifras de VIH y otras enfermedades como la sífilis y la gonorrea publicadas este 30 de enero; los abusos, los embarazos no deseados; la violencia y alta cifra de femicidios en el primer mes de lo que va de este año nos hablan de una país que todavía se toma la sexualidad como un tabú, y la educación no ha sido un espacio que ayude a revertir todo esto. Mucho se habla de calidad en educación, pero la dimensión sexual en nuestro sistema educativo es casi medieval.

Es evidente que desde el Gobierno no se entiende la profundidad de la demanda por una educación no sexista, por ello creemos fundamental que se escuche el programa levantado por el movimiento social este año, que tiene mucho que aportar a este debate y no han sido consideradas por el gobierno como interlocutor válido. En muchas instituciones del país ya hemos avanzado en conquistas que no se recogen en el plan presentado por las ministras como protocolos de denuncia de violencia de género, capacitación docente, reconocimiento del nombre social de estudiantes trans, democratización de espacios de toma de decisiones y reformas a las mallas curriculares y modelos educativos, sin embargo, queda mucho para dar pasos como estos en todas las aulas de Chile, por lo cual instamos al Ejecutivo a abrir espacios de diálogo a la sociedad y los actores más relevantes en esta materia en el último tiempo.

Para construir una educación pública no sexista necesitamos abrir debates a nivel país, creemos necesaria la creación de leyes y reformas que permitan una transformación radical del modelo, recogiendo los aportes de la movilización feminista y el movimiento estudiantil histórico, de forma tal de garantizar en todo Chile una educación que emancipe de la violencia, que cuestione nuestras formas de estar en el mundo y de relacionarnos, que en sus prácticas y contenidos no reproduzca el sexismo y que sea un derecho social para tod@s, pues solo garantizando una educación para las mayorías estaremos aprovechando el potencial de la educación para construir una sociedad más democrática y libre de violencia.

Karla Toro, presidenta FECh.

Rosario Olivares, Red Docente Feminista.

Emilia Schneider, concejera FECh y ex vocera toma feminista Derecho U. de Chile.

Valeria Verdejo, encargada nacional estudiantil Partido Comunes.

Camila Cabezón, Consejera Académica UACh

 

 

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

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