Con bombos y platillos, el pasado abril, el Gobierno anunciaba la implementación de seis nuevas visas que, creadas por vía administrativa, configuraban la médula de lo que sería el nuevo proyecto de Ley de Migraciones y Extranjería con que el Ejecutivo buscaba regularizar la situación migratoria y “ordenar la casa”.
Entre ellas, una llamó inmediatamente la atención de organizaciones migrantes y políticos de la oposición: la Visa de Oportunidades Laborales. ¿La razón? El carácter consular de esta figura migratoria, que obligaba a los extranjeros a solicitarla en su país de origen. Un punto clave en la nueva propuesta del gobierno de Sebastián Piñera.
Sin embargo, a siete meses de la entrada en vigencia de este visado, los resultados parecieran indicar que no se logró cumplir con los objetivos que se habían planteado inicialmente en La Moneda.
Visa Temporaria de Oportunidades Laborales
Buscando reemplazar la visa temporaria que había creado el gobierno de Michelle Bachelet, la que permitía a extranjeros que habían entrado en la condición de turista el cambiar su condición migratoria dentro del país para así optar a una residencia temporal y contraer contratos laborales, llegó la “Visa de Oportunidades”. Ésta tendría una validez de 12 meses a contar de la entrada, pudiendo ser prorrogable por una vez y dando la posibilidad de obtener, posteriormente, la residencia definitiva.
A esta, podían optar los profesionales, técnicos y personas con oficios acreditados que quisieran venir a Chile a buscar trabajo y residir, siendo otorgada a través de un sistema de puntaje en el que se evaluaron criterios como la formación educacional, la edad, el idioma, la ocupación y el territorio. “La realidad nos mostró que había mucha gente que venía a buscar trabajo a Chile y queríamos sincerar las opciones que tenía el país. Con esta visa queremos visibilizar las oportunidades a los migrantes”, decía el jefe del Departamento de Migración y Extranjería, en ese entonces.
Dentro de la planificación del Departamento de Migración y Extranjería, se contemplaba inicialmente otorgar un cupo de 3.000 visas de oportunidades para el 30 de noviembre pasado, fecha límite de postulación y en la cual se realizaría una evaluación por parte del organismo. “En general, toda visa laboral que es consular toma tiempo antes de comenzar su plena ejecución. Y en esta ocasión nos dimos un plazo de cuatro meses para ir poniendo en marcha esta visa”, dijo Álvaro Bellolio en octubre pasado, refiriéndose al plazo.
No obstante, esta figura migratoria era observada con desconfianza por organizaciones de inmigrantes en Chile. Desde la Coordinadora Nacional de Inmigrantes, su presidente, Héctor Pujols, comentaba a nuestro medio que esta visa no respondía al proceso migratorio que se venía desarrollando en la región.
“Veíamos que iba a ser ineficiente, porque es una visa para países como Australia y Canadá, que tienen procesos migratorios que son muy diferentes a los que se dan en Chile. Aquí es una inmigración regional de América Latina y de determinadas nacionalidades”, sostuvo Pujols. “Al puntuar la profesión, el idioma, los lugares en los que te vas a asentar, lo que generas indirectamente es que a ciertas nacionalidades les iba a ser imposible acceder, como por ejemplo, a la comunidad haitiana”, agregó.
Al llegar la fecha en que se cumplían los cuatro meses de plazo establecido, dicha evaluación no se hizo pública y la situación de este visado generaba más dudas que certezas respecto de la política migratoria que llevaba adelante el Ejecutivo.
Sin embargo, a través de la Dirección General de Asuntos Consulares, Inmigración y de Chilenos en el Exterior, que tiene por objetivo ejecutar la política del Ministerio de Relaciones Exteriores en materia consular y migratoria, Diario y Radio Universidad de Chile accedió a estas cifras, las que demostraron estar muy por debajo de las aspiraciones del Gobierno.
Para el 13 de febrero de 2019 -último conteo oficial-, habían sido ingresadas 2.156 solicitudes de visa Temporaria de Oportunidades Laborales. Muy por debajo de las 3.000 que el Departamento de Migración y Extranjería pretendía entregar hasta el 30 de noviembre pasado.
De éstas solicitudes, 979 están aún pendientes de revisión y 1.082 no cumplieron con los requisitos que se pedían. Así, entre agosto de 2018 y febrero de 2019, se otorgaron tan sólo 95 visas de Oportunidades Laborales a extranjeros que buscaban trabajar en el país.
Los 95 visados, se repartieron entre ciudadanos de Argentina, Bosnia y Herzegovina, Colombia, Cuba, Ecuador, España, Estados Unidos, Francia, Italia, Nicaragua, Perú, Suiza, Uruguay y Venezuela. Respecto del desglose de visas otorgadas por nacionalidad, desde la Dirección General de Asuntos Consulares señalaron que ésta es información que, de momento, no está sistematizada.
Reacciones
Si bien éstas cifras son bastante sorprendentes debido al bajo número de visados otorgados, desde la Coordinadora Nacional de Inmigrantes aseguraron que era de esperarse. En conversación con nuestro medio, el presidente de la colectividad, Héctor Pujols, señaló que desde el anuncio veían con desconfianza la entrada en vigencia de esta figura migratoria, sobre todo por su carácter consular, pero que ahora, conociendo estas cifras, queda todo claro.
“Ni siquiera llegaron a postular tres mil y de esas dos mil solo entregaron 95. Efectivamente esa visa está muy alejada del proceso migratorio que vive actualmente Chile. Está claro que ésta es una visa para otro país y lo que demuestran estas cifras es que los que hoy en día encabezan el Departamento de Extranjería no tienen idea de cómo es el proceso migratorio en Chile”, criticó el presidente de la Coordinadora Nacional de Inmigrantes.
Asimismo, la doctora en sociología e investigadora en materias de inmigración de la Universidad Alberto Hurtado, Carolina Stefani, señaló que éstas cifras hablan de una mala implementación del programa, el que terminó decantando en una visa marginal.
“El problema es si tenemos esa visa como única opción. Si es una alternativa, podría resultar. Pero dado que son tan pocos los postulantes y tan poco el otorgamiento, te habla de una mala implementación de esa idea, de mala información, de que en el fondo la gente no la está usando y por lo tanto se transforma en una visa súper marginal”, señaló la socióloga.
A su vez, en conversación con nuestro medio, el investigador en temas de migración del centro de estudios Espacio Público, Pablo Valenzuela, sostuvo que estas cifras demuestran que con éstas medidas el gobierno está impidiendo la migración, en un momento en el que los inmigrantes se hacían parte del mercado laboral. Esto último, a raíz de los estudios del Instituto Libertad y Desarrollo, y el Informe de Política Monetaria (IPoM) del Banco Central, publicado en septiembre del año pasado, en los que se evidencia la buena integración que los inmigrantes han tenido al mercado laboral chileno.
“En los hechos estás impidiendo la migración en un país donde tenemos un mercado laboral pequeño, tenemos una tasa de fecundidad preocupante, en un país que se está envejeciendo, y entonces no se entiende en base a qué el Gobierno está realizando estas medidas que están restringiendo la migración de esta manera, cuando los migrantes estaban logrando integrarse de buena manera al mercado laboral”, criticó Valenzuela.
Por su parte, desde el Departamento de Extranjería y Migración no quisieron referirse a estas cifras. Sin embargo, a siete meses de la entrada en vigencia de este visado, los resultados parecieran indicar que no se logró cumplir con los objetivos que se habían planteado inicialmente en La Moneda, justo cuando estas semanas se discute en el Senado el nuevo proyecto de Ley de Migración, impulsado por el gobierno de Sebastián Piñera.