Las familias que actualmente habitan la subida a Pequenes, en el cerro El Litre de Valparaíso, son 24. Esa misma cantidad de demandas es la que ha interpuesto la empresa inmobiliaria Santomás contra ellos, exigiendo que abandonen sus residencias en lo que también es un pulmón verde para el puerto y un taller comunitario de arte.
Cuando los vecinos llegaron a esta zona hace casi 46 años, acordaron con el dueño, Richard Friederich, quedarse allí a cambio de pagos mínimos de arriendo.
Sin embargo, según relató para Diario y Radio Universidad de Chile, el vocero de la comunidad, Carlos Rivero, los problemas empezaron hace cinco años, cuando la empresa Santomás compró el terreno, apenas se percató que los dueños actuales habían olvidado pagar una contribución y, por lo tanto, ésta pasó al remate.
“Nos organizamos y estuvimos pagando las contribuciones durante tres años. Mientras tanto, la inmobiliaria compró porque nosotros todavía no habíamos podido regularizar, y metieron 24 demandas para lanzar a la calle a las personas. Los juicios ya están avanzados”, aseguró Rivero.
La resignación que parece tener el vocero es justamente porque, según dijo, entiende que este es un problema de privados y que por lo tanto, pese al apoyo político que recibieron de la municipalidad de Valparaíso, poco o nada se puede hacer, más que negociar.
En marzo de este año, representantes de las comunidades de Pequenes se presentaron ante el concejo municipal y el alcalde Jorge Sharp para explicar lo grave de esta situación. Todos estos, de forma unánime, empatizaron con la causa y aprobaron brindar apoyo legal a las familias.
Ignacio Poblete es un abogado especialista en temas de comunidad que decidió asesorar a los vecinos afectados. En comunicación con este medio, Poblete explicó que la resolución a este conflicto estará marcada por el tipo de negociación con la empresa involucrada.
“Cuando llegue la oportunidad, y si así lo establecen los habitantes, habrá que verificar cuales son las propuestas para poder dejar esta subida. Lo más seguro es que la propuesta de la empresa va a ser que se vayan, pero queremos tener igualdad de condiciones, sino van a demorarse mucho para que nos saquen”, declaró el abogado.
Para Rivero, pese a que la rama central del problema es la vivienda, existen otras aristas que deberían preocupar a la comunidad de Valparaíso en general sobre el rechazo a esta expulsión. Una tiene que ver con que la comunidad mantiene activo talleres que practican diversos oficios y que, según el abogado Ignacio Poblete, caracteriza a la ciudad porteña.
La otra arista del problema, y que también serviría para reforzar la intervención del Gobierno, está relacionada con la biodiversidad de la zona.
“Es un pulmón verde en Valparaíso, cuenta con un montón de especies nativas y árboles frutales, siendo el árbol de mayor importancia, un belloto del norte, protegido por decreto de ley. No se puede cortar y ni siquiera su madera se puede ocupar. Ese árbol está siendo estudiado incluso por el Colegio de Geógrafos de Valparaíso porque está en peligro de extinción”, enfatizó el vocero.
La expulsión de esta comunidad, según indicó Rivero, solamente contribuirá a agravar el problema de vivienda en la ciudad de Valparaíso. En el caso del abogado Ignacio Poblete, otra opción tendría que ver con subsidios que podría otorgar el Gobierno y que serán de suma importancia para poder llegar a un acuerdo con la inmobiliaria.