En el marco del lanzamiento de la segunda edición del libro “Mitos chilenos sobre el pueblo mapuche”, Diario y Radio Universidad de Chile conversó con el sacerdote jesuita Carlos Bresciani respecto de la misión realizada por la Compañía de Jesús al interior del territorio mapuche de Tirúa.
“La idea surge debido al tiempo que hemos ido compartiendo en el Wallmapu como jesuitas, como curas y que se puede resumir como una experiencia de desaprender, de deconstruir los caminos con los que uno se autoidentificaba como chileno o como parte de una cultura que uno pensaba que era homogénea o parte de un país. Ha sido un ir desaprendiendo modos de entender y de mirar la realidad, sobre todo la del mundo indígena en general y mapuche en particular” expresó el jesuita sobre la experiencia que los llevó a la convivir dentro de territorio mapuche.
El religioso agregó que ese nuevo aprendizaje los hizo comprender que en el imaginario cultural, político, social y económico de Chile hay una serie de mitos y prejuicios que nos habitan y nos hacen, al final, tomar ciertas decisiones en relación a otros y otras, que eso afecta especialmente nuestros pueblos originarios y que la Iglesia Católica ha formado parte de esa cultura dominadora y colonizadora incluso en términos espirituales.
“Estando en territorio mapuche, nos dimos cuenta que somos ignorantes y que somos parte de una cultura dominadora que ha sido bien colonizadora incluso en términos espirituales. La Iglesia Católica fue parte de un sistema de imposición religiosa, ninguneando la propia religión y espiritualidad mapuche, entonces entramos en un diálogo y entendemos la misión como un diálogo que implica también pegarse porrazos y darse cuenta que los moldes que uno trae deben ser reformulados”.
La sociedad chilena y la resignificación de lo mapuche a partir del Caso Catrillanca
Luego del homicidio de Camilo Catrillanca por parte de carabineros del GOPE en la comunidad Temucuicui, las reivindicaciones mapuches tuvieron un mayor alcance en la sociedad chilena. Carlos Bresciani considera que elllo tiene que ver con un proceso mayor que se está viviendo actualmente en nuestro país. “Se produjo un masividad en la condena por parte de la sociedad en contra de este crimen y eso no solo responde a lo público que se hizo gracias a los medios independientes y las redes sociales, lo que no había sucedido antes con casos similares como el Matías Catrileo o Mendoza Collío, sino también es muy importante el que ahora hay una sociedad mucho más empoderada respecto de la exigencia de sus propios derechos. Pero, por sobre todo, hay un tema transversal en todos nosotros y es que estamos cansados y cansadas de los abusos de poder. Nos hemos ido cansando de los abusos de poder que han estado presente en los últimos cinco años y que se han destapad o en un montón de instituciones del país: Carabineros, el Ejército, las AFPs, las isapres y claro, la Iglesia. Lo de Catrillanca vino a ser un ya, para! Paremos el abuso de poder a través de la institucionalidad. De ahí que eso conectó con la médula de nuestra sociedad”.
Bresciani también considera que el movimiento político del mundo mapuche en la actualidad es mucho más consciente de que requiere alianzas y sumar al mundo no mapuche políticamente consciente a esta causa.
La crisis, los jesuitas y Renato Poblete
Consultado respecto de la crisis que se vive al interior de La Iglesia Católica de la que él forma parte, el sacerdote jesuita señaló que es imperante un cambio en la forma de relacionarse con los fieles, ya que “la Iglesia no puede ser de imposición, sino que debe ser de comunidad y diálogo y eso claramente está en contradicción con el molde tradicional”.
“Por algo se está haciendo pedazos el molde tradicional a partir del tema de los abusos. Actualmente ese molde se está resquebrajando porque tiene que ver con el tema del poder, porque ese poder debe ser entendido como servicio y no como dominación o de proselitismo”.
En cuanto a lo sucedido específicamente con los jesuitas, la proliferación de denuncias de abusos de poder y sexuales y, particularmente, la caída de una figura tan importante como la de Renato Poblete, Carlos Bresciani manifestó que es necesario que la Iglesia Católica se reconstruya y para ello el rol de los laicos y laicas ha sido fundamental pues les han ayudado a entender cuáles son los puntos ciegos al interior de la milenaria institución.
“Los que nos están ayudando y también a golpes, son los laicos y laicas que caminan junto a nosotros en muchos espacios de servicios, en muchas instituciones pues señalan que tenemos puntos ciegos, que debemos rearmarnos y no lo podemos hacer solos mirándonos nosotros mismos, porque eso probablemente implique volver a reproducir las mismas situaciones, estructuras o relaciones que tenemos, que son abusivas y que hay que cambiar”.
Bresciani es duro en su análisis respecto del momento actual que vive la milenaria institución. “La Iglesia Católica es parte de una cultura dominante que es abusiva y de terceros pasivos y en eso, muchos hombres y mujeres, laicos y laicas no necesariamente confesionales, sino cercanos a nosotros nos están ayudando en este proceso en el que estamos, que parte de la mirada más eclesial, pero que pasa por ciertas relaciones y modos que pueden reproducir ambientes poco sanos o relaciones más o menos abusivas. También es importante el analizar cómo se toman las decisiones o cómo estructuramos las relaciones entre nosotros mismos. Lo que ha pasado con Renato (Poblete) y otros ha provocado que gente desde fuera nos diga que debemos revisar nuestras estructuras para ver qué hay que modificar porque ciertamente no se están haciendo bien”.
Finalmente, el religioso manifestó que hay que volver a las bases y dejar la posición de superioridad y de toma de decisiones en cúpulas, porque, según señaló eso es de una ignorancia gigante, pues actualmente existe un mayor empoderamiento de la sociedad respecto de cómo se llevan las instituciones y cómo se lleva en adelante la fe en Jesús y, por lo tanto, los sacerdotes no son quienes tienen la receta de la vida y de la fe, sino que esta debe construirse a la par con los fieles y laicos.