El Lonko Alberto Curamil, es un líder mapuche de 45 años, portavoz muy respetado para la Alianza Territorial Mapuche (ATM) y que ha dedicado su trabajo a la protección de los ríos y bosques nativos de la región de la Araucanía.
Además, el también representante del Lof Radalko, ubicado en la localidad de Curacautín, Provincia de Malleco, se le reconoce como un importante gestor de ayuda a las comunidades locales para recuperar sus prácticas ancestrales y preservar su idioma nativo, el Mapudungún.
Ellos consideran a la vegetación, ríos y animales como sus hermanos. En el siglo XIX, el ejército chileno invadió la región de La Araucanía, que en ese entonces era tierra autónoma, y la entregó a propietarios privados. Hoy en día, dicha zona es, según informes oficiales, la más pobre de Chile y cerca de un tercio de sus habitantes están viviendo por debajo del umbral de la pobreza.
Por otro lado, uno de los legados de los 30 años de dictadura bajo el régimen de Augusto Pinochet fue la privatización de los recursos hídricos del país. El Código de Aguas, adoptado en 1981, eliminó el vital elemento como un bien común y entregó su posesión al más alto postor. El impacto fue especialmente sentido por los representantes indígenas y comunidades locales, ya que dependen de los ríos para su sustento y consideran las aguas como sagradas.
Entre 2010 y 2015, en medio de una intensa sequía, el ministro de Energía de ese entonces, anunció un plan masivo que incluyó 40 grandes proyectos hidroeléctricos en los cauces de La Araucanía. Como parte de ese plan, el gobierno y dos empresas privadas de energía (SwissHydro y Agrisol) planearon construir, en el corazón del territorio mapuche y sin consultar a las comunidades, dos proyectos hidroeléctricos multimillonarios en el río Cautín.
Según estimaciones de la propia secretaría de Estado, los proyectos Alto Cautín y Doña Alicia, eran capaces de desviar más de 500 millones de galones de agua por día para la generación de energía. La reducción del caudal de los afluentes aumentaría enormemente la cantidad de sedimentos en el agua, causando daño a los peces y otros animales salvajes, destruyendo el flujo natural del agua y erosionando los ecosistemas ribereños sensibles a lo largo del borde del río Cautín.
Ante el peligro que significaban los proyectos hidroeléctricos para las comunidades locales, Alberto Curamil utilizó las reuniones tradicionales de los mapuches como una forma de reunir a la gente y organizar la resistencia a ambas iniciativas empresariales. Invitó a miembros de la comunidad que no eran mapuches, organizaciones ambientales, académicos y especialistas, quienes tradicionalmente no participaban en asambleas indígenas. Él sabía que se necesitaba un frente unido para detener estos proyectos destructivos y juntos formaron una coalición crítica.
Curamil desarrolló una estrategia múltiple que incluyó protestas callejeras, marchas y bloqueos de carreteras, acciones que elevaron el perfil de los mapuches y su lucha para proteger los recursos hídricos de La Araucanía. Se asoció con un equipo de abogados que antes había apoyado a grupos indígenas. Juntos, montaron un desafío legal y lograron demostrar que el gobierno había violado la ley que garantiza el consentimiento libre, previo e informado antes de avanzar en cualquier proyecto que modifique el bienestar del pueblo mapuche.
En 2014, la policía arrestó al Lonko Alberto Curamil junto a otros dos líderes mapuches y los acusó de perturbación de la paz y de causar disturbios públicos por organizar protestas. La policía lo golpeó brutalmente a él y a su esposa embarazada.
Debido a su liderazgo, en mayo de 2016, la Agencia de Servicios Ambientales canceló el proyecto hidroeléctrico Alto Cautín, citando la oposición pública de las comunidades. A finales de ese año, en diciembre de 2016, el Tercer Tribunal Ambiental dictaminó la detención del proyecto hidroeléctrico Doña Alicia, y señaló que la administración central no había consultado a los mapuches, ni abordado los impactos ambientales del proyecto.
En agosto 2018, la policía arrestó Alberto Curamil y al Werkén Álvaro Millalén, por presunta actividad delictiva. La primera o segunda semana de mayo, ambas personas, deberán enfrentar un Juicio Oral por estar acusados de participar en un asalto a la caja de compensación Los Héroes de la ciudad de Galvarino, en abril de ese mismo año.
Tanto las comunidades como quienes participaron en la resistencia a los proyectos hidroeléctricos creen unánimemente que Alberto Curamil fue arrestado debido a su papel en la lucha para frenar su avance.
Además, testigos desmienten que los comuneros, quienes hoy se encuentran en prisión preventiva en la cárcel de Temuco, hayan estado ese día en la localidad de la provincia de Cautín, Región de la Araucanía.
El Premio Ambiental Goldman, también considerado Premio Nobel Verde, que hoy recibe el Lonko mapuche Alberto Curamil, es un galardón que se concede anualmente como recompensa a defensores de la naturaleza y el medio ambiente, repartido en seis categorías en función de la zona geográfica: África, Asia, Europa, las naciones insulares, América del Norte, América Central y América del Sur.
El galardón fue instituido en 1990 por los filántropos Richard N. Goldman (1920-2010) y Rhoda H. Goldman (1924-1996) para mostrar que los problemas ambientales son internacionales, para dar atención pública a dificultades globales de importancia crítica, para dar reconocimiento a individuos ordinarios que trabajan para proteger y mejorar el medio ambiente, y para inspirar a otros para que sigan el ejemplo de los ganadores del Premio.
Las nominaciones a los premios son enviadas por un grupo de instituciones que trabajen en temas ambientales, a lo largo del mundo, y un grupo confidencial de 150 expertos ambientales, de más de 70 naciones distintas.
“Hemos seleccionado a Alberto Curamil para el Premio debido a su liderazgo feroz en la formación de coaliciones y para su defensa poderosa para proteger el río Cautín y el territorio mapuche. Él ha sido un defensor firme para su pueblo y para la tierra y los ríos y merece la atención y el respeto de la comunidad internacional. Hoy, él se encuentra encarcelado en Chile. Nosotros creemos que es como consecuencia de su activismo. Esperamos que las autoridades chilenas respeten sus derechos, retiren los cargos y lo liberen de la cárcel”, declaró de Ilan Kayatsky, Director de Comunicaciones de Goldman Environmental Prize (o Premio Medioambiental Goldman).
Solo un habitante del territorio que hoy conocemos como Chile ha recibido el denominado Premio Verde Alternativo. Fue en 1997 cuando el actual presidente de la ONG Ecosistemas Juan Pablo Orrego, se adjudicó el reconocimiento internacional por su labor en defensa de las comunidades pehuenches en la región de Biobío.
Fue fundador y coordinador del Grupo de Acción por el Biobío, que organizó una serie de protestas contra los daños medioambientales que produciría la construcción de centrales hidroeléctricas Pangue y Ralco.
También se le otorgó el Premio Goldman al Medioambiente a la coordinadora del Consejo de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh) y defensora de los derechos del pueblo lenca, Berta Cáceres.
Recordemos que, en marzo de 2016, fue ultimada a disparos por hombres armados que irrumpieron a su casa de residencial, a pesar de estar bajo el régimen de medidas cautelares solicitadas al Estado de Honduras por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), precisamente por amenazas recibidas.