En julio del 2009 recibió en Santiago de Chile al canciller de la República saharaui Salem Ould Salek, responsable de Relaciones Internacionales del Frente Polisario.
Luego del encuentro con el alto representante saharaui, Altamirano decidió salirse de su autoimpuesto silencio político y tomó la decisión de enviarle una carta a la entonces presidenta Michelle Bachelet para solicitarle el “reconocimiento por parte del Estado chileno de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), y el consiguiente establecimiento de relaciones diplomáticas.”
Su solicitud a la Presidenta de Chile la basaba en un “acto de coherencia con el derecho a la autodeterminación de los pueblos y a la lucha por la descolonización establecida por la Carta Magna que constituye las Naciones Unidas”.
La carta dirigida a Bachelet, entregada en el Palacio de la Moneda el 4 de agosto del 2009, describía y enumeraba numerosos Proyectos de Acuerdos de la Cámara de Diputados y diversas gestiones de senadores realizadas desde septiembre de 1999 a julio de 2009, solicitando a los Presidentes del Chile de la post dictadura el reconocimiento a la República Saharaui y el establecimiento de relaciones bilaterales.
Altamirano señalaba en su carta a la Presidenta, que con el reconocimiento de la RASD por parte de Chile “nuestro país contribuye así a sumar fuerzas para el cumplimiento de los Acuerdos de Paz y de autodeterminación, establecidos por diversas resoluciones de la Asamblea General de la ONU y de su Consejo de Seguridad con el objeto de materializar el Referéndum de Autodeterminación para el Sáhara Occidental, referéndum que a la fecha todavía es bloqueado por el ocupante.”
Recordando su propia vivencias de exilio y persecución, el autor de la misiva señalaba que “como usted bien sabe, Presidenta, los chilenos conocimos la solidaridad internacional y del propio pueblo saharaui en momentos difíciles en que buscamos recuperar nuestra democracia y dignidad. El pueblo saharaui requiere, sin dilaciones y con nitidez, de nuestra solidaridad y reconocimiento”.
Hace 10 años en su carta a la entonces Presidenta de Chile, Altamirano pasaba revista a 10 años previos de diversas y numerosas gestiones y resoluciones de parlamentarios y dirigentes políticos y sociales solicitando a los Jefes de Estado el reconocimiento de la República Arabe Saharaui democrática por parte del Estado chileno.
Durante más de 20 años organizaciones sociales, de trabajadores, intelectuales académicos, artistas, parlamentarios y dirigentes de fuerzas políticas de un amplio espectro han solicitado el reconocimiento de la República saharauis y el establecimiento de relaciones diplomáticas.
Carlos Altamirano Orrego ha fallecido recientemente. Su rol en un momento histórico de Chile generó intensas polémicas ideológicas y políticas, lo que lo llevó a tomar la decisión de marginarse de la política luego de su regreso del exilio. Sin embargo, la lucha heroica del pueblo saharaui por su autodeterminación e independencia, lo hizo hacer un alto en su propia decisión de automarginarse de la política contingente para dirigirse a la Presidenta de Chile solicitándole el reconocimiento de la República Árabe Saharaui Democrática en su lucha por conquistar su plena independencia por vía pacífica a través de la realización del Referéndum de Autodeterminación, el que sigue siendo bloqueado por la colonialista monarquía de Marruecos con la complicidad de su aliado el gobierno francés.
Hoy, cuando se cumplen 56 años de la Constitución de la Organización de la Unidad Africana antecesora de la Unión Africana de la cual la República Saharaui es fundadora e integrante, el Sáhara Occidental sigue siendo en África, y en pleno siglo XXI, la última colonia sin conquistar su independencia.
La carta enviada por Altamirano no tuvo respuesta.
El reconocimiento a la RASD por parte del Estado de Chile en apoyo a la lucha por la autodeterminación e independencia de los saharauis sigue pendiente.