Ninguna de las dos tenistas había jugado nunca una final de Grand Slam. Para la australiana lo máximo a lo que había llegado eran cuartos y para la checa, octavos. Era pues una final inesperada e inédita que solventó la favorita de forma bastante cómoda.
“Muchas gracias al público porque son unos verdaderos apasionados, muy entusiastas y me encanta jugar aquí”, dijo tras recoger la copa.
“Gracias a mi equipo porque han sido las dos mejores semanas de los últimos tres años pero solo es el principio y lo vamos a celebrar esta noche”, declaró una exultante Barty que desde 2013 a 2016 dejó el tenis profesional para dedicarse al cricket y que en los últimos meses está protagonizando una ascensión espectacular en los grandes torneos.
Fue octavo finalista en el Open de Estados Unidos en 2018, cuarto finalista en el Abierto de Australia de este año y vencedora de Roland Garros 2019.