Deporte y actividad física en Chile: los niños primero, las niñas al último

  • 28-06-2019

La destacada participación de la selección femenina en el mundial de fútbol permitió demostrar cómo el género se interpone en todas las esferas de la vida, incluido el ámbito deportivo. Especialmente, porque pese a todos los beneficios que han sido reportados de la actividad física, los avances por la incorporación del género femenino en su práctica han sido extraordinariamente lentos, por no decir inexistentes.

Fomentar el deporte y la práctica de actividad física en las niñas no se trata sólo de promocionar eventos masivos con fines recreativos; es salud, es educación, es una forma de ver la vida y organizarse. Debe ser entendido como un derecho, ya que es un espacio donde se entrecruzan lo social, lo económico y lo político. Incluir un enfoque de género en las políticas de actividad física y deporte significa garantizar la plena igualdad de acceso, participación y representación de las mujeres en todos sus espacios, incluidos los que implican responsabilidad y decisión.

Este problema se ha descrito ampliamente en distintas encuestas y estudios sobre la práctica de actividad física en nuestro país, develando cómo mujeres y hombres tienen una relación distinta con la adopción de estilos de vida saludable desde la niñez.

Por un lado, la Encuesta de Actividades de Niños, Niñas y Adolescentes desarrollada por el Ministerio de Desarrollo Social muestra la diferencia que hay en el porcentaje de la población de 5 a 17 años que hace deporte o actividad física entre ambos géneros. Mientras que un 73% de los hombres lo hace, solo un 47% de las mujeres tiene esta costumbre. Por otro lado, se ha evaluado la actividad física en niños y niñas de 49 países I(Active Healthy Kids Global Alliance,AHKGA), el cual describe a Chile en el penúltimo lugar. Nuevamente son las niñas quienes se encuentran en desventaja.

Estas cifras se ven reflejadas en el patio de los colegios, donde son los niños quienes se apoderan de este espacio durante los recreos, siendo una manifestación de lo masculinizado que es el espacio público. Asimismo ocurre con el tipo de deportes que se practican, dado que existe un concepto generalizado de que hay deportes más masculinos que femeninos.

Propuesta del gobierno

¿Cuáles son las estrategias que se han implementado sobre ese tema? Pese a estos alarmantes datos, el programa “Elige vivir sano” que se implementó el año 2011 bajo el mandato del Presidente Sebastián Piñera, no ha sido capaz de visibilizar, ni menos de corregir estas desigualdades. A su vez, en Abril de este año, el Ministerio del Deporte lanzó el programa “Crecer en movimiento”, el cual tiene por objetivo fomentar la actividad física en la etapa preescolar y escolar. Lo que podría haber significado una oportunidad para introducir estos cambios termina siendo más de lo mismo. Si a lo anterior, le sumamos el reciente acuerdo del Consejo Nacional de Educación (CNDE), que elimina la obligatoriedad de educación física en el currículum escolar, esta medida se transforma en una medida que sólo contribuye a profundizar la brecha de género existente en educación.

Esta falta de voluntad política demuestra un sesgo ideológico, pues transgrede la evidencia y recomendaciones internacionales destinadas a generar condiciones necesarias que permitan alcanzar el grado máximo de salud.

Deporte y actividad física para disminuir la brecha de género

Por lo anterior, el deporte se convierte en una vía para el lograr la equidad de condiciones que favorezcan el aprendizaje social y la adquisición de hábitos saludables.

Reducir la inactividad física disminuye diferencias injustas en salud, pues se mitigan factores que favorecen la dependencia y enfermedades de alta prevalencia a nivel nacional. Las iniciativas enfocadas en la promoción de una vida activa tienen que considerar todos los factores contextuales que determinan la posibilidad de optar a una vida más saludable, como la clase social, la etnia y el tipo de educación que reciben niñas y mujeres.

Por otro lado, a través de la actividad física y el deporte se desarrollan capacidades como el liderazgo, la autoestima y la seguridad en sí mismo, transformándose de este modo en un medio de participación social para las niñas.

Estudios revelan que la práctica deportiva se relaciona con el desarrollo de rasgos personales referidos al desarrollo social y ciudadano. En este contexto, son muchas las niñas en el país que quedan al margen de la práctica deportiva y, consecuentemente, de las oportunidades de desarrollar a través de ésta cualidades sociales y democráticas.

A través de la discusión sobre el uso del tiempo libre, estereotipos y educación no sexista se puede entender la actividad física como un estilo de vida, en tiempos en que esta se promociona como un medio para mejorar la salud, pero que sabemos en su mayoría es el género masculino quien goza de sus beneficios.

Generar las condiciones necesarias para que niñas y mujeres puedan acceder a la actividad física y el deporte, es un derecho que debe ser garantizado. De este modo, los colegios y la educación superior son el contexto propicio que debemos aprovechar para diseñar políticas públicas que permitan reorientar su promoción y encaminarnos hacia un desarrollo inclusivo.

 

 

La autora es Estudiante de Kinesiología y pertenece al Núcleo en Desarrollo Inclusivo de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile

 

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

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