A principios de marzo, el arquitecto Fernando Pérez Oyarzún asumió la dirección del Museo Nacional Bellas Artes (MNBA) en medio de un complejo ambiente. Entonces, las relaciones entre funcionarios aparecían resquebrajadas a raíz de la salida del ex director, Roberto Farriol, mientras, desde la ciudadanía se miraba con distancia la propuesta curatorial de la entidad.
No obstante, a casi cinco meses de su arribo, el escenario parece ser otro. El mismo Pérez reconoce que los roces se han superado “poco a poco” y que prefiere ser prudente con la situación, ya que considera que es necesario concentrarse en los debates próximos del museo.
“Si bien sé, en general, los problemas que aquejaron al museo, no conozco sus detalles y he sido enemigo de centrarme demasiado en el pasado. Lo fundamental es mirar el futuro, levantar la vista y darse cuenta de que hay una tarea muy importante que asumir y que tiene unas espaldas históricas muy fuertes. Confío en que eso se va a lograr, que la calidad del Museo se va a imponer”, dice.
En esa línea, Pérez ve con entusiasmo la celebración de los 140 años del museo que se conmemorarán en 2020. A ello se suman otros proyectos como la renovación de la colección permanente del espacio y un proyecto de infraestructura.
“Éste ha sido un periodo de descubrir la magnitud de la tarea, pero si permanecemos fieles a las directrices de poner el Museo en el siglo XXI, desde lo social, hasta lo tecnológico, pasando por lo artístico y articulando todo el personal del museo, que tiene mucha calidad, quizás logremos que este transatlántico se mueva un poco y apunte a un puerto distinto”, comenta.
Personalmente, ¿cómo ha sido para usted asumir la dirección del Bellas Artes?
El cambio ha sido muy fuerte. Soy flexible, me adecuo rápido y éste ha sido un periodo de instalación. Sólo llevo sólo cinco meses lo que, para los 140 años del museo, es una gota en el océano. Pero siempre he querido mucho este lugar, siempre he sido muy cercano, de manera que no ha sido como una sorpresa absoluta.
¿Cómo ha sido asumir esta tarea en medio del conflicto que aquejó al museo?
Mi lema ha sido el reconocer las cualidades de las personas que trabajan en el museo y ofrecerles oportunidades de desarrollo, pensando que no son sólo piezas de una máquina que hace funcionar algo bien, sino que cada uno de ellos, tiene que crecer, desarrollarse y tener oportunidades en todos los niveles del museo. Confío que siendo persistente con una actitud de ese tipo se vayan, poco a poco produciendo algunos cambios de cultura interna que puedan ser beneficiosos para el Museo. Hay que seguir adelante. Lo que necesitamos, para que todo eso sea posible, y confío en que lo consigamos, es el apoyo de tanto público, institucional como privado.
Actualmente, el Museo funciona de acuerdo al Ministerio de las Culturas. ¿Cómo ha sido para ustedes ese proceso?
No tengo mucho punto de comparación con el periodo anterior. Pero diría lo siguiente: este museo forma parte del Servicio del Patrimonio que hereda a la ex Dibam y, en ese sentido, hay un conjunto de cosas que se mantienen. Por otra parte, se decidió que los museos estén dentro de la Subsecretaria del Patrimonio, pero, al mismo tiempo, estamos muy cercanos a la producción artística que tiene que ver con la Subsecretaría de Cultura. Pero, no he visto grandes problemas. Ha sido una relación fluida. Afortunadamente, tenemos un Ministerio de las Culturas que debería significar que la cultura tiene un papel muy importante. He insistido mucho en el hecho de que hay un desarrollo con cultura y un desarrollo sin cultura, caricaturizando un poco, pero si no nos preocupamos de que la cultura esté en el corazón de ese desarrollo, ese desarrollo va a tener deficiencia y en eso el Museo debe jugar un rol y requiere de un apoyo importante y significativo.
Uno de los debates que se ha planteado respecto del Museo es la necesidad de incorporar temas ligados a, por ejemplo, el ámbito indígena e incluso de la mujer. ¿Cómo el Museo se ha hecho cargo de estos temas de interés ciudadano?
La manera más fácil de reaccionar es como ya se ha hecho: a través de las exposiciones transitorias. Un segundo elemento es evaluar la presencia de esos temas en la colección permanente y, un tercero, es darle prioridad a ese tipo de cosas en las adquisiciones y en el desarrollo de la colección. Está en nuestras tareas explicitar poco a poco una política de desarrollo de las colecciones y una política de exposiciones. Una de las cosas que es de discusión permanente es qué debe exponer el museo, a qué le debe dar prioridad y qué cosas deben estar en su colección.
¿Cómo hoy el Museo conserva su acervo?
Los depósitos están en una condición que no es amenazante para las obras, en parte por las condiciones naturales que tienen éstos, es decir, en lugares que tienen pocas oscilaciones de temperatura y buenas condiciones materiales, pero todavía nos falta bastante como para tener unos depósitos realmente del siglo XXI y que puedan ser también una inspiración para los depósitos que se hagan en distintas regiones de Chile. Además, se está contratando un equipo de conservación que tiene que ocuparse del estado de las obras. Durante todo ese tiempo, el Museo se ha ido desarrollando y enriquecido su colección, que tiene, más o menos 5 mil 500 piezas, lo que es una colección importante, incluso a nivel internacional.
¿Está pensando en una ampliación de las instalaciones?
Eso se está pensando desde hace 40 años y se han intentado diversos proyectos sin mucho éxito, pero, efectivamente, necesitamos ampliar las instalaciones del Museo que tiene un magnífico edificio, en una magnífica localización. Todos los edificios antiguos, con el tiempo, se van alterando en su funcionamiento y este edificio ha tenido que resistir un crecimiento para el cual no estaba preparado, porque no fue pensado de esa manera. Dentro de ese proyecto de infraestructura el acondicionamiento de las obras sería un capítulo importante. Además, el museo tendrá que adecuar su mecanismo de seguridad.
Otra cuestión importante es poder recuperar una exhibición permanente de la colección del museo. Eso es súper central y no es una tarea para un día o dos, es una tarea difícil. ¿Cómo se hace eso? En parte tiene que ver con las dificultades de infraestructura del Museo. O sea, en este momento, el museo tendrá expuesto entre el 1 y el 2 por ciento de su colección y quizás sería una cifra a aspirar, el exponer un orden del 10 por ciento de la colección y, por otra parte, el Museo ha ido incrementando las solicitudes para exposiciones transitorias de artistas que quieren exponer en el Museo.
¿Cómo el Museo conmemorará sus 140 años?
Eso es algo que me gustaría reservar. Pero sí se va a realizar un conjunto de actividades, algunos anuncios en infraestructura y publicaciones.
¿Alguna obra en particular que pueda ser rescatada del acervo?
La colección es como una cantera que va siendo estudiada por los curadores y que se sigue redescubriendo. Recientemente, hubo una exposición de arte japonés que ahora está en Valparaíso, pero estamos planeando una exposición que estaba pensada para 1973 y que nunca se realizó. También, hay una iniciativa del grupo de amigos del Museo por restaurar el cuadro Los canteros de Pedro Lira, que es de grandísimo tamaño.