Woodstock: la historia de un desastre financiero

Hace cincuenta años, entre el 15 y el 18 de agosto de 1969, se celebró el Festival de Woodstock, un encuentro mítico de la cultura hippie de los años sesenta. En total, fueron tres caóticos días y noches de "música y amor" que marcaron el mundo y el siglo XX, pero que también arruinaron a sus organizadores.
  • RFI
  • 17-08-2019

Hace cincuenta años, entre el 15 y el 18 de agosto de 1969, se celebró el Festival de Woodstock, un encuentro mítico de la cultura hippie de los años sesenta. En total, fueron tres caóticos días y noches de "música y amor" que marcaron el mundo y el siglo XX, pero que también arruinaron a sus organizadores.

El anuncio cayó bruscamente el pasado 31 de julio: el gran concierto del 50° aniversario del legendario Festival de Woodstock, celebrado entre el 15 y el 18 de agosto de 1969, fue cancelado. Esto debido, entre otras cosas, al retiro del principal socio financiero Amplifi Live y a la negativa de muchos municipios de acoger el evento.

Tampoco fue fácil organizar el Festival de Woodstock hace medio siglo, ya que, entonces, el proyecto se convirtió en un abismo financiero para sus organizadores: en su origen, cuatro jóvenes estadounidenses reunidos para hacer negocios.

Un proyecto en busca de beneficios

Tendemos a olvidarlo: el hecho más significativo de la cultura hippie y de protesta en las décadas de 1960 y 1970 fue originalmente un proyecto abierta y honestamente capitalista. A principios de enero de 1969, John Roberts y Joel Rosenman, de 24 años ambos, publicaron un anuncio en el Wall Street Journal, en el que se presentaron como “dos jóvenes con capital ilimitado en busca de oportunidades de inversión y otras propuestas de negocio”.

Tras la publicación de este anuncio, Roberts y Rosenman conocieron a dos jóvenes hippies idealistas expertos en la promoción de conciertos: Michael Lang y Artie Kornfeld. Mientras los dos primeros socios tuvieron la intención de enriquecerse con la producción de un programa de televisión, su asociación con Lang y Kornfeld los llevó a considerar la adquisición de un estudio de grabación, Media Sounds, ubicado en la pequeña y tranquila ciudad de Woodstock, en el estado de Nueva York.

Para comprar el estudio, los cuatro cómplices necesitaron dinero. Y la mejor idea que se les ocurrió fue organizar un festival que reuniera a todos los mejores artistas del momento.

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“Las pérdidas fueron de unos 10 millones de dólares”

La joven empresa Woodstock Ventures Inc. chocó con las negativas de los municipios, entre ellos Woodstock, que rechazaron la idea de recibir a 50 mil “beatniks peludos”. Por 50 mil dólares, los organizadores invirtieron en casi 250 hectáreas de campos arrendados a un agricultor llamado Max Yasgur, en Bethel, cerca de Woodstock. A esto se añadió 75 mil dólares para la restauración del sitio después del festival.

Además de los campos, fue necesario prometer a los artistas un salario decente. Los organizadores no dudaron en pagar un poco más de lo habitual ofreciendo 15 mil dólares (unos 90 mil euros hoy) a cada artista. Jimi Hendrix se conformaría con 18 mil dólares, lejos de los 50 mil que exigía.

El festival reunió a nombres como Jimi Hendrix, The Who, Janis Joplin, Grateful Dead, Creedence, Santana, Jefferson Airplane, Joe Cocker, Joan Baez…. Esto bajo una lluvia torrencial que rápidamente transformó los campos en una enorme piscina de lodo, como señal del pantano financiero en el que se sumirán luego Roberts, Rosenman, Lang y Kornfeld.

“Pensábamos montar el espectáculo y disfrutar tranquilamente de los beneficios, pero con lo que siguió, se convirtió en una locura, en la desgracia de toda una vida”, dijo Joel Rosenman a la revista musical Classic Rock el año pasado.

“Decir que Woodstock fue un abismo financiero es una forma suave de decir las cosas. Si se ajustan las deudas con la evolución de la inflación, las pérdidas fueron de unos 10 millones de dólares”, confesó.

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Once años para pagar las deudas de Woodstock

Menos de una semana antes del festival, los equipos de instalación advirtieron que no se cumplirán los plazos. En otras palabras, hubo que elegir entre terminar el escenario o instalar las barreras.

Ante una elección tan difícil, los cuatro socios optaron por un concierto gratuito, lo que aumentó el número de visitantes: se necesitaron, entonces, recursos adicionales, más helicópteros para transportar más alimentos y equipamiento. Los 50 mil participantes esperados se convirtieron en cerca de medio millón en tres días.

Al cabo de estos tres días, reunidos con su banquero, los socios entendieron que este increíble éxito cultural no podría esconder el desastre financiero.

Artie Kornfeld había llegado a un acuerdo de última hora con los estudios Warner Bros para que filmaran el evento: en el equipo estaba un tal Martin Scorsese. En su desesperación, los organizadores vendieron los derechos por 100 mil dólares.

De esta forma, Woodstock recibió el Oscar al Mejor Documental en 1970. Diez años después, Warner Bros ya había ganado 500 millones de dólares con la película y el triple vinilo, según los cálculos de la revista Rolling Stone. Por su parte, Woodstock Ventures Inc. sólo pudo liquidar sus deudas en 1980, 11 años después del festival.

Desde entonces, la compañía sigue sacándole provecho a la leyenda, ya que posee la propiedad intelectual del nombre y del famoso logotipo de la paloma sobre la guitarra. Para este 50° aniversario, comercializaron marihuana de marca Woodstock en los estados estadounidenses que permiten el cannabis recreativo

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