Antes de que la Formula 1 se convirtiera en la principal categoría del automovilismo mundial y mucho antes de que Eliseo Salazar compitiera en el gran circo del deporte tuerca, un chileno destacó en el deporte motor, transformándose en uno de los mejores pilotos del mundo: Juan Zanelli.
Su vida y su carrera pasaron de manera inadvertida en nuestro país. Solo una nota en El Mercurio en 1933 cuando se impuso en el Grand Prix de Cataluña (es el único chileno que ha ganado una carrera en este tipo de competencias en la historia) dio a conocer la existencia de este iquiqueño que desarrolló toda su carrera en el viejo continente.
No fue sino hasta el año 2007, cuando gracias a la investigación que realizó el abogado chileno, Rodrigo Velasco, en el libro “Coche a la vista”, pudimos conocer más de la vida de este piloto de carreras que despuntó en las competencias del Grand Prix europeo.
En los años 20 y 30 el automovilismo era una empresa que solo unos pocos valientes podían emprender. No solo se necesitaba una cuota importante de arrojo considerando las escasas medidas de seguridad que presentaban estos bólidos que ya eran capaces de alcanzar velocidades importantes, sino que además se requería de un importante caudal financiero para poder contar con algunas de estas máquinas que revolucionaban la industria automovilística en aquella época.
Zanelli, que si bien nació en el seno de una familia acomodada en nuestro país, no poseía de los recursos como para poder costear una práctica de este tipo. Viajó a terminar sus estudios a Suiza y luego de muchas idas y venidas, se radicó en Niza en el puesto de Cónsul.
Su afición por el automovilismo y su simpatía, como relata el libro “Coche a la vista”, le permitieron crear lazos dentro de la aristocracia europea y acercarse al mundo del automovilismo deportivo. Gracias a su amistad con los hermanos aristócratas franceses, De Vizcaya, quienes eran a su vez amigos de Ettore Bugatti, logra hacerse con una de estas máquinas, de segunda mano, pero que con unas cuántas refacciones le permitieron competir, a partir de 1929, en el Grand Prix con una máquina relativamente competitiva.
Su primera victoria en Le Mans
El 2 de junio de 1929, Juan Zanelli consigue su primera gran victoria en el Grand Prix. Pero dicha competencia comenzó mal para el chileno, su Bugatti recauchado se fundió antes de iniciar la carrera y a última hora convenció al Barón Philippe de Rothschild para que le vendiera uno de sus autos.
Con este nuevo vehículo logró competir y no solo eso, ganó la carrera y quizás lo más importante, el premio, dado que la recompensa para el ganador era, ni más, ni menos un lujoso y flamante Bugatti deportivo Grand Prix.
Gracias a este nuevo bólido Zanelli se convierte de inmediato en uno de los pilotos protagonistas del escenario europeo y su consagración definitiva llega en 1933, cuando gana por primera vez una prueba oficial del campeonato Grand Prix al imponerse en el Gran Premio Penya Rhin de Catalunya derrotando a pilotos como Marcel Lehoux, Tazio Nuvolari y Jean Pierre Wimille, todos ellos protagonistas estelares del automovilismo deportivo mundial.
La trascendencia del Grand Prix en aquellos años es solo comparable con lo que hoy significa la Formula 1 a nivel mundial, por eso, el logro que consiguió Zanelli en el año 1933, es hasta el día de hoy, la mayor hazaña del automovilismo deportivo nacional.
La Segunda Guerra Mundial y su resistencia contra los nazis
En su investigación, el abogado Rodrigo Velasco conoció más de la vida de Juan Zanelli, no solo lo deportivo, sino que también aspectos del diario vivir como por ejemplo saber que se había casado con la bailarina Raymonde Picard, mujer con la que tuvo dos hijos en Francia.
Pero Zanelli vivió en una época convulsa, donde los regímenes totalitarios amenazaron Europa al punto de llevar a ese continente y al mundo en uno de los enfrentamientos más devastadores que ha conocido la humanidad: la Segunda Guerra Mundial.
Hitler veía en el automovilismo otra de las vías para demostrar la supuesta superioridad de Alemania. Por eso invirtió fuertemente para desarrollar Mercedes Benz y Auto Unión para tomar cada vez más fuerza en este mundo.
Cuando la Alemania Nazi invadió Francia, Zanelli, opositor reconocido del régimen fascista, se unió a la Resistencia Francesa y durante un enfrentamiento en 1944 en la ciudad de Toulouse, falleció bajo las armas alemanas.
En Chile esta noticia no se conoció, no hubo homenajes a la figura de Zanelli, ni nada por el estilo. Al contrario, su figura permaneció en el olvido hasta hace pocos años cuando un abogado escuchó una historia suelta de un piloto que había ganado una prueba del Grand Prix en los años 30, la historia que finalmente se convertiría en un testimonio sobre la vida de uno de los mejores en la historia de nuestro deporte: Juan Zanelli.