Nuevamente los canales de televisión –y los medios de comunicación en general- están en el centro de las críticas a raíz de la cobertura informativa de las movilizaciones ciudadanas.
Un fuerte énfasis en los hechos delictuales, los saqueos, incendios y destrucción de propiedad pública y privada, han ocupado gran espacio de los noticieros durante los últimos días.
Este domingo, por ejemplo, al menos dos canales de televisión estuvieron transmitiendo simultáneamente y por largos minutos el trabajo de los “chalecos amarillos”: vecinos que se organizan para proteger sus barrios ante la ola de saqueos en distintos sectores de la capital.
Una situación que, si bien es cierta y puede concitar gran interés público, responde a hechos aislados y proporcionalmente menores en relación a las masivas y pacíficas protestas que se registran tanto en Santiago como a nivel regional.
A esto se suman las cuantiosas imágenes de supermercados y locales comerciales destruidos, almacenes que no dan abasto, escasez de alimentos y bencineras sin combustible, lo que ha alimentado el nerviosismo e incluso desesperación de quienes se informan, principalmente a través de la televisión abierta.
También han abundado en los distintos medios de comunicación expresiones que apuntan a la criminalización de quienes se manifiestan en las calles a través de calificativos como “inadaptados” o “antisociales” replicando con ello la línea discursiva de las autoridades en lugar de hacer un contrapunto o al menos utilizar un lenguaje neutro.
Pero no sólo las imágenes o el lenguaje dan cuenta de una mirada sesgada y que, muchas veces parece alineada con los intereses de la élite, sino que también las omisiones o falta de algunas voces y actores que aporten una perspectiva diferente a la de los discursos oficiales.
Si bien, dicho escenario no es algo nuevo, sino que, por el contrario, se repite en cada marcha o movilización que termina con algún tipo de incidente o desorden público, sí es especialmente preocupante al tratarse de una situación inédita en nuestro país, en donde los medios debieran procurar informar con la máxima responsabilidad.
Es así como diversos actores ligados al mundo de las comunicaciones se han pronunciado críticamente respecto de la cobertura sesgada, y a ratos sensacionalista, de algunos medios.
Tal es el caso de la escuela de Periodismo de la Universidad de Chile, desde donde manifestaron a través de un comunicado su “malestar ante la cobertura y tratamiento mediático que han realizado los canales de televisión abierta respecto al momento difícil que está pasando el país”.
Además, hicieron un llamado a los medios “a cumplir con la exigencia ética y social que la profesión nos convoca, con un tratamiento plural y ético que no considere solamente las fuentes oficiales, sino a todas las voces”.
Misma opinión posee el Colegio de Periodistas de Chile. Su presidenta, Margarita Pastene en conversación con nuestro medio, expresó su preocupación “por el cerco informativo, no se puede centrar la entrega informativa a partir del vandalismo, los saqueos y de cosas que son marginales respecto del tremendo y profundo sentido que tiene la movilización ciudadana”.
En ese sentido la dirigenta gremial recalcó que “los medios de comunicación como siempre están tratando de encubrir una realidad que es la que estamos viviendo todos y todas y sentimos que hay que dar un vuelco a esto; no podemos seguir en esta lógica de informar de manera equivocada y con una línea editorial que se ajusta más a los intereses del gobierno de Sebastián Piñera que a los intereses de la ciudadanía”.
Esta vez, los grandes medios de comunicación han sido apuntados como parte del problema. Como parte de la injusticia de Chile.