Pensar en una nueva Constitución

  • 01-11-2019

“El futuro de ayer y el futuro de hoy”, es el título de un libro de Juan Parrochia publicado en 1987, que se me instala al momento de iniciar la escritura de esta columna. La escritura y el ánimo de Juan Parrochia se vio bastamente perturbada por la implantación del modelo neoliberal en Chile.

Transcurridos cincuenta años de la propuesta de una red de Metro de 15 líneas que el urbanista y arquitecto Juan Parrochia formulara al gobierno de Frei Montalva, da lugar a reflexionar sobre cuáles deberían ser los contenidos en materia de desarrollo urbano en una nueva Carta Fundamental o Constitución que Chile reclama con fuerza y claridad hoy.

Sin duda ha quedado demostrado en estos días, una vez más que el transporte y la movilidad ciudadana son un factor estratégico para el funcionamiento del país. También parece ser que el rol del estado y de la soberanía ciudadana en un país como el nuestro, que arrastra desigualdades de tres siglos, desde la emergencia de nuestro mestizaje, como lo comenta el Premio Nacional de Historia Gabriel Salazar, es una cuestión imprescindible.

Es así como “El futuro de ayer y de hoy” se nos proyecta con una columna vertebral prístina ineludible e impostergable que nos conduzca hacia una nueva constitución que consagre los Derechos Humanos fundamentales que son la esencia de la crisis a la que asistimos hoy.

Pensar en la nueva Constitución desde la ciudadanía y desde la planificación urbana y desde el desarrollo regional es pensar en la garantía constitucional de tener la libertad de educarnos gratis escuchando nuestras vocaciones, es tener la libertad de escoger una formación superior que acoja nuestras vocaciones sin tener que enfrentar la miseria de enfrentar un mercado ideologizado más que una universidad y que ello sea garantía para todos los ciudadanos del territorio chileno a cualquier edad.

Pensar en la nueva Constitución desde la ciudadanía y desde la planificación urbana y desde el desarrollo regional es pensar en la recuperación de las artes, la filosofía y la historia en nuestras formaciones en las enseñanzas básicas, medias, técnicas y superiores.

Pensar en la nueva Constitución desde la ciudadanía y desde la planificación urbana y desde el desarrollo regional es pensar en el derecho de cada territorio a conocer los elementos ordenadores de sus barrios y comunas, participando efectivamente en sus objetivos, normas y diseños, dibujándolos, cuidándolos y construyéndolos en comunidades es pensar también en el goce y disfrute de norte a sur y de cordillera a mar de nuestro territorio nacional por todos.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

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