El malestar que genera la figura de Roman Polanski sigue presente en la sociedad francesa y se manifiesta en cada aparición del célebre director de cine. La salida en salas de su última película, J’accuse (Yo acuso) no ha sido una excepción. Al contrario, ha estado envuelta por una nueva acusación, esta vez por parte de la fotógrafa Valentine Monnier, quien asegura hacer sido violada por Polanski en 1975.
El martes por la noche, un grupo de manifestantes feministas se agolpó en el cine Le Champo del Barrio Latino de París para impedir la proyección en preestreno de la cinta. “Polanski violador” gritaban a las afueras de la sala, al tiempo que algunos llevaban pancartas donde se podía leer “en el cine se glorifica a los violadores”. Los responsables del cine finalmente decidieron anular la proyección.
La promoción de J’accuse, cinta que fue galardonada con el Gran Premio del Jurado del Festival de Venecia, también se ha visto afectada. Los principales actores, Jean Dujardin y Emmanuelle Seigner, la compañera sentimental de Polanski, anularon sus respectivas apariciones en la televisión.
J’accuse es un thriller de espionaje sobre el mayor escándalo de la Tercera República francesa, el “affaire Dreyfus”, que sacudió a la sociedad durante doce años, de 1894 a 1906. Este caso, que marcó un hito en la historia de Francia, tuvo como origen una sentencia judicial de corte antisemita contra el capitán judío Alfred Dreyfus.
Roman Polanski por su parte personifica el escándalo más estruendoso del cine francés en las últimas décadas, aparecido mucho antes de la irrupción del #MeToo. El multipremiado director de cine franco-polaco es objeto de tres acusaciones por violación.
La más reciente es la de Valentine Monnier, cuyo testimonio se hizo público pocos días antes del estreno de J’accuse. Monnier asegura que Polanski la golpeó y violó en un chalet en Suiza, cuando tenía 18 años, hechos que prescribieron para la justicia francesa. Polanski ha negado estas acusaciones, se considera “un perseguido”.