Desde su presentación, en agosto de 2018, el llamado “Museo de la Democracia” -que posteriormente fue señalado como una “Sala de la Democracia”- enfrentó una serie de críticas. Si en un principio los cuestionamientos acusaron que detrás del proyecto había una intensión negacionista respecto de la historia nacional, más tarde el debate apuntó a cómo el espacio se haría cargo del relato del mundo indígena y feminista, entre otros.
Sin embargo, el pasado martes, la discusión fue pausada. Esto, porque la ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Consuelo Valdés, anunció la interrupción de la iniciativa.
“El Presidente ha escuchado las sensibilidades respecto de esta iniciativa que está en su programa de Gobierno. Ha evaluado y ha resuelto que no es momento de seguir adelante con este proyecto, pero que sí es urgente abocarnos a la ampliación y modernización general del Museo Histórico Nacional”, dijo.
“Eso significa intervenir más menos unos 6 mil metros cuadrados, que permita exhibir una colección superior al dos por ciento que es lo que se exhibe hoy. Así que eso nos va a permitir saldar una deuda histórica que tenemos con la ciudadanía”, añadió la secretaria de Estado.
Sin embargo, más allá de lo anunciado por la cartera, también existe otro factor relevante: la rebaja de $5 mil millones de su presupuesto original a $2 mil 800 millones. La disminución del presupuesto no es menor. De hecho, para quienes han visto de cerca el proceso, ese es el principal argumento detrás de la suspensión.
Por lo mismo, desde organizaciones como la Asociación Nacional de Trabajadores y Trabajadoras del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural (ANATRAP) son cautos respecto del anuncio.
“Saludamos el gesto, pero también queda claro que esto es una suspensión, es decir, el proyecto no se ha cancelado, por lo que estamos muy preocupados y vamos a seguir con nuestro papel fiscalizador”, señaló Marco Bravo, dirigente del gremio.
Hoy, día internacional d los DDHH, y gracias a las presiones d la sociedad civil y a la denuncia del proyecto por parte de ANATRAP, se anuncia la suspensión d LA construcción de la Galería d la “democracia” Una gran ganancia para toda la sociedad civil! #nomasnegacionismo pic.twitter.com/cUZLe7PuKC
— Anatrap (@Anatrap1) December 10, 2019
En defensa de una idea
“Lo que queremos hacer es una especie de recuerdo, de enseñanza, de lección de la historia democrática de nuestro país”.
Con estas palabras, en agosto de 2018, el Presidente Sebastián Piñera anunció uno de los proyectos culturales más importantes de su programa de Gobierno: el Museo de la Democracia. Éste debía construirse en el edificio de Correos de Chile, vinculándose así con el Museo Histórico Nacional (MHN).
Más tarde, en marzo de 2019, las autoridades comunicaron el cierre del MHN: los trabajos durarían entre dos y tres años. Sin embargo, meses más tarde, el espacio volvería a abrir sus puertas, contradiciendo cualquier informe técnico. El motivo detrás habría sido, precisamente, acelerar los trabajos del llamado “Museo de la Democracia”.
Bajo esa línea, el dirigente de ANATRAP, Marco Bravo, sostuvo que es “incomprensible” el hecho de que el Gobierno haya insistido, en más de una oportunidad, con el “Museo de la Democracia”, sobre todo, considerando que, desde hace años, el Museo Histórico Nacional debía iniciar su remodelación.
Ante ello, señaló que el Ejecutivo ha intentado hacer una suerte de “empate” con el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos. “Aquí hay un capricho autoritario que quiere imponerse a toda prueba. No se ve otra lógica”, sostuvo.
De acuerdo a ello, advirtió que, en la práctica “el Museo de la Democracia es sólo una idea”. “Entonces, cómo uno le responde a la ciudadanía que, habiendo un proyecto completo, con aprobación de recursos, no se lleve a cabo y que otro, que es sólo una idea, tenga toda la voluntad política para financiarse”, puntualizó el dirigente.
Por su parte, Sonia Montencino, Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales 2013, sostuvo: “Ese proyecto como tal debe desecharse, no únicamente ‘suspenderse’ y continuar solo con el trabajo de cambio de guion y estructura del MHN que ya se arrastra por años”.
“Habría sido un despropósito mayor continuar con esa idea. (…) Ya en sus inicios era completamente extemporánea esa Galería, porque conflictuaba o interfería con los nuevos contenidos que se estaban planteando. (…) Los sentidos de realizar ese proyecto debían ser debatidos y reflexionados, pues sus objetivos nunca fueron completamente prístinos”, agregó la investigadora.
Hacia un trabajo colectivo
Arturo Navarro, director del Centro Cultural Estación Mapocho, es uno de los gestores que también ha sido crítico del proyecto del Ejecutivo. Por lo mismo, valoró el anuncio de la cartera de las Culturas: “Era justo y necesario”.
“Sencillamente, la gente no cree que debiera haber un Museo de la Democracia y en ningún formato, sea sala, sea galería. Todos los dardos apuntan a un empecinamiento del Presidente con esto”, dijo.
Para el también periodista, la polémica en torno al Museo también deja en evidencia un debate que deberán enfrentar los centros culturales de cara a la movilización social.
“Estamos en un hermoso proceso histórico en el que tenemos que escuchar a la gente, a los ciudadanos y, obviamente, de esa escucha atenta saldrán los nuevos formatos o las nuevas maneras de hacer cultura”, advirtió.
Con esas observaciones sobre la mesa, tanto dirigentes como gestores culturales esperan que, de retomarse el proyecto, éste sea de la mano de la ciudadanía. Generar, en ese sentido, un relato desde la institucionalidad, sería un nuevo fracaso.