A esta altura del año el cuerpo pareciera pedirnos vacaciones a gritos. Nos cuesta más levantarnos en las mañanas, llegamos con pocas energías a trabajar, nos agobian preocupaciones y la presión final nos irrita más de lo normal. Y aunque la mayoría espera con ansias las fiestas de fin de año, para otros Navidad, Año Nuevo y la organización de las vacaciones conllevan angustias que desencadenan el temido estrés de fin de año.
“En psicología y psiquiatría clínica se habla del concepto de trastorno adaptativo, es decir, cuando una persona tiene una serie de condicionantes ambientales que aumentan el nivel de complejidad frente a las labores que se deben realizar, pero siente que sus capacidades están muy por debajo de lo normal, y tiene la sensación permanente de andar como sobredemandado: esto es lo que gente denomina estrés”, afirmó el psiquiatra del Hospital Clínico Universidad de Chile, Dr. Jaime Solís.
Según el experto, los síntomas generales pueden ser estados de ansiedad, rigidez muscular, dilatación de las pupilas, incapacidad de conciliar el sueño, despertar precoz, falta de concentración, irritabilidad, pérdida de las capacidades para la sociabilidad, estado de alerta, enfermedades de la piel, del aparato digestivo y patologías cardíacas, entre otros.
Los factores estresantes se refieren a aquellas situaciones desencadenantes del estrés. Los que más afectan en esta época son la seguidilla de eventos de fin de año, un quiebre amoroso, la carga laboral, una quiebra económica, un conflicto familiar y tensión ante posibles riesgos o amenazas.
Según el especialista, “se requiere revisar y volver a estilos de vida saludable: una sana alimentación, una cantidad adecuada de horas de sueño, actividad física. Por otra parte, será indispensable contar con una red de apoyo que ayude al paciente a salir adelante”, agregó.
“Para llegar a fin de año en buenas condiciones, debemos partir despacio, no acelerarse ni sobrecargarse de trabajo o compromisos. Aprender a decir que no, realizar tareas realistas y no pretender hacer todo de una vez, expectativas más cercanas a lo real y también se debe tener una actitud más optimista, no amargarse antes de que las cosas sucedan, ni anticipar consecuencias catastróficas”, afirma el Dr. Solís.
Factores que aumentan el estrés
El consumo de café, tabaco y alcohol agudizan los síntomas de esta afección. También hay ciertas conductas que incrementan los niveles de estrés que pueden sufrir las personas, gatillando estados de presión aún más graves.
“La cafeína, el tabaco y el alcohol conducen a una sobreactivación del organismo, que aunque creemos que nos ayuda al permitirnos más tiempo de vigilia y/o una sensación transitoria de relajo, en realidad agudiza el estrés, porque lo que nuestro cuerpo y nuestra mente realmente necesitan es un descanso adecuado“, explicó el experto.
A esto se suma la mala alimentación, que incluso puede acarrear problemas gastrointestinales, como úlceras o estreñimiento, enfermedades que también están asociadas al estrés.
¿Qué hacer entonces para evitar el estrés de fin de año?
En línea con el psiquiatra Dr. Jaime Solís estas son algunas claves para poder hacer frente a los cuadros de estrés de fin de año:
- Organizar adecuadamente el tiempo y los horarios. Esto implica ser realistas en el tiempo que nos toma realizar cada actividad, incluir tiempos de descanso, de comidas, de traslado, etc.
- Contar lo que sentimos y pensamos. Compartir lo que nos pasa nos ayuda a ser conscientes de nuestras emociones y a diferenciar una emoción de otra.
- Aprender a decir que no, para no abarcar más de lo que realmente podemos cumplir.
- Bajar el nivel de exigencia de cara a las fiestas de fin de año.
- Hacer actividad física de forma regular.
- Mantener una dieta balanceada, rica en frutas y verduras; y horarios regulares de comida. Una buena alimentación ayuda a tener mayor concentración y mejor rendimiento.
- Limitar el consumo de cafeína (café, te, bebidas), grasas y azúcares. Evitar fumar y eliminar la ingesta de alcohol. Evitar el uso de tranquilizantes.
- Usar la voluntad para mantener una buena actitud ante la vida: Intentar ser optimista, flexible, tolerante, etc.
- Mantener expectativas realistas tanto de uno mismo como de los demás. Esperar demasiado puede conducir a frustración.