“Vivir en la llamada zona cero te permite construir un punto de vista sin segundas ni terceras fuentes. No es cómodo, pero te conviertes en un testigo privilegiado de todo aquello que los medios de comunicación invisibilizan de las revueltas sociales”, comenzó afirmando el artista visual Arturo Cariceo, quien a pocos días del estallido social, se propuso “dar cuenta artísticamente del sentimiento provocado por la indolencia de quienes detentan el poder”, agregó.
Con la idea fija de realizar un trabajo basado en el complicado contexto social en que se encuentra el país, Arturo Cariceo se preguntó cómo poder dar cuenta de “la falta de empatía de la élite con la crisis de los derechos humanos tras el estallido social: las víctimas de tortura sexual, heridas oculares, personas muertas y heridas por la acción de agentes del Estado. Sin obviar, mi percepción crítica del arte político contemporáneo chileno después del 2011 y 2019”, afirmó.
Así, surgió El Milagro de Chile (un título utilizado irónicamente, acuñado por los Chicago Boys) que sumado a la ausencia de seguidores y seguidos en la cuenta instagram, remiten a la invisibilización mediática que por estos días se ve en los medios de comunicación de Chile.
“Lo de mi cuenta Instagram obra.invisible no fue fácil, porque la cantidad y tipo de imágenes que utilicé puede ser interpretado como spam, cuestión que me lo hizo saber la red social más de una vez. Lo que tampoco me inquietaba porque las intervenciones de la ciudadanía en la urbe son también spam (mensajes no solicitados ni deseados) para quienes detentan todo tipo de poder”, señaló el artista.
Además de esa intervención, el artista ocluyó su página web www.cariceo.uchile.cl con una bandera negra, también como una forma de plasmar el sentimiento ciudadano: “ante la injusticia e impunidad que prima en quienes detentan poder; en el pragmatismo sin límites de una élite sin escrúpulos; en la mala educación cívica que tiene el 1.118.000 de personas que conforman el sector que se beneficia de la desigualdad en el país y que dictan todo lo que tenemos que hacer. Y, que según mi punto de vista, es al sector que siempre le ha coqueteado el mundo del arte”, manifestó.
El académico, también, se refirió al color negro en que se centra su obra invisible y explicó que “el negro que utilizo no debe ser leído desde el pesimismo, sino desde el orgullo cívico de expresar y comunicar cómo, los millones de chilenos que no se sienten representados por la élite y que conforman las cifras invisibles de abstención electoral, no tolerarán nunca más cualquier tipo de maltrato, ya que el negro también simboliza la ‘Potencialidad pura’ de una sociedad que se reinventa así misma desde nuevos valores culturales y políticos”.
De este modo, El Milagro de Chile es una obra que busca visibilizar lo invisible para los poderes fácticos, ya que lo central de la propuesta es esta doble lectura de la obra que le otorga su fuerza: “la Transformación de Chile (que originalmente iba a ser el título de estas obras), es un ‘duelo’ en distintos niveles expresado en el color negro -la propia apreciación de la sociedad respecto de sí misma; las muertes reales; las nuevas instalaciones artísticas que adquieren más relevancia en la calle que los museos- y, a la vez, esta ‘Potencialidad pura’ que permite reinventarnos constantemente para construir lo que soñamos” dijo el artista.
Grado cero
A través de su obra, este artista visual, también busca constatar que el arte político contemporáneo para él está en decadencia. “El arte político, hoy por hoy, es -por incómodo que parezca- una moda global desde el final de la Guerra Fría. Cuando recorres el perímetro urbano que tiene por centro a la ‘Plaza de la Dignidad’, quedas con la impresión de que el arte político chileno contemporáneo es algo parecido al Informe Big Data”.
Señaló para concluir que “si las movilizaciones del 2011 con sus flashmobs enterraron a las performances artísticas, llevándolas a su grado cero, ahora le tocó el turno a las instalaciones desde octubre del año pasado, donde las huellas y expresiones de la ciudadanía cansada de maltrato, de paso, le dieron parte de defunción a las pretensiones de las instalaciones e intervenciones urbanas artísticas que estabas viendo en museos, galerías y el espacio público. Llevándolas también a su grado cero”.