Donald Trump sigue siendo presidente de Estados Unidos. Pese a los intentos demócratas de destituirlo del cargo, el mandatario norteamericano logro imponerse al impeachment gracias a los senadores republicanos, que son mayoría en el Congreso.
Si bien de antemano se sabía del fracaso de su destitución, la expectación mundial era justificada tomando en cuenta que solo dos presidentes habían pasado por ese proceso: Andrew Johnson en 1868, y Bill Clinton en 1998. Ambos sortearon con éxito el impeachment, igual que Trump.
Antes de su renuncia en 1974, Richard Nixon también debía enfrentar un proceso de impeachment, sin embargo, ante el resultado adverso que tendría, prefirió dimitir con anterioridad.
A diferencia de Nixon, Trump estaba seguro que se mantendría en el cargo y, es más, que saldría fortalecido del proceso en su contra. Así lo sostienen políticos y analistas del orbe, sin embargo, hay quienes creen que, si bien fue una contundente victoria para el presidente estadounidense, no deja de salir fracturado de un proceso que tuvo suficientes antecedentes para destituirlo.
Así lo sostiene el analista internacional y doctor en Ciencia Política, Mladen Yopo, pues sobre Trump quedaría una serie de interrogantes sin respuestas.
“Trump sale victorioso, pero sale fracturado porque, de hecho, siempre queda la duda de cuánto influyó o cuánto rompió las instituciones Donald Trump con las presiones que hizo a Ucrania y que no dejaron, de alguna forma, testificar a John Bolton. Yo creo que hoy hay un panorama confuso donde Trump sale victorioso, pero es una victoria que todavía no logra cimentarse, a pesar de que, en el fondo, él logra ordenar lo que es el mundo conservador de Estados Unidos”.
Más allá de la victoria de Trump, el proceso en su contra confirma la división que hay en Estados Unidos en torno a su figura. Para Mladen Yopo, la división es clara entre demócratas y republicanos, como muestra de ello, el discurso de la Unión, en donde el mandatario evitó saludar a la presidente de la Cámara de representantes, Nancy Pelosi, militante demócrata.
Para el analista, en esta secuencia es el reflejo de lo que hoy vive la sociedad estadounidense.
“Lo primero que marca y que se nota muy bien en el discurso de la Unión, es la fractura que hoy existe al interior de Estados Unidos entre los dos partidos hegemónicos, que son el Partido Demócrata y el Partido Republicano. Cuando Donald Trump no le da la mano a Nancy Pelosi, que es la presidente de la Cámara, y posteriormente Nancy Pelosi rompe el discurso de la Unión leído por Trump, ahí se ve con mucha claridad la fractura que existe en Estados Unidos”.
Esta división es clave y fundamental para el devenir político de los meses próximos, pues en noviembre son las elecciones presidenciales y Trump aspira a la reelección.
Por el momento, parece no haber rival que le haga contrapeso al actual mandatario, tomando en cuenta, además, que los demócratas se encuentran en unas primarias con nada menos que 11 precandidatos a la Casa Blanca.
La división demócrata y el fracaso del impeachment despejan el camino para que Donald Trump gobierne cuatro años más, sin embargo, para Mladen Yopo aún no ha aparecido un factor importante que podía ser determinante a la hora de la elección: el ex presidente Barack Obama.
“Yo creo que un factor fundamental que todavía no ha entrado a jugar es el ex presidente Obama, quien mostró una capacidad de empatía con el mundo actual, con el mundo latinoamericano, con el mundo europeo, con las crisis, con el mundo popular de Estados Unidos, y él todavía no ha entrado a actuar. No sé si Joe Biden es capaz de representar eso, todavía falta parte de la ecuación para poder definir lo que será la elección, pero en este momento, evidentemente, Donald Trump tiene el liderazgo”.
Para Mladen Yopo el protagonismo de Trump puede explicarse porque en un mundo en crisis, donde se cuestionan los modelos y tratan de forjarse otros, lo más cómodo es ampararse en discursos nacionalistas y proteccionistas como el de presidente norteamericano, sin embargo, las crisis no duran para siempre. La interrogante es ver si Trump durará cuatro años más en la Casa Blanca. Aún no está dicha la última palabra.