En la actualidad, las mujeres y niñas con discapacidad representan tres cuartas partes de todas las personas con discapacidad en los países de ingresos medios y bajos. En Chile, para la población mayor de 2 años, en promedio existe casi el doble de mujeres que hombres con discapacidad, tendencia que aumenta significativamente desde la edad adulta.
En el mes de conmemoración a la mujer, es importante visibilizar las barreras que han experimentado sobre todo mujeres y niñas con discapacidad en los distintos ámbitos de participación, pero aún más relevante es contribuir al debate en un ámbito particular y tan esencial como lo es la educación, desde una doble perspectiva de género y discapacidad.
En nuestro país, las mujeres y niñas con discapacidad tienen en promedio menos años de educación que los hombres con esta misma condición. Esto, se debe a la presencia de algunas barreras como por ejemplo: roles de género rígidos, agravados por el estigma de discapacidad, devaluando muchas veces la importancia de la educación para mujeres y niñas con discapacidad; baja accesibilidad y ajustes razonables para transporte, movilidad en las instituciones educativas; baja accesibilidad cognitiva o de la información; sesgos de género y discapacidad que se reflejan en planes de estudio, formación para el trabajo y asesoría vocacional; acceso limitado a formación en ciencias y tecnología para la incorporación al mundo laboral; entre otros.
Considerando estas y otras barreras, se han diseñado e implementado en el mundo prácticas exitosas basadas en evidencias que pueden ser replicadas tanto en nuestro país como en otros de Latinoamérica. Algunas de estas fueron ganadoras del Zero Project Award 2020 en educación inclusiva y presentan como factores comunes los siguientes: investigación sobre barreras locales; incorporación explicita de mujeres y niñas con discapacidad en todas las políticas y programas vinculadas; iniciativas diseñadas con alcance hacia los padres y/o cuidadores para garantizar que estos permitan a sus hijas con discapacidad acceder a la educación y formación docente que incluye capacitación sobre género y discapacidad de manera obligatoria.
La invitación es a focalizar recursos y tiempo en inversiones sociales de calidad con alto impacto, aportando a la construcción de un mundo sin barreras para mujeres y niñas con discapacidad, sin que nadie quede atrás.