Trabajadores de "delivery": llevan los vestigios del hedonismo mientras esconden la explotación

Un paro protagonizado por trabajadores de PedidosYa ha vuelto a evidenciar la necesidad de una legislación que aclare los vínculos laborales generados por las aplicaciones móviles.

Un paro protagonizado por trabajadores de PedidosYa ha vuelto a evidenciar la necesidad de una legislación que aclare los vínculos laborales generados por las aplicaciones móviles.

En los inicios de una nueva forma de trabajar mediada por aplicaciones, existía la utopía de que “ahora soy mi propio patrón”. El violento despertar de aquella pretensión no lo producía un ser humano, sino un dispositivo computacional que ordenaba, simulando una voz humana y por lo general con otro acento: “vaya hasta allá…doble a la derecha…su destino está a 20 minutos”. Si la situación ya era violenta y precaria para conductores de apps como Uber, más lo era para quienes son su propia carrocería. En especial, quienes a través de bicicletas y motos realizan servicio de delivery.

Ahora que las ciudades están desiertas, su tránsito en dos ruedas refulge. Portan la buena nueva, los vestigios de un pasado hedonista. Seguramente sus llegadas a destino provocan especial felicidad, pero ¿qué hay detrás, en términos de derechos, de ese simulacro?

Aunque el marketing y las campañas publicitarias propias de las aplicaciones para las cuales laboran se han encargado de encasillarlos como héroes que sostienen al país en medio de la pandemia, lo cierto es que, aquellos que trabajan en el reparto de comida, no están conformes con diversas situaciones en torno a su trabajo. Su realidad es una de las más acuciantes, a la hora de diagnosticar el mundo el trabajo en el contexto de Covid-19.

Este lunes, tal y como ha venido sucediendo en el transcurso de la semana, diversas manifestaciones protagonizadas por repartidores de PedidosYa, han denunciado una serie de desvinculaciones masivas a sus cuentas de registro, así como la ausencia de herramientas de protección en sus jornadas de trabajo.

Giovanni Martínez, por ejemplo, es un repartidor venezolano que, enterado de la llegada del coronavirus al país, decidió guardar cuarentena juntamente con su familia por al menos dos semanas. Esto, sin embargo, se vio interrumpido por la falta de ingresos, que le obligaron hace poco más de una semana a sumarse nuevamente al contingente de ciclistas y motoristas que recorren Santiago con las clásicas bolsas fluorescentes en la espalda. El típico e inmoral dilema entre comer o contagiarse.

Pero esto solo duró cinco días, confesó Martínez a nuestro medio. PedidosYa, tal como reclaman los trabajadores que este lunes se sumaron a un paro de labores, ha incrementado la suspensión de cuentas en los últimos días.

Me cerraron la cuenta de la nada, no tengo una razón para que me hayan suspendido. Pudo ser porque estuve inactivo varios días y la bloquearon automáticamente. Pero esto también ha pasado con los que están saliendo a protestar y ponen la cara al público. Automáticamente, cuando saben el nombre del repartidor, bloquean la cuenta”, explicó Martínez.

A esta crítica, el repartidor agrega que, pese a los protocolos divulgados por la aplicación mencionada, en su caso, solo le entregaron un frasco pequeño de alcohol gel y una mascarilla descartable, lo cual incluso fue descontado de sus propios montos de reparto. Ahí se produce otro espacio de opacidad que, sin acusar ni lo contrario, funciona así: las aplicaciones han instalado una propina obligatoria en el pedido, por lo tanto, solo ellas saben cuánto deja el solicitante en manos del repartidor. La misma escena amplificada por la cual, en la inmemorial era de los restaurantes, el garzón pedía, en voz baja y mirando de reojo hacia el jefe, que por favor le dejaran la propina en efectivo y no en el pago por tarjeta.

Delivery durante cuarentena

Esta situación se repite también en aplicaciones como Uber Eats, algo que nuestro medio pudo comprobar en conversación con Alejandro Parra, repartidor venezolano que lleva cinco meses con la aplicación y que, aunque ya supera los 800 pedidos, advierte de una baja en la demanda en las últimas semanas.

“Cuando comenzó la cuarentena el trabajo monetariamente estuvo muy bueno. Las primeras semanas fueron muy buenas. Trabajé con las medidas de seguridad por cuenta propia. La semana pasada, sin embargo, solo hice cinco envíos en toda la semana, y las tarifas han bajado mucho. Me he dado cuenta que hay mucha gente parada esperando repartir y los pedidos no llegan”, señaló.

Esto último, podría explicar en parte el porqué de las desvinculaciones denunciadas por los trabajadores de PedidosYa. No obstante, en el análisis de lo sucedido, la abogada laboralista, Daniela Marzi, explicó a nuestro medio las posibilidades que tienen los repartidores para hacerle frente a las empresas dueñas de las aplicaciones.

“Estas aplicaciones los asumen como que ellos fueran independientes, los llaman socios o colaboradores para nunca llamarles trabajadores. Pero cuando éstos llevan sus casos ante tribunales, han ido logrando en distintas partes del mundo que se declare que son trabajadores y que requieren la protección del derecho del trabajo, pero eso supone que tú hiciste el esfuerzo de llevar tu caso al tribunal”, sostiene Marzi.

Daniela Marzi.

Daniela Marzi.

En marzo del 2019, un proyecto anunciado por la diputada Maite Orsini pretendía legislar en favor del control de los trabajos por aplicaciones móviles; sin embargo, para Marzi, dicha iniciativa también debería incluir dentro de sus puntos un debate sobre la limitación de las jornadas laborales.

En otros países, por ejemplo, no existe lo que aquí llamamos el artículo 22 del Código del Trabajo, que establece la excepción de la limitación de jornada. Lo que, al contrario, han intentado hacer las legislaciones en estos casos, es resguardar derechos de descanso absoluto para los trabajadores y limitar el que puedan estar permanentemente a disposición de la aplicación, y que esa disponibilidad tenga asegurado un pago mínimo”, subrayó.

Por su parte, la parlamentaria de RD, Maite Orsini, detalló a nuestro medio los puntos que sí incluía su propuesta denominada Mi Jefe es una App.

Maite Orsini

“Propusimos regular cuestiones que hoy día, por la crisis sanitaria, solo se han hecho más urgentes. Las condiciones laborales del trabajo, cotización para salud, seguro de accidentes y enfermedades laborales, entre otras cosas. Esto último sería clave, por ejemplo, en el caso de que un trabajador contraiga el coronavirus en su trabajo, que por el hecho de estar en la primera línea es bastante probable”, manifestó.

Asimismo, Orsini lamentó que dicha iniciativa aún no haya podido encontrar su espacio en la Comisión de Trabajo de la Cámara, sobre todo porque en los últimos meses la prioridad ha sido para iniciativas como el proyecto de pensiones, el teletrabajo o el postnatal de emergencia. Sin embargo, según la diputada, es hoy el momento idóneo para discutir “la protección que necesita un tipo de trabajo muy precarizado, pero que se ha vuelto esencial para mantener al país de pie”.

Así, las protestas de los últimos días parecen dar cuenta de una situación que no da para más. Tal como la legislación vigente no es capaz de dar cuenta de estas nuevas formas de vínculo laboral, acto seguido la explotación se disfraza de flexibilidad, en un trabajo que además es asumido por migrantes, los mismos que son estigmatizados por los canales de televisión. Demasiadas injusticias superpuestas para ser toleradas.





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