El hedor del progreso


Lunes 13 de julio 2020 9:02 hrs.


Compartir en

Señor Director:

 La rebelión social -mal llamada estallido- que tuvo su máxima expresión el 18 de octubre del año pasado y continuó  los meses siguientes; luego, el cuestionado manejo del gobierno y la forma en que enfrentó -y enfrenta- la crisis sanitaria en el contexto de la pandemia del covit-19, seguida por las inundaciones y lluvias torrenciales como consecuencia del temporal que azotó la zona central, y fundamentalmente  Santiago después de casi diez años de sequia, ha puesto al desnudo en toda su magnitud, el fracaso rotundo del modelo económico  neoliberal impuesto en dictadura a sangre y fuego. Sus sempiternos defensores de este fundamentalismo económico qué, de libre mercado no tiene absolutamente nada, porque imperan los monopolios, tratan de explicar lo inexplicable, ante la debacle social política y económica que atraviesa nuestro país. A través de estos treinta años desde el advenimiento de la “democracia”, estos seres celestiales del limbo del modelo del despojo, han ido demostrando un falso e hipócrita talante humanista. Señalan que el modelo es bueno, pero hay que corregirlo; otros, van más allá y agregan que hay que darle rostro “humano”. Esto es tan absurdo, que equivaldría darle desarrollo sustentable a la bomba atómica.-

 En la época estival ya es normal estar ante un escenario pestilente del cual, al parecer, a nadie parece importarle. Las  calles de Santiago y otras ciudades importantes por su tamaño como Concepción, hieden perennemente producto de las aguas servidas, que corren por las alcantarillas atochadas de heces humanas. Las empresas inmobiliarias que desarrollan sus actividades prácticamente sin regulación alguna, aprovechando la ausencia de un Plan Regulador como es el caso de la comuna de Estación Central, o derechamente consiguen cambiar el P.R. a cambio de favores, sólo se  conectan a la ya colapsada red. Las lluvias torrenciales que azotaron la zona central, inundaron las calles prácticamente de todas las comunas tanto de Santiago, como de otras ciudades y en consecuencia, las viviendas donde sus propietarios han perdido todos sus enseres. Ni hablar de los guetos verticales en comunas de Estación Central, Santiago y Recoleta que son megaconstrucciones con más de 40 pisos de altura, donde sus moradores viven hacinados en departamentos de entre 17 y 40 metros cuadrados. ¿Quién responde por esto? –

Una sucinta historia respecto a la construcción de la red de alcantarillado de Santiago, nos dice que ya, en 1870 del siglo 19 existía un proyecto de transformación del uso de las aguas de la capital. Las autoridades de la época con visión futurista,  -y no cortoplacista como ahora- asumieron como una política de Estado, tal obra de envergadura e ingeniería sanitaria que se concretó durante el periodo 1880-1910 y que fue fundamental en el desarrollo de la ciudad, y en la calidad de vida de los santiaguinos.-

Han pasado 110 años desde que se terminó de construir la red de alcantarillado de Santiago y ningún gobierno post dictadura, ha dado una solución estructural al problema que se  traduce en una pésima calidad de vida para sus habitantes. Estamos ante un Estado ausente y jibarizado incapaz de atender y solucionar los problemas más urgentes de la población, y que sólo se desempeña en función de los grandes grupos económicos.-

Cordialmente,

Eduardo Villegas T.

El contenido vertido en esta Carta al director es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

Envíanos tu carta al director a: radio@uchile.cl

Presione Escape para Salir o haga clic en la X