Errores en el número casos y notificaciones por COVID

  • 22-07-2020

La prevención de los nuevos contagios de COVID-19 y la contención de posibles rebrotes, se debe realizar con estrategias de planificación sanitaria, técnica y política que sustenten un derecho fundamental como es el vivir en un entorno saludable y gozar del mejor nivel de salud posible y sin distinción, para todas y todos.

Las estrategias de contención de pandemias o epidemias móvilesse fundamentan en los registros generados por los profesionales de la salud, y esos registros se convierten en datos estadísticos, que resultan esenciales para prevenir nuevos contagios y gestionar los cuidados que el país necesita

La COVID-19 es una enfermedad de notificación obligatoria e inmediata, debido a que se considera un hecho inusitado para la Salud Pública. La oportunidad de datos confiables; desde la toma del examen (caso sospechoso), hasta la confirmación (caso confirmado) o la información de un caso negativo (descartado) es la garantía de que Chile está observando con detalle la evolución de la pandemia.

El reciente 13 de Julio, la Contraloría General de la República emitió los resultados de la auditoria respecto a la comprobación de que si la cantidad de personas contagiadas con COVID-19 registrada en el sistema de notificación de casos “EPIVIGILA” del Ministerio de Salud era fidedigna y confiable.

Los resultados de esta auditoria en relación a la generación y manejo de información para controlar la epidemia resultan inaceptables, afectando con mayor profundidad a los sectores más vulnerables y generando un doble impacto: el primero en la gestión y salud mental de los equipos sanitarios y el segundo sobre la vida de las personas.

Un sistema de vigilancia epidemiológica robusto, implementado a través de toda la red asistencial y de carácter descentralizado, permitiría una mejor asignación de recursos, gestionar cuidados oportunos y prevenir nuevas olas de contagio.

Tal como lo menciona el informe de la Contraloría, “se está violando la Ley 20.285 sobre el Acceso a la Información Pública”, información que es elaborada con el dinero de todos los chilenos y chilenas. Otro apartado que preocupa a los profesionales clínicos, así como investigadores e investigadoras es que “los resultados de los exámenes de los laboratorios enviados a la Cartera de Salud se consolidan en planillas Excel”. Lo mismo ocurre a nivel local, en centros de atención primaria y hospitales, a lo largo de todo el país, donde además de EPIVIGILA se utilizan herramientas de ingreso y manejo de datos sin validación y sujetas a errores de manipulación. La buena voluntad de los profesionales no basta para sostener un sistema confiable de datos y devela un precario actuar de las autoridades en términos de la vigilancia del SARS-Cov2.

El personal sanitario ha actuado a pulso, sin directrices claras, poniendo en riesgo la integridad, validez y oportunidad de los datos utilizando “planillas Excel” que “no permiten asegurar su calidad”, generando mayor estrés en los trabajadores y trabajadoras, lo que incluso ha posibilitado la entrega de información errónea a pacientes, funcionarios y a la ciudadanía.

El haberse preparado desde enero, no significaba solo traer más ventiladores, aquellos que solo el 5% de las personas con COVID-19 podría requerir. Haberse preparado significaba además saber cuándo, dónde y quiénes necesitarían esos y otros recursos. Se necesitaban acciones preventivas de salud pública.

Montar estrategias de vigilancia epidemiológica local, es la clave para superar esta pandemia, evitar rebrotes y planificar cuidados de salud basados en información válida, precisa y oportuna. El costo de no invertir en sistemas de información epidemiológica a lo largo de toda la red asistencial ha sido grave. Tan grave que resulta incierto cuantificar su magnitud.

Es urgente una dirección clara para establecer mecanismos estructurados de gestión de datos, que se vinculen con el territorio y que permitan ofrecer los cuidados que Chile necesita.

El autor es Magíster en Salud Pública. Universidad de Chile. Académico Departamento de Enfermería. Universidad de Chile.

 

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

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