En medio de toda la polvareda levantada por el gremio de los camioneros, en particular por el Sr. Pérez, parece no sólo recobrar sentido la propuesta de un nuevo sistema ferroviario para Chile, sino que además se nos hace necesario repensar en general el transporte del país
Un tren rápido, que parta con una línea de carga y otra de pasajeros. No sólo es más ecológico, rápido y seguro, sino que además nos permitiría dejar de subsidiar a gremios que no han dudado amenazar cuando quieren imponer demandas que poco tienen de democráticas, llegando incluso a desestabilizarla.
Chile no puede quedar a merced de las amenazas de gremios que en el pasado, y sin ningún remordimiento, han desabastecido el país. Los mismos que hoy amenazan en plena pandemia. Ni la democracia ni sus compatriotas les importan, sea agosto de 1973 o agosto de 2020.
Es hora de dejar de depender de empresarios inescrupulosos que no tienen problema en subir sin criterio sus tarifas, incluso en medio de una pandemia como ha sucedido más de una vez los pasajes de avión a Punta Arenas, dejando prácticamente aislados a sus habitantes (para llegar por tierra hay que hacerlo desde Argentina). El transporte terrestre de pasajeros ha demostrado una y otra vez no preocuparse ni de la seguridad de sus trabajadores, ni de sus pasajeros. Su interés es como todo en el neoliberalismo, es solo acumulación de riquezas.
Y hay cientos de pueblos y ciudades que están a merced de lo que los empresarios decidan, sin que haya regulación de horarios, tarifas o medidas de seguridad. Así, es urgente poner en marcha un sistema de transporte que hasta hace no tanto nos conectaba de norte a sur, incluso con países fronterizos, pero también repensar las otras formas de conectar a zonas más aisladas del país.
Es innegable que nuestro país tiene una forma privilegiada para implementar el tren. Un medio de transporte mucho más ecológico que camiones, buses y aviones; y que permitiría no sólo una alternativa para el transporte de carga, sino para todos aquellos ciudadanos que por distintos motivos se desplazan de forma habitual por el territorio nacional.
Países OCDE de verdad, han implementado pagos anuales para su sistema de transporte, ¿es tan descabellado pensar que alguien que viaja todas las semanas pueda pagar una tarjeta anual que le permita no depender de las alzas, muchas veces groseras, de los pasajes?
No sólo es momento de dejar de subsidiar a quienes en pos de sus intereses económicos están dispuestos a jugar con la democracia y con el abastecimiento de los chilenos, sino además de sentarnos a discutir cómo y cuál es el transporte que queremos para Chile, el Sr. Pérez nos ha ayudado mucho sin duda, ahora en Chile nadie puede desconocer el tipo de personas que dirigen gremios importantes y que en su historial sabemos para quiénes operan, ayer y hoy.