Este 12 de octubre, día festivo, se define como el “Encuentro de Dos Mundos”, jornada en la que se conmemora la llegada de Cristóbal Colón a América. Así también se celebra en diversos países de la región el Día de la Resistencia Indígena.
En entrevista con Radio Universidad de Chile, Verónica Figueroa Huencho, académica del Instituto de Asuntos Públicos y vicepresidenta del Senado de la Universidad de Chile, señaló que más que una conmemoración es un día de reflexión desde la mirada actual, en la que se debe, por ejemplo, analizar cuánto nos falta por avanzar en un real encuentro de dos mundos.
“Todavía hay elementos estructurales que son muy difíciles de romper y uno de ellos tiene que ver con esta lógica que se instala de una nación que se mira así misma desde una lógica eurocéntrica, desde valores mirados desde esa época, incluso muchas veces con enclaves coloniales en la forma de pensar, en la forma en la que se conoce, en la forma en que se piensa el mundo, en que se piensan los procesos políticos. Entonces, lo que nos hace pensar es que todavía hay mucho camino por avanzar y, sobre todo, porque los pueblos indígenas hoy día ya no estamos con esta lógica de mirarnos solamente como cultura, sino más bien como sujetos colectivos políticos y que lo que buscamos más bien es cambiar las estructuras de poder”, expresó.
En esa línea, respecto a la integración entre culturas indígenas e hispánicas, quien también es senadora universitaria comentó que esta es una tarea pendiente para Chile, de la que el país debe hacerse cargo.
“Si uno mira la región latinoamericana, Chile es uno de los países que menos ha avanzado en el reconocimiento de derechos, incluso países que tienen una tradición muy europea como Argentina, como Uruguay, son países que han reconocido a los pueblos indígenas, no solamente en sus Constituciones sino también en otros espacios legales. Entonces yo siento que Latinoamérica se debe convertir un referente para Chile, siempre estamos mirando países anglosajones, los casos de Nueva Zelanda, de Canadá, sin embargo, aquí muy cerquita tenemos experiencias plurinacionales, experiencias innovadoras en avance de reconocimiento de derechos, que yo creo que le falta a Chile”, expresó la académica.
A esto añadió que “Chile se sigue mirando a sí mismo como un país que no reconoce su mestizaje y al no reconocerlo tampoco reconoce la existencia y preexistencia de las naciones que somos los pueblos indígenas”.
En esa línea, Verónica Figueroa Huencho destacó que los avances que se han conseguido son gracias a los movimientos indígenas, y que en el marco del proceso constituyente, una vez más proviene de ellos la intención de ser considerados, mientras existe una resistencia de las elites.
“Somos los pueblos indígenas los que estamos tratando que se abran las agendas para los temas que a nosotros nos interesa instalar y lo que vemos es que, si bien la ciudadanía apoya porque hay una mayor empatía y sensibilidad, todavía hay una élite, que es la que toma las decisiones, que no tiene voluntad. Hay una disposición simbólica a avanzar, pero no se traduce en una disposición real”, comentó la postdoctorada del Center for Latin American Studies de la Universidad de Stanford.
Además, la académica también abordó la cultura nacional, y cómo la mayoría de sus características vienen de lo hispano, dejando de lado lo indígena, a pesar que es esto lo que realmente proviene de nuestra propio territorio.
Sobre este punto, Verónica Figueroa Huencho expresó que más de avanzar en una emancipación cultural, lo que se debe hacer es avanzar hacia una reconstrucción, en la que, si bien no se debe deshacer lo que ya se tiene, sí se debe considerar lo que ha sido ignorado.
“Cuando hablamos de lo que se coloniza también hay una forma de pensamiento que nos miró durante gran parte del siglo XIX como sujetos bárbaros e incivilizados. Eso también incidió en cómo los pueblos indígenas nos vimos en un momento de la historia. Pero hoy día emerge como una propuesta de una forma de convivencia diferente, de una relación con el medio ambiente distinta, de nuevas formas colectivas, más solidarias, más equilibradas, menos jerárquicas, menos centradas en esta lógica cartesiana de la razón y más centradas en el buen vivir en los derechos de la madre tierra, que son apuestas muy interesantes para los problemas que tenemos”, señaló.
Añadió que “el llamado, más a que despojarnos de aquello que por más de 200 años, al menos desde que existe el Estado de Chile, nos ha ido marcando, es a encontrar cuáles son hoy día las propuestas que surgen desde una perspectiva intercultural para plantear una nueva forma de vida, para plantear una nueva sociedad, nuevos puntos de acuerdo”.
Por otra parte, Verónica Figueroa Huencho abordó la repolitización que ha existido de los conquistadores, en la que quienes eran símbolos de civilización y descubrimiento hoy son cuestionados y vistos más bien como ejemplos de autoritarismo, represión y lideres del exterminio contra los pueblos indígenas.
Al respecto, la académica indicó que “nosotros que tuvimos que aprender la historia chilena, sus héroes, la forma en la que contaron la historia, fuimos obligados además en los espacios públicos, en la cotidianeidad a encontrarnos con símbolos, con estatuas, con calles que lo que hacían era ensalzar esas figuras que para nosotros fueron genocidas. Quienes torturaron, esclavizaron, nos sometieron y contribuyeron a que los pueblos indígenas fuéramos los excluidos. Cuando sales a la calle y lo normalizas, cuando un niño y una niña ve a esas figuras que además están en sus caballos como grandes vencedores, opera un nivel de violencia simbólica muy importante”.
Junto a esto, indicó que en un contexto en que se discuten proyectos para avanzar en igualdad, no se pueden seguir ocupando los espacios públicos para levantar figuras que violentan a una parte de la sociedad y forman parte de una historia dolorosa para los pueblos indígenas.
Finalmente, sobre la permanencia de estos símbolos de violencia Verónica Figueroa Huencho concluyó que “ya no estamos dispuestos y no solamente porque no tengamos la disposición política, sino porque contraviene todos aquellos derechos que están establecidos en pactos y convenios internacionales que el Estado de Chile ha ratificado”.