A mediados de diciembre, la actriz, dramaturga y directora teatral, Elisa Zulueta, debía estrenar en el marco de “La Previa” de Santiago a Mil una adaptación de la obra Casimiro Vico, primer actor de Armando Moock. Sin embargo, los planes fueron modificados a último minuto, ya que la Región Metropolitana retrocedió a la Fase 2 del Plan Paso a Paso del Ministerio de Salud.
El cambio implicó trasladar el estreno al Parque Cultural de Valparaíso, acomodarse al nuevo escenario y generar una logística capaz de dar resguardo al elenco: “De un segundo a otro tuvimos que cambiar todo”, comenta Elisa Zulueta, quien agrega que el traslado fue desafiante, pero, al mismo tiempo, necesario.
“Nos encerramos en mi casa a ensayar viernes y sábado. El domingo ya estábamos viajando con todos los protocolos. Era tanta la necesidad de hacer teatro, que le dimos no más. Fue muy hermoso”, afirma la actriz.
Para la dramaturga la pandemia ha sido un momento difícil de enfrentar, sobre todo, por la dificultad de concretar los proyectos agendados para el año. Ella misma debió suspender giras, funciones teatrales y colaboraciones en películas. Hoy, no obstante, señala que la situación es mucho más compleja.
¿Qué tan engorroso fue el proceso de adaptación de Casimiro?
Santiago a Mil está comandado por personas que no descansan y que van a sacar la cultura adelante como sea. Entonces, Carmen Romero y su equipo dijo: “Bueno, estrenamos en Valparaíso que está en Fase 3”. Y nos fuimos a hacer teatro al aire libre con cinco personas por van y con todos los protocolos, porque, en verdad, es súper seguro el teatro. La gente está con mascarilla, sentada en una silla, a un metro y medio de distancia, nadie se topa con nadie, nadie le respira al otro. Pero fue vertiginoso pedir la ficha técnica en otro lado y adaptarnos.
¿Cómo fue el reencuentro con la gente?
Ya habíamos hecho funciones y fue increíble. La gente se emocionada, lloraba. En Casimiro fue lo mismo. La gente estaba agradecida de poder ver una obra o un radioteatro, en este caso. La gente está ávida de sentirse contenida por la cultura. O sea, quedó demostrado que los teatros se llenan y que son lugares muy seguros, diría que 100 por ciento seguros, porque la gente no se topa en ningún momento.
¿Cuáles son los ánimos en el gremio, pensando en que ya va casi un año de crisis?
Sigue siendo frustrante, insoportable. Es inexplicable que no podamos hacer funciones y que los malls estén repletos, una persona encima de otra, sin ningún protocolo activo, y que el teatro, que tiene un protocolo clarísimo, no pueda funcionar. No tienen ni un sentido, no tiene ni una explicación. Me sigue dando mucha pena y mucha rabia, porque sigue siendo muy difícil para la gente de la cultura poder sobrevivir.
¿Cómo explicas que para el teatro existan estas restricciones y que para otros sectores no?
Ellos tienen representantes que defienden los intereses. La cultura nunca ha sido de interés para este Gobierno y la economía sí lo es. Eso está claro. Nadie se ha puesto a pensar que, en todos estos meses de encierro, la gente ha visto series, escuchado música, que los niños han leído cuentos. Nadie piensa que eso es cultura. Creen que es algo que está a la mano, pero detrás de eso hay un fondo, una escritora, una ilustradora. Finalmente, todo se reduce a que no tenemos a alguien que nos defienda. En cambio, el área del comercio, de los restaurantes, el área de los centros comerciales están representados, nosotros nada. No somos representados por una persona que dice que un peso dado a la cultura es un peso que se le quita a la gente.
Esta crítica hacia la ministra de las Culturas es algo que viene arrastrándose hace muchos meses. Entonces, ¿por qué crees que no ha existido una posición mucho más activa respecto de enfrentar los problemas del sector?
Porque no les importa. La ministra es una figura. Está ahí puesta por una cosa política, de tener a alguien, pero no les importa. Aquello cuantitativo es lo único que le importa, lo cualitativo no.
¿Qué esperar de las autoridades para el 2021?
La lucha de la cultura con las autoridades no es un tema nuevo. El Ministerio apareció hace dos, tres años, pero nunca ha existido. Entonces, pedirles a las autoridades que entiendan lo que significa la sensibilidad, la reflexión, es realmente desgastante. Por eso necesitamos a una persona que represente los intereses, que dé cuenta de lo importante que es la cultura. Por eso es importante tener a una ministra que se pare frente al Presidente y a sus asesores y diga: esto está pasando. Pero no lo tenemos.
¿Qué proyecto tienes para este 2021?
Estoy iniciándome en el mundo de las series, escribiendo pilotos que no tienen ningún asidero, escribiendo teatro. Haciendo una película que se suspendió. Hay ofertas para hacer teleseries.