La presidenta del Colegio Médico de Chile, doctora Izkia Siches, calificó de infelices a los integrantes del Poder Ejecutivo que han tenido incidencia en la gestión de la crisis sanitaria, aunque no especifica quiénes son, se puede inferir que es el presidente Sebastián Piñera, el ex ministro de salud Jaime Mañalich, el actual ministro Enrique Paris y su equipo dirigencial: “yo que he sido súper señorita, voy a todas las reuniones y me saco fotos con todos los infelices, nos han pasado goles, ni una cuestión gremial”, señaló.
Inmediatamente los aludidos se victimizan, rechazan la forma y los modos, no responden sobre los actos que les harían merecedores de la calificación de la dirigente gremial y, a través de la prensa y redes sociales; hacen coro de la molestia comentaristas y políticos/as, jefes de servicio instalados por criterios políticos y un cuanto hay de personajes que ven en la intervención de la médica, una oportunidad para mellar la credibilidad de una de las voces más certeras de esta pandemia.
La doctora Siches ha sido una voz incómoda para el Gobierno y en especial para el Presidente y sus ministros de Salud, quienes han tratado de ignorar sus propuestas, han construido instancias fundadas en un simulacro de diálogo y, con la voz masculinamente impostada, culpan a la población de los negativos resultados en la gestión de la pandemia.
A la doctora Siches se le ha perseguido por su origen de clase, por su color de piel, por su condición de mujer; ha debido soportar amenazas de violación, insultos misóginos y racistas, palabras que la degradan y humillan, quizás la más evidente es la columna que el abogado Ricardo Escobar publicó hace casi un año en La Tercera: “La Política, la Zorra y el Cuervo”.
La doctora Siches habla desde el lugar de una médica que tiene responsabilidad social y sanitaria, que dirige un gremio que incide en la política pública, con la responsabilidad de ser una voz que, cual Pepe Grillo, ha susurrado a la autoridad lo que la ciudadanía percibe y enuncia desde múltiples lugares: han primado en las medidas para frenar la pandemia, componentes económicos y no sanitarios.
¿Les molesta? Por supuesto que les fastidia que una mujer joven les indique las faltas que han cometido, los criterios ominosos que han marcado sus decisiones; les señale que siguen entregando cifras de fallecidos de manera parcial, son casi 30 mil, no 22 mil, como informan a diario; que la responsabilidad en la gestión de esta tragedia es de las autoridades y no de la ciudadanía imposibilitada de guarecerse en sus casas, pues el trabajo, aunque sea precario, es el que les permite comer.
En las palabras de la doctora Siches, se percibe una forma adecuada para trasmitir de manera directa y eficaz la valoración que hace sobre un grupo de personas, el fondo se diluye en la forma e invita a fijar imágenes que han sido mediatizadas y que como “súper señorita” la presidenta del Colegio Médico ha dejado que circulen en función de un bien común: la vida y la salud de chilenas y chilenos.
Sin duda, la palabra es fuerte, pero convengamos que el comportamiento del Ejecutivo ha sido muy poco feliz.
*El autor es director de la Escuela de Periodismo del Instituto de la Comunicación e Imagen (ICEI) de la Universidad de Chile.