De esclavitud y violencia: libro se sumerge en los archivos coloniales para redescubrir la historia de los afrodescendientes en Chile

Por medio de una narración ficcionada y desde una mirada de género, la escritora Nicole Pardo-Vilú reconstruye el pasado de sometimiento que debieron enfrentar los y las afrodescendientes a finales del siglo XVIII en el norte del país. “No tenemos que olvidar que Chile fue un país esclavista", dice la escritora.

Por medio de una narración ficcionada y desde una mirada de género, la escritora Nicole Pardo-Vilú reconstruye el pasado de sometimiento que debieron enfrentar los y las afrodescendientes a finales del siglo XVIII en el norte del país. “No tenemos que olvidar que Chile fue un país esclavista", dice la escritora.

La esclavitud negra estuvo vigente por cerca de tres siglos en Chile. El sometimiento se instaló con Diego de Almagro y Pedro de Valdivia, concluyendo en 1823 en el marco de la conformación del Estado Nacional.

Sin embargo, a la fecha, el fenómeno ha sido muy poco visibilizado. Hace apenas 20 años el tema cobró fuerza en la academia, concentrándose, principalmente, en Santiago. No obstante, en la actualidad, aún existen inquietudes respecto de cómo la servidumbre se desarrolló en la zona norte o cómo las esclavas se vieron subordinadas a este sistema patriarcal.

En ese contexto, la escritora Nicole Pardo-Vilú se sumergió en los registros judiciales, notariales y parroquiales de La Serena para dar respuesta a este vacío historiográfico. Así, su investigación decantó en el libro Coquimbo episodios coloniales. Los claroscuros del desierto que hoy es publicado por Acto Editores.

El volumen recoge dos casos que surgieron a partir de la revisión de los archivos coloniales: el de las esclavas Santos Monardes y Mariana Iriarte. En el texto, ambas mujeres son protagonistas de una historia que, rápidamente, revela la violencia a la que se vieron sumergidas las mujeres afrodescendientes producto del sistema de esclavitud: vejaciones y castigos desproporcionados son parte de esa narración que recurre a la ficción para develar lo que los archivos no pueden transmitir.
Coquimbo portada final
“Para el caso de Mariana Iriarte utilicé un documento judicial sobre la reclamación por la posesión de esta esclava, que debió tener unos 17 años en ese entonces (…). El caso trata sobre cómo dos amos se disputan la posesión de esta esclava que no tiene mucha voz en este juicio. La historia de Santos es bastante curiosa. Sobre ella encontré dos documentos: una carta de venta desde la familia Monardes y una carta de libertad fechada ocho años después”, comenta la autora.

“Esta historia surge de pensar cómo una esclava de 28 años era liberada, cuando normalmente los esclavos eran liberados ya mayores, cuando no podían servir mucho a sus amos. Además, cuando se liberaban a personas jóvenes era porque, generalmente, tenían un tipo de relación afectiva con los amos. Los vaivenes de la vida son ficción”, aclara la escritora.

El relato expuesto por Pardo-Vilú es brutal. En él las protagonistas esbozan una experiencia en donde no existe ningún tipo de posibilidad: “La historia se repetía una y otra vez, Tadea quería la muerte. No sabía si sería capaz de seguir resistiendo tanto dolor. No entendía por qué el Señor le mandaba esas pruebas a los negros, o especialmente a ella, cuál era su culpa, qué pecados debía expiar. No sabía por qué vivía, cuál era el sentido de su existencia”, puede leerse en el texto. 

O bien: “Lloraba más que nada porque quería volver a correr por los cerros, volver a tener ocho años, volver al vientre de su madre y no nacer, y que tampoco naciera su madre, ni la madre de ésta. Todo eso gritaba su alma, mientras Eusebio la regañaba, la abofeteaba otra vez y la zamarreaba lanzándola al suelo”.

Según la escritora, la situación de las mujeres era doblemente terrible en ese contexto. No sólo estaba la privación de libertad, sino que también la violencia sexual en donde sus vientres sólo eran percibidos desde un sentido comercial. “Por el hecho de que hubiesen mujeres esclavas era posible tener descendencia esclava, porque si los hombres tenían descendencias con mujeres libres, los hijos nacían libres. Entonces, de cierta manera, los vientres de las mujeres eran muy apetecidos. De hecho el valor de las mujeres era mucho mayor al de los hombres”, dice la autora.

“En ese sentido, es súper importante entender estas relaciones y estas formas que se daban de esclavitud porque no era solo el tráfico desde África, sino que también cómo esta esclavitud se reproducía acá y no con gente ‘negra’, sino que había mucho mestizaje también, muchas mujeres que tenían hijos con los amos u otras persona que pertenecían a otros grupos sociales, otras castas, pero la esclavitud se sigue reproduciendo a través de las mujeres”, comenta.

Nicole Pardo-Vilú2020

En la imagen, Nicole Pardo-Vilú.

La libertad de vientres se promulgó en 1811, sin embargo, según Pardo-Vilú la normativa se aplicó de forma fragmentada y casi sin fiscalización. Eso generó que continuara la precarización de las mujeres, pese al contexto de la época. “No hay una fiscalización tan estricta en las parroquias y sabemos que ahí es donde se anota el estatus de las personas cuando son bautizados. Se sabe que hay casos judiciales de personas que reclaman libertad, porque sus hijos nacen en 1812 y se los está tratando como esclavos. Hay un proceso de un conocimiento. Los esclavizados y esclavizadas saben cómo está funcionando la ley  y cuales son las ventajas y desventajas de estar en esa posición media confusa que es la época de la Independencia”, explica.

Para la autora hoy es relevante dar visibilidad a esta historia que ha pasado a un segundo plano dentro del relato hegemónico. En esa línea, sostiene: “No tenemos que olvidar que Chile fue un país esclavista y que hubo personas que trabajaron en ese comercio, que fueron tratantes de esclavos y también personas que compraron y tuvieron esclavos, reproduciendo esclavos en sus propias casas. Esos también son nuestros antepasados”.

“Nuestra historia y nuestra identidad se formó con esa herencia de la esclavización, por lo tanto, no sólo tenemos que conocerla, tener conciencia sobre la presencia de estos esclavizados y esclavizadas, sino también pensar sobre quienes eran los amos”, añade.

Coquimbo episodios coloniales. Los claroscuros del desierto puede ser adquirido a través del sitio Web de Acto Editores, pero también en las principales librerías del país. 





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