Nació como un experimento en casa, construyendo objetos, manipulando adornos y muñecos, dándoles vida a través de una secuencia de fotografías sacadas con celular. “El cierre de los teatros nos dejó paralizados, nunca habíamos estado tanto tiempo sin ensayar ni hacer funciones. Así que probamos con un nuevo escenario casero, sobre la mesa del comedor, creando a partir del encierro y de manera artesanal, buscando mantenernos activos y vinculados con la audiencia”, cuenta Paula Barraza, autora del proyecto La Mona cuadro por cuadro, financiado por el Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y las Artes, convocatoria 2020.
Se trata de seis breves relatos virtuales inspirados en las obras originales de La Mona Ilustre (Los peces no vuelan, Las cosas también tienen mamá, La niña de Canterville, Juan Salvador Tramoya, Malè y Mocha Dick), donde prima la animación de objetos miniatura y la confección casera a través de la técnica de stop motion.
“Cada cápsula busca rescatar el lenguaje y la esencia de los espectáculos de la compañía, su universo estético y de contenido, donde creamos una visualidad minuciosa y construimos imágenes desde lo sensorial, potentes en su narración. Pero siempre desde lo artesanal, al estilo de La Mona, contando historias con lo que tenemos, ya sea el cuerpo, la luz, texturas en movimiento y, en este caso, con el material que hay en casa”, asegura Barraza.
Si bien la construcción de cada relato se fue adaptando a los elementos con los que contaban de antemano, también manufacturaron diversos objetos miniaturas, a cargo de Isidora Robeson, que fueron ensamblándose con efectos sonoros creados con la voz de Diego Hinojosa y una cuidada musicalización original de Gaspar Duclos.
Las cápsulas, de aproximadamente cinco minutos de duración, se transmitirán a través de las redes sociales (IGTV y Facebook) de La Mona Ilustre @lamonailustre a partir del 22 de abril a las 18:00 horas, donde cada jueves se estrenará una nueva cápsula.