Humberto Maturana: una nueva historia cultural de la humanidad

  • 13-05-2021

Quiero expresar con estas palabras la alegría y la admiración por haber tenido la oportunidad de conocer de cerca a Humberto Maturana en nuestras actividades científicas en la Universidad de Santiago de Chile. Su apuesta fue una saludable invitación a pensar la humanidad desde aspectos olvidados o escamoteados, como el amor y el juego, título de un libro suyo que fue lectura obligatoria por años en nuestra cátedra de Análisis Histórico y Social del Departamento de Historia.

Su invitación al conocimiento de la humanidad desde estas dimensiones fue un permanente desafío para nuestra disciplina, tantas veces más impresionada por las expresiones y las huellas de la cultura patriarcal en la historia. Humberto Maturana relativizó esa forma de conversación para abrirnos a un universo distinto, original y decisivo en la conducta social de nosotros y de nuestros ancestros. Para el sabio la democracia es un modo de convivir que se nutre del emocionar matríztico originario de la humanidad. No es algo que se impone ni se defiende racionalmente. Es algo que se vive o no se vive: “La democracia no es un producto de la razón humana, la democracia es una obra de arte, es un producto de nuestro emocionar, una manera de vivir de acuerdo a un deseo neomatríztico por una coexistencia dignificada en la estética del respeto mutuo. Lo que hace difícil el vivir en democracia en el medio de una cultura patriarcal que continuamente la niega es el que las gentes que quieren vivir en democracia son en su origen patriarcales.” (Amor y juego).

Después de recomendar la lectura de su obra Amor y juego. Los fundamentos olvidados de lo humano en la carrera de Licenciatura en Historia decidí contactarlo personalmente para mantenerlo al tanto de nuestro proyecto de investigación sobre el amor en las culturas indígenas y mestizas de Chile y América en los siglos XIX y XX. Nos interesaba reconstruir ese emocionar básico de la humanidad. El amor, en sus palabras, “es tanto la emoción básica que constituye la vida social en general, como la emoción básica en la historia humana tanto en el origen de lenguaje como en la realización y conservación de la manera humana de vivir.” (Amor y juego). La idea era invitarlo a participar de un encuentro al final de nuestro proyecto. Cual sería nuestra sorpresa cuando nos solicitó acompañar el proceso mismo de la investigación. No sólo deseaba saber los resultados finales sino estar atento a los descubrimientos que haríamos en el camino. Sin jamás imaginarlo ni menos pedírselo el profesor Maturana se incorporó en cierto sentido a nuestro equipo de trabajo. Su cercanía fraternal quedó sellada en la presentación que hizo de nuestro libro Lo que puede el sentimiento. El amor en las culturas indígenas y mestizas en Chile y América del Sur, siglos XIX y XX (Santiago: Ocho Libros, 2015).

Cercano, amistoso, sin estiramiento alguno, Humberto Maturana se hizo parte de nuestra indagación científica. Nuestra universidad lo había integrado solemnemente a la institución como doctor honoris causa en 2009. En el Departamento de Historia, pocos años después, pudimos comprobar la lozanía y la prestancia de sus propuestas y reflexiones. Nos animó, y nos lo sigue haciendo, a imaginar un mundo imprevisto y generoso, como fue su ofrecimiento a integrarse a la investigación historiográfica. Un sabio a toda prueba. Reitero la alegría de su presencia que su deceso no detiene. Una honra para Chile y para todo el mundo.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

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