“Gepe y Margot Loyola: Folclor Imaginario” de Nino Aguilera

  • 14-05-2021

En 2018 aparece el disco “Folclor Imaginario (canciones recopiladas por Margot Loyola Palacios y algunas otras que parten desde ahí)”, séptimo de la carrera de Gepe, cantautor nacional que se ha caracterizado por su desprejuiciada búsqueda sonora para producir algunas de las más interesantes canciones del pop chileno. Es este trabajo el corazón del documental “Gepe y Margot Loyola: Folclor Imaginario”, una película que busca retratar el proceso de producción de ese disco, celebrando algunos de los valores fundamentales del ejercicio de aprendizaje del artista en su encuentro con la maestra del folclor nacional: Margot Loyola.

El documental no es una biografía ni de Gepe, ni de Margot Loyola. No se inicia, como podría esperarse, haciendo un resumen de la carrera de ninguno de los dos, sino que parte del encuentro entre ellos y las consecuencias transformadoras de esa relación. Desde sus inicios en Taller Dejao, a principios de los 2000, Daniel Riveros –a quien luego conocemos como Gepe- había demostrado su interés por la música de raíz, un interés que primero se manifiesta desde el instinto y que se va renovando con el paso del tiempo y con el desarrollo de un trabajo solista que ha estado marcado por la mezcla de sonoridades que han sido adaptadas en su canción de autor. Es este reconocimiento a las y los creadores del mundo del folclor el que produjo su encuentro con Margot Loyola y su compañero –y también maestro del folclor- Osvaldo Cádiz y que generó ese intercambio de influencias y afectos que deriva en ese disco y luego en este documental.

Uno de los valores que Gepe reconoce en el folclor es la creación colectiva, y el aporte que diversos cantores, cantoras e instrumentistas van añadiendo a una composición que luego se transforma en un canto popular. Ese espíritu es central en esta película, ya que son muchas las voces que aparecen dando cuenta del proceso que permitió generar estas canciones. Desde los músicos que componen la banda: Miguel Molina, Gonzalo Gómez, Claudio Constanzo, Marcelo Cornejo y Claudia Mena – todos ellos con un amplio recorrido en el mundo del folclor y varios, además, alumnos de Loyola- a personalidades clave del área como la folclorista María Ester Zamora y el mismo Cádiz, hasta el reconocido productor Cristián Heyne, quien estuvo a cargo del disco.

La portentosa presencia de Margot Loyola sobrevuela todo el documental no sólo a través de sus canciones, sino a través de material de archivo y registros que van dando cuenta de cómo su pasión por la investigación, difusión e interpretación de la música chilena y sus variantes calaron hondo en más de una generación de músicos. Hay en el trabajo de Margot Loyola no sólo una belleza que tiene que ver con su calidad artística, sino una ética sobre el rol de la cultura en la vida de las personas, en la necesidad que tenemos de reconocernos en el lenguaje y de encontrarnos con otros y otras a través de él. Esa ética parece contagiar a los jóvenes músicos que interpretan hoy sus canciones y a través de ellos – y en un ciclo virtuoso- a quienes nos exponemos al dolor dulce del amor, del desamor, del encuentro y el desencuentro que aparecen en estas composiciones.

“Gepe y Margot Loyola: Folclor Imaginario” fue premiado como Mejor Documental Nacional en IN Edit 2019 y es, sin duda, un bello documental musical. Pero probablemente lo que a mí más me entusiasma de él es el encuentro del que da cuenta. El encuentro entre la tradición y la música actual; el encuentro entre la raíz y lo masivo; la posibilidad de que nuevas generaciones descubran la belleza, la delicadeza, la fuerza y la ternura de canciones que son parte de nuestro adn, que nos cuentan cómo hemos sido, que nos devuelven un rostro que parecía perdido. Todo esto desde el cariño y la admiración que este grupo de jóvenes músicos –y también el equipo de realización- tienen por su maestra, una maestra que merece todos los reconocimientos, siendo el mayor de ellos el que siga presente a través de sus valores y canciones.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

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