El escritor argentino Eduardo Sacheri (La pregunta de sus ojos, Papeles en el viento, Ser feliz era esto y Lo mucho que te amé, entre otros) lanzó una nueva novela en la que presenta un relato donde confluyen temas como el fútbol, la adolescencia, la dictadura argentina, los recuerdos y la paternidad, entre otros. ¿Su nombre? El funcionamiento general del mundo (Alfaguara).
El libro narra el inesperado viaje de Federico Benítez y sus hijos hacia la Patagonia. En ese traslado, los personajes se sumergerán en una historia que profundizará en los recuerdos de adolescencia de Benítez.
“Por un lado me interesaba aterrizar en cierto pasado como lo es 1983”, dijo el autor en conversación con Antonella Estévez en el programa Semáforo. “Ese es un año muy importante para mi país, porque es el último año de la dictadura y es el año de la recuperación de la democracia. No sólo es el inicio de algo, sino que es el final traumático de otra cosa”, añadió.
“En la novela me interesó buscar esas continuidades, no una sociedad que simplemente se entrega a la felicidad de la democracia, sino que arrastra formas de ejercer la autoridad bastante marcadas aún por ese autoritarismo, por esa arbitrariedad, por esas crueldades en el modo de vincularse”, explicó el escritor.
Sacheri también señaló que le interesaba que su personaje principal, Federico Benítez, se viera obligado a realizar un ejercicio de memoria respecto de su propia historia. Le atraía la idea de que el hombre dialogara, “a regañadientes”, con sus hijos respecto de su pasado, que a la vez también es el pasado de su país.
“Me gustaba ese doble ejercicio”, dijo Sacheri, indicando que, en este ejercicio, le interesaba rememorar sus 15 años para darle una vuelta a su propia paternidad. “En la ficción, escribo cuestiones que me interesan o me preocupan o me importan de mi propia vida actual y pasada”.
“Me parece que siempre es bueno interrogarse sobre qué le damos a nuestros hijos, qué les deseamos, qué imagen deseamos que nuestros hijos se formen de nosotros y, esas interrogaciones, nos habitan a lo largo de la vida. Me interesaba cifrarlo de algún modo”, sostuvo el autor.
El escritor argentino también se refirió a uno de los temas que ha abordado en más de una oportunidad en sus obras: el fútbol. En esa línea, expresó que es importante estar “atentos al fútbol como un medio, como una puerta, un lugar de acceso a otro lado”.
“Amo el fútbol, pero me choca esa cosa gritona, chabacana, de considerar al fútbol como una épica, cuando es solamente un juego, pero en ese simplemente un juego está cifrado lo mejor del fútbol que es que este puede de ser n vehículo para otro lado”, indicó.
“Estos chicos, que son unos anónimos en una escuela gigantesca y que les gustaría ser vistos, registrados, valorados y no saben cómo, sueñan con que el fútbol les de ese lugar, con ganar el torneo que los instale donde su popularidad no los ha instalado. Mientras juegan se interrelacionan y se vinculan con sus propios deseos, limitaciones y ahí es donde el juego sirve como herramienta de interacción de la vida”, explicó el autor.
Sacheri también afirmó que “la vida no es un juego”, pero que es importante releer las distintas capas de esa interacción: “Bajar a la simpleza del juego y subir a la vida, es una actividad catártica y pedagógica para las personas”. “Eso es lo que es el fútbol para mi y lo que intento que sea para esos chicos extraviados en 1983”, concluyó el autor.