¿Golpes blandos o Autodeterminación?

  • 19-07-2021

Los tiempos de la posverdad y de los fake news (noticias falsas) hacen muy difícil las posibilidades de tener un debate honesto sobre el acontecer, sea nacional, regional, latinoamericano o mundial, a nivel de la economía, de la política o de la cultura.   Chile es un país “ais-lado”, y sus medios de comunicación lo reproducen día a día, informando de manera muy sucinta  y homogéneamente tendenciosa , cuando no desinformando, de lo que sucede más allá de nuestras fronteras. En los medios son “noticia” aquello que ciertas agencias y grupos informativos distribuyen e imponen como tales. Sí estimados lectores que a veces se asoman a estas columnas. Estoy hablando del nuevo intento de asedio digital y mediático  a Cuba; del magnicidio en  Haití, de la represión y la paramilitarización terrible de la política en Colombia.  Del intento de robarle las elecciones a Pedro Castillo en el Perú, con más de un mes que la Junta Electoral allí no da como ganador al ganador porque las elites mandantes  no lo quieren.

Estoy hablando del Medio Oriente, de Siria, Irak, Afganistán, Libia, entre otros y del intento de USA y Europa de seguir dominando y mandando allí, de donde ellos no son y a donde ellos no pertenecen.  Para el republicanismo democrático que, en muchos sentidos me representa, libertad no es, como lo pretende el neoliberalismo, hacer lo que a cada cual le de la gana y que nadie lo interfiera en ello. No. Libertad es para nosotros, no dominación. Esto es, capacidad de ejercitar el autogobierno y la autonomía, desde la ciudadanía subjetiva hasta el accionar de un pueblo autoorganizado.  Y esto es lo que está en juego en esta suerte de nueva ola de ataque que algunos designan como una  versión remozada y  privatizada del Plan Cóndor en nuestra América.  Lo que está pasando en la Isla,  Haití, Colombia o el Perú: ¿es pura casualidad?  ¿es pura espontaneidad? Este creo es uno de los aspectos claves en juego: libertad de autodeterminación o neocolonialismo.

Una alternativa que ha recorrido nuestra historia latinoamericana desde la primera independencia pues y que no termina de dilucidarse 200 años después ¡  Sería útil preguntarse: por qué cada vez que un proyecto sociopolítico apuesta por la autodeterminación no lo puede llevar a cabo? Usted dirá, pero ¿dónde? Veamos solo algunos ejemplos: uno, la ocupación de la isla cubana por los USA  después de la derrota de los españoles a manos de los independentistas   (1898); dos, lo sucedido en varios países de Centroamérica, ahí tiene R. Dominicana, Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua; después, golpes en Brasil, Paraguay, Argentina, Bolivia. Y claro, no podemos dejar de mencionar el caso chileno del Golpe de Estado de 1973, donde se nos ha querido mentir diciendo que fue solamente una acción criolla, espontánea,  para confrontar el así llamado “cáncer marxista”. Afirmaciones contradichas por una ingente información  en sentido contrario (pueden consultar -entre otros- el Informe Church, del senado estadounidense).  Sin embargo, como ya no es necesario ni bien visto estar propiciando y apoyando golpes cívico-militares directos, entonces se ideó la  estrategia llamada  golpes “blandos”. Que de “blandos” a decir verdad, no tienen mucho. Uno de sus “creadores”, el profesor Gene Sharp y sus manuales para derrocar gobiernos adversos o políticamente incorrectos.  De seguro muchos de los lectores  se preguntarán, pero cuáles golpes blandos? Bueno, los nombro: Honduras (inició la ola creo en 2009, contra Zelaya); Paraguay (contra Lugo); Brasil  (contra Dilma y Lula); Bolivia (2019,  contra Evo Morales y el MAS). Y no he nombrado el golpe contra H.  Chávez  en el 2002, que duró 48 horas. No solo eso. Muy calladitos están las elites dominantes con el hecho inquietante que grafica el tener en Colombia a la misma OTAN. ¿Será para hacer florecer la justicia social  y la paz en nuestro continente? Como se ve, pura casualidad.  Hay que estar enterado.

Es la dimensión geopolítica e histórica que tantas veces nuestros periodistas, y analistas, como miembros de partidos políticos u  opinólogos, dejan de lado, no consideran, pasan bajo silencio. Ahora, querían -más allá de los problemas objetivos que tienen, y el bloqueo por 60 años en primer lugar-   aplicárselo (golpe blando) a la Isla, redes digitales también mediante (recuerde: “la imagen  es todo, la sed, nada”).  Una revolución que ha tenido siempre como  rasgo propio  una vocación de soberanía y autodeterminación nacional y latinoamericanista.  Y que gracias a su capacidad de innovación pudo llevar delante de manera propia una serie de tareas importantes. Entre otras, alfabetización y acceso a la educación y la cultura  para todos; reforma agraria;  nacionalizaciones;  poder popular, solidaridad internacional, una revolución pobre, sí, pero con una dignidad tremenda,  etc. Oiga, una revolución martiana y de emancipación nacional. Eso era y eso es esa revolución, con sus propios tropiezos, dificultades, y debilidades.

Claro, lamentablemente muchas de las informaciones y  reflexiones sobre nuestra América  no se hacen desde un punto de vista crítico y latinoamericano. Se hacen todavía desde una   dependencia mental  hacia USA o Europa y sus medios informativos, sus intelectuales o dirigentes.  Como bien lo expresaba un José Vasconcelos : ” Nosotros nos hemos educado bajo la influencia humillante de una filosofía ideada por nuestros enemigos, si se quiere de una manera sincera; pero con el propósito de exaltar sus propios fines y anular los nuestros. De esta suerte nosotros mismos hemos llegado a creer en la inferioridad del mestizo, en la irredención del indio, en la condenación del negro, en la decadencia irreparable del oriental” (Raza Cósmica,1925).

Estamos bombardeados por una política comunicadora  neocolonial que los medios no asumen, porque son parte de ella. Ellos quieren formatear las mentes de todos nosotros: que hablemos lo mismo, que pensemos lo mismo, que veamos lo mismo, que emitamos solo consignas robóticas, binarias. Quieren gobernar y manipular a favor de sus intereses minoritarios y particulares palabras importantes (libertades, derechos, mercado, democracia, dictadura, igualdad, fraternidad, socialismo, comunismo,  etc) sin nunca entrar a conocerlas, precisarlas, estudiarlas. Repetirlas una vez y otra vez bajo una sola tonalidad. Y, claro, son tan “demócratas” que si uno se sale de esos marcos definitorios presupuestos entonces le caen encima como pueden. No solo eso. Se dan tranquilamente el lujo de intentar legalizar la mentira. Ya ve usted cómo se han usado imágenes falsas para referirse a las protestas en Cuba: una perteneces a protestas contra Mubarack en Alejandría;  otra, a la celebración en el Obelisco de Buenos Aires del triunfo argentino en Copa América.

Acá mismo, si mal no recuerdo, el mismo diario La Tercera usó una foto de adalides de la revolución para hacerla pasar como expresión de los protestatarios. Como diría alguien, todo los medios están justificados si se trata de  perjudicar  a esa Isla y su pueblo.  Por cierto, incluida la intervención violenta y militar desde el sur de la Florida (Alpha 66 o Comando F4) bajo mentiras repetidas mil veces (crisis humanitaria, terrorismo), al igual que los neopinochetistas de acá.  Las derechas neoliberales, desde hace 40 años que han trabajado para descomponer, corromper, desacreditar esas principales palabras; otra forma de decir: corromper y desacreditar una actividad esencial como es la política  y  la conciencia política  (ojalá del más amplio espectro político posible),  para ponerla al servicio del capital y el mercado. Esa es la verdad. Lo hemos vivido acá también y hay buenas investigaciones y libros que lo de-muestran.

El filósofo José Gaos, español transterrado como lo llamase Leopoldo Zea,  decía  bien respecto a todo esto: “ (…) los juicios de valor pronunciados por los miembros de los países hegemónicos culturalmente son repetidos por los miembros de los demás, aún en los casos de injusticia: (aquello) es un ingrediente de la hegemonía de los primeros países sobre los segundos” ( En torno a la filosofía mexicana). Golpes blandos o autodeterminación. Que es como decir: democracia o neoliberalismo. Esta  parecer ser la disyuntiva.  Parafraseando al  historiador chileno Luis Corvalán M., “ el que no la vea, renuncie al porvenir”.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

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