En los años 80, Mauricio Celedón se instaló en Europa para profesionalizar su quehacer teatral, disciplina que lo cautivó cuando sólo tenía 16 años. Desde entonces, el artista ha desarrollado un trabajo de manera continua, regresando a Chile, en más de una oportunidad. Es decir, pese a la distancia, el vínculo de Celedón con Chile y sus creadores siempre ha existido y se mantiene vivo en el tiempo. Por ello, hoy figura como uno de los candidatos al Premio Nacional de Artes de la Representación y Audiovisuales 2021, nominación que es patrocinada por la Universidad Academia de Humanismo Cristiano y respaldada por personalidades como Raúl Zurita, Tomás Moulián, Paula Sharim, Paulina Urrutia y Alejandro Jodorowsky, entre muchos otros.
Para Celedón, este apoyo ya es un reconocimiento que es preciso agradecer, ya que en él ve un respaldo al teatro gestual y callejero, propuesta que muchas veces ha quedado al margen de los galardones oficiales. Pero, según dice, este guiño es mucho más profundo, porque tiene que ver con la valorización de un conocimiento que él heredó de maestros como Alejandro Jodorowsky, Enrique Noisvander, Étienne Decroux, Marcel Marceau, Andrés Pérez y Ariane Mnouchkine, entre otros.
“Ellos son bellos maestros que están muy inmersos en mí. Todavía están en mi piel y ahora tengo la posibilidad de dejarle estas enseñanzas a otros”, dice el artista desde su hogar en Francia y vía Zoom. “Me gustaría mucho, en el tiempo que me queda, poder dejar esto para las nuevas generaciones. Podríamos seguir trabajando, hacer actividades gratuitas, talleres para quienes no pueden pagarse un taller universitario de 30, 40, 50 mil pesos”, comenta respecto de las posibilidades de acceder al Premio Nacional.
“Para mi, el Premio Nacional es un reconocimiento para mi como persona, pero también para la calle entera. Para todos los amigos de la calle y para todo lo que están haciendo compañías como La Patogallina, La Patriótico Interesante, la compañía de Horacio Videla, por nombrar algunas de las más conocidas. Esto también es importante para la juventud del mañana”, afirma.
En qué medida esta nominación es un guiño al arte popular…
Por supuesto que al estar en la calle ya es popular, pero popular dicho de una manera bastante especial, porque es un teatro que contiene materias o temas que pueden impactar. Como cuando se hablaba de los primeros espectáculos que hicimos como Malasangre y se hablaba del poeta Rimbaud, que no era conocido por todos. Pero, sin embargo, gracias al impacto de la imagen, de la música, del vestuario, lleva a una reflexión. Es decir, que cualquier espectador en la calle puede preguntarse luego, qué es lo que vio. Entonces, puede llegar a investigar para saber qué era lo que estaba viendo y descubrir que Arthur Rimbaud era un poeta maldito francés del siglo antepasado. Ese reconocimiento es maravilloso.
La cultura ha sido un sector fuertemente golpeado en nuestro país. Pero, en Europa hay casos donde la situación ha sido mucho más flexible ¿cómo ha sido para usted en ese sentido?
Aquí la cultura tiene un apoyo, que es algo que sería muy bueno de arreglar en Chile para el futuro. Decir que realmente hubiera una ayuda hacia los jóvenes artistas chilenos de todo ámbito, que pudieran tener una base de seguridad social, que son importantísimas. Ahora, el confinamiento se vive de diferentes maneras. Yo lo he vivido sin mucha ansiedad, porque estoy trabajando en una próxima obra. Entonces, estoy en un tiempo de lectura, en un tiempo de escritura, un trabajo casi de mesa. Entonces, hubiera estado encerrado de todas maneras y eso está bien. Por otra parte, lo que sí me falta es la relación física con los actores, esa relación que un director necesita para nutrirse, que es tener frente a él a esos actores que luego son los personajes de lo que estás escribiendo. La columna vertebral de lo que estás escribiendo se hace carne y hueso con ellos, con las materias y, por supuesto, con lo urbano. Todo eso tiene bastante importancia.
¿Cuándo fue la última vez que el Teatro del Silencio se presentó? Te lo pregunto, porque cuando la compañía Teatro del Silencio se reúne, suele convocar a una multitud importante de espectadores.
La última gira fue en Seúl el 2019. Luego tuvimos que anular muchas presentaciones en España, Portugal. Fue una anulación de giras muy triste para todos, pero la última vez que tuve un encuentro realmente con la gente, fue en el estallido social.
Tú llegaste a Chile justo el 18 de octubre, ¿cómo recuerdas ese momento?
Llegamos con Claire, mi compañera, para hacer un encuentro de teatro ciudadano en Renca, donde yo ya estaba trabajando desde el año pasado. Me gusta mucho trabajar en comunas, con la gente, y dejar abierto el espacio para personas de distintas comunas. Y nos quedamos en un departamento al frente del GAM. Habíamos quedado de vernos con la gente del departamento de Cultura de Renca a las 6 de la tarde para hacer una primera reunión y empezar este ciclo. Ya teníamos bastante avanzadas todas las cosas, pero era para dejar las cosas bien hechas. De pronto nos despertamos de una pequeña siesta y Claire va hacia la ventana y me pregunta qué pasa, si era la hora en que salen los alumnos. Había mucha gente en la calle. Luego las cacerolas. Hubo un toque de queda que se instauró ese mismo día. Luego supe de la actriz a la que le habían disparado. Se pudo seguir trabajando porque trabajábamos en Renca, pero toda la salida desde ese lugar hacia la Estación Mapocho y tomar una movilización…Es decir, era realmente un estallido, donde encontré que había una fuerza enorme en la juventud. Me removió mucho realmente. Fue una cosa sentimentalmente muy fuerte, porque yo viví el golpe de Estado cuando tenía 16 años y me llevó muchos recuerdos de esa época. Vi una fuerza enorme de la juventud chilena, como cuando volví de Europa la primera vez. Hay una nueva generación muy brava que está dispuesta a no soltarse y a seguir la lucha.
En esos días ustedes realizaron el pasacalle Renca Despertó, en homenaje a las víctimas de la comuna. ¿Por qué decidieron realizar esta presentación que, a su vez, también es una decisión política?
En ese momento, ¿qué es lo que me lleva a mí? Me lleva a la urgencia de pasar un mensaje como un ritual pacífico. No significaba ir a protestar a Renca, sino que llevar algo que fuera bello, que fuera artístico, que fuera portadora de una emoción hacia las madres, los familiares, que estaban presentes en ese momento. Esa es una labor del teatro, porque el teatro tiene que ser portador de voces sociales. Así como lo decía Stanislavski: el teatro es un espejo de la vida. Un momento tan sensible como ese ya no es ni siquiera político. Es emocional. Ahí hay dos cosas que resaltar. Cuando las cosas son políticas porque son políticas, salen mal. Cuando las cosas son por la emoción, están suspendidas, tienen una delicadez, una belleza en sí misma. Eso es lo que siento que puede hacer, realmente, que la gente se junte, apaciblemente, dentro de algo que nos está haciendo muy mal. No es solo una cosa política. Es una cosa de sensibilidad. Renca Despertó fue un ritual más que nada. Fue bastante emocionante.
¿Cómo ves el proceso de la Convención Constitucional?
Lo encuentro muy interesante en el sentido de que son 155 personas que se van a unir, que se van a conocer. Además, hay una presidenta que es mapuche, que también es algo muy importante para nuestro pueblo mestizo. No hay que olvidar que en Chile somos casi todos mestizos y en todas partes del mundo. Los franceses son todos mestizos, entre polacos, italianos, entre españoles. Esas razas únicas no existen y nosotros tenemos mucho de nuestros pueblos originarios. Que sea ella elegida presidenta, es realmente un gran reconocimiento a nuestro pueblo originario. Me tiene muy contento de que sea así.
¿Sigues de cerca los detalles de ese debate?
Lo que puedo desde aquí. Pero hay bastante gente conocida como Achurra y está bien que hayan artistas, sociólogos, historiadores, periodistas. Está bien mezclada la cosa. Eso es un cambio necesario que nos va a hacer muy bien. Pase lo que pase y se den como se den las cosas, es el primer paso para algo mejor.
En el ambiente uno puede percibir que existe un cambio epocal. ¿Cómo lees estas transformaciones y cómo imaginas el Chile que surgirá luego de este momento?
Hago hincapié en la fuerza que tiene la juventud, que fue en masa a votar, que se manifestaron a través del voto, esa fuerza que se tuvo en el estallido. Las mujeres tuvieron una presencia importantísima. Lo que hicieron Las Tesis se replicó en todo el mundo. Esas palabras se replicaron en japonés, árabe, francés, alemán, inglés. Lo que se necesita es más justicia social y poder, realmente, llegar a tener educación, salud. lo digo para todos los chilenos, pero sobre todo en lo cultural, para los jóvenes artistas. Que no sea castigada la educación como ha sido castigada hasta el momento. En mi época la universidad se pagaba por aranceles y los aranceles correspondían a lo que ganaban mis padres. Por ejemplo, una familia que ganaba menos, pagaba menos; el que ganaba más, pagaba más. Es decir, pagabas den acuerdo a lo que era la realidad en la que vivías.
Hoy está trabajando en un nuevo proyecto, ¿de qué se trata?
Estoy haciendo por primera vez un trabajo que tiene que ver con Chile y América Latina. Digo por primera vez, porque todos mis temas anteriores han sido universales. Transfusión, uno de los primeros espectáculos que se dio por mucho tiempo, trataba un poco de la colonización. En el espectáculo de Rimbaud, fuera de que se dio por el centenario, traté de decir que la juventud chilena estaba muy dividida entre el Si y el No. Era blanco o negro, realmente radical. Y con Rimbaud pasó algo completamente diferente. Es lo contrario de la radicalización. Él es un ángel y un demonio, un joven escritor, un hombre bisexual. En el fondo, era para decir que no somos blanco y negro. Todo está mezclado. Podemos ser ángeles y demonios a la vez. En ese sentido, cada uno de los temas que he ido tocando o analizando tienen que ver con la época que se estaba viviendo y eso lo estoy buscando ahora en Latinoamérica.
Pero, ¿tiene que ver con los movimientos sociales que existen hoy en el continente?
Tiene algo que ver. Es difícil para mi hablar porque no sé cual va a ser su transposición. Si, estoy trabajando con un gran poeta chileno y espero que sea presentado, pero depende de la pandemia. A mi me resulta terrible el sacrificio de no poder trabajar como me gusta trabajar, porque, en el fondo, el Teatro del Silencio ha llegado a dos maneras de trabajar: una que es la calle y luego está la cantidad de gente con la que trabajo, que siempre es mucha gente. En este tiempo va a ser difícil presentar un espectáculo que tiene 100 personas y que tiene 2 mil espectadores mirando.
Encuentros
El próximo 7 de agosto a las 16 horas, el Teatro del Silencio, la Municipalidad de Renca, el Parque Cultural de Valparaíso, el Centro Cultural Matucana 100, la Universidad Academia de Humanismo Cristiano y la compañía Teatro del Silencio, transmitirán un ciclo con el objetivo de poner en valor el trabajo de Mauricio Celedón.
De esa manera, se emitirán, por medio de las redes sociales y además simultáneamente por 15 entidades colaboradoras, del norte al sur del país, cuatro obras del director teatral, dos de ellas, nunca antes vistas: Gargantúa del año 1988, presentada en Valparaíso, y Ocho Horas de 1991. Cada una de estas presentaciones será acompañada por un conversatorio. Esta actividad se desarrollará, posteriormente, el 14, 21 y 28 de agosto, siguiendo con Nanaqui y concluyendo con la presentación de Doctor Dapertutto.
Además, el director teatral será parte de una conversación organizada por el Anfiteatro del Bellas Artes, que se realizará el 5 de agosto a las 12:00 horas y que será moderada por Horacio Videla. Todas estas actividades se efectuarán de forma virtual y tendrán un carácter gratuito.