La antropología es una disciplina cuya forma de conocimiento pone en el centro la compresión de la diferencia y el extrañamiento como las operaciones básicas y es la clásica distinción nosotros/otros la que suele estar en juego. Esto es parte de las bases constitutivas de la antropología, las que podemos situar al alero de la empresa colonial, como un mecanismo esencial de su engranaje, a veces funcional y a veces reflexivo y crítico.
Es así que antropólogos y antropólogas suelen ser convocados a ser intérpretes cuando la diferencia se hace presente, y su posicionamiento político es crucial para comprender la deriva que la situación tendrá. En relación a las complejidades de las problemáticas de salud pública actuales, este rol parece particularmente crítico.
Esto porque históricamente la exclusión de diversas formas de comprender y atender a los procesos de salud/enfermedad/atención que provienen de tradiciones distintas a la biomedicina, operó como una frontera inquebrantable entre un conocimiento verdadero, oficial y confiable versus una diversidad de creencias más o menos falsas y, eventualmente, ilegales. Los cambios sociopolíticos y culturales de la globalización y las luchas de largo aliento de las primeras naciones obligaron a hacer bastante más permeables estas fronteras, al reconocer que en todas las sociedades coexisten distintos modelos y sistemas médicos en relaciones, muchas veces conflictivas pero también en articulación, dinámicas inmersas en procesos de hegemonización/subalternización en los que algunos actores sociales intentan imponer su propia manera de entender y organizar el mundo a otros que la van aceptando y reproduciendo, de manera que las posibilidades alternativas se van definiendo cada vez más en su articulación con la hegemónica. Al mismo tiempo, surgen propuestas cuestionadoras y de resistencia dentro de cualquiera de ellos y entre ellos, algunas de las cuales pueden enfrentar y transformar las hegemónicas.
La asimetría de poder entre saberes empuja hacia una reproducción continua de un tipo de sociedad que privilegia una forma de pensar y actuar en salud sustentada en discursos biomédicos ligados al complejo médico-industrial transnacional. Ejemplo de lo cual es el abordaje de la pandemia desde una perspectiva hospitalocéntrica y policial, que, además, concentra sus esfuerzos en torno a soluciones del tipo “bala mágica” atribuyendo a las vacunas la capacidad de resolver por sí mismas una situación que es multidimensional y devela las enormes desigualdades sociales a nivel global y local.
Desde la salud pública, han habido diversas iniciativas para generar relaciones de confianza y reciprocidad para la generación de conocimientos que puedan transformar los problemas identificados por las propias comunidades. Sin embargo, aún falta comprensión y sensibilidad en lo que respecta a la dimensión social y cultural de los padecimientos, ya que sigue imperando la lógica biologicista. Esto se puede evidenciar en la concepción simplista de la interculturalidad que muchas veces domina nuestros sistemas de salud y la reduce, por ejemplo, a la mera “incorporación” de sanadores tradicionales en los dispositivos de salud, más no en poner esfuerzos concretos para establecer relaciones de poder simétricas entre los pueblos y naciones basadas en la justicia.
Se hace tangible la necesidad de trascender la mirada de una salud pública tradicional y situar los esfuerzos de considerar otras epistemes y nichos disciplinares que comprenden las complejidades de los procesos de salud/enfermedad/atención, a saber, los supuestos que guían las bases fundacionales de lo que llamamos salud colectiva. Es en este sentido que la academia y docencia pueden cumplir un papel promoviendo la justicia cognitiva de los saberes y prácticas. Es en la trama transdisciplinar propuesta por la salud colectiva que la antropología puede ser un gran aporte.
El trabajo sobre problemas concretos, por ejemplo, reconstituyendo colectivamente itinerarios de búsqueda de sanación en las diversas tradiciones de un territorio, permite visualizar tanto la violencia estructural que atraviesa el territorio como qué disciplinas y qué acciones son necesarias para abordar realidades siempre complejas e integrales. En este sentido, resulta imperativo trascender la comprensión solipsista y unicausal de los procesos de salud/enfermedad/atención hoy hegemónica, y recurrir a aquellos derroteros disciplinares que se preocupan por considerar las exégesis y terapéuticas de comunidades con “otros” sistemas medicinales y modelos explicativos de dichos procesos, realzando las distintas narrativas e implicancias afectivas de estos en las personas, colectivos y territorios así como las implicancias de las desigualdades socioeconómicas y de poder.
A manera de síntesis y proyección, nuestra mesa redonda releva la necesidad crucial de una comunidad de pensamiento y reflexión capaz de construir y sostener perspectivas decoloniales y críticas de aproximación a los procesos de salud-enfermedad-atención.
* La Mesa Redonda titulada “Experiencias de Investigación en las intersecciones entre Antropología y Salud Pública”, tuvo como objetivo inicial establecer un diálogo entre investigadores internacionales y nacionales con estudiantes y el equipo docente, poniendo como centro las experiencias personales investigativas y las posibilidades y límites de los cruces epistemológicos, conceptuales y metodológicos entre antropología y salud pública/ salud colectiva. Como invitados participaron: Paul Hersh Martinez del INHA México, Patricia Vigueras de la U.Arturo Prat y Natalia Picaroni del PRAIS Reloncavi y U. Austral. Este texto es un trabajo colaborativo y se ha optado por un orden alfabético de las y los autores.
Maria Sol Anigstein Vidal
Sebastián Medina Gay
Natalia Picaroni Sobrado
Patricio Silva Maragaño
Lilian Valenzuela Cuello
Patricia Vigueras Cherres
Trabajo colaborativo elaborado en el marco del curso Antropología y Salud del Magíster de Salud Pública de la Universidad de Chile entre estudiantes, docentes y panelistas invitadas. Es una reflexión acerca del papel de la antropología en el campo de la salud pública, un espacio transdisciplinar por excelencia, y su contribución para el avance hacia una salud colectiva.
Como parte del curso Antropología y Salud del Magister de Salud Pública de la Universidad de Chile, se llevó a cabo la Mesa Redonda titulada “Experiencias de Investigación en las intersecciones entre Antropología y Salud Pública”* la presente columna emerge desde las reflexiones colectivas ahí planteadas desde los y las estudiantes, docentes e invitadas a partir de este encuentro.