Mohamed Sofiane Berrah, Embajador de Argelia
Diversos artículos aparecidos en los últimos días en ciertos periódicos chilenos han transmitido informaciones tendenciosas e inexactas sobre las presuntas razones que habrían motivado la decisión de Argelia de romper relaciones diplomáticas con el reino de Marruecos.
Lejos de intentar alimentar una polémica inútil que solo avivaría las pasiones y el frenesí mediático suscitados por la decisión de Argelia, mi propósito y mi único objetivo a través de esta contribución es aclararle a la opinión pública chilena el contexto y los antecedentes que justificaron que mi país recurriera a esta medida.
Para comenzar, debo precisar que, desde su independencia en 1962, Argelia ha interrumpido sus relaciones diplomáticas en muy escasas ocasiones y generalmente como una manera de solidarizar con causas justas, inscribiendo su accionar en el marco de un enfoque común con países afines (likeminded).
Por lo tanto, esta ruptura no es una decisión tomada a la ligera por las autoridades de mi país, y menos aún, se trata de una postura destinada a obtener cualquier beneficio. En efecto, Argelia siempre ha privilegiado el diálogo y el compromiso en la resolución de conflictos, y ha obrado constantemente de buena fe y de manera constructiva, para construir el espacio magrebino (Unión del Magreb Árabe), como una extensión de los ideales promovidos durante la colonización francesa por los padres fundadores de la “Estrella Norteafricana” (Etoile Nord-Africaine).
Una decisión inevitable dictada por una serie de acciones hostiles
La decisión de las autoridades argelinas de romper relaciones diplomáticas con Marruecos, se produce después de una evaluación objetiva de las acciones hostiles y maliciosas llevadas a cabo por Marruecos durante un largo período. Asimismo, esta ruptura se produce luego del agotamiento de los canales diplomáticos y siguiendo, como dicta la tradición en las relaciones interestatales, una gradación en las medidas adoptadas, cuyo carácter reversible siempre ha estado considerado en caso de que la otra parte modificara su comportamiento.
En el caso de Marruecos, Argelia ha enviado varias advertencias y le ha pedido en múltiples ocasiones al gobierno marroquí clarificar su postura en relación a los actos reprobables y a los comentarios inapropiados realizados por oficiales marroquíes, quienes contrariamente a un discurso real falsamente conciliador, se dedicaron metódicamente a dañar la reputación y los intereses de Argelia con la vana esperanza de desestabilizarla.
Esta dualidad, la cual es una característica permanente de la política de Marruecos respecto a Argelia, adquiere toda su significación a la luz de los antecedentes históricos que, de modo no exhaustivo, se enumeran a continuación.
Diversos antecedentes graves
La primera acción belicosa de Marruecos contra Argelia se produce en 1963, luego de la independencia de Argelia, cuando este país vecino, guiado por su instinto depredador y sus inclinaciones expansionistas, creyó poder explotar la vulnerabilidad de un país recién salido de un largo período colonial, para anexar parte de su territorio, violando el principio de integralidad territorial de las fronteras heredadas de la colonización, definido en la Carta de la Organización para la Unidad Africana (OUA). Todo esto sin embargo no le sirvió de mucho, ya que Argelia logró repeler esta agresión abierta (Guerra de las Arenas) gracias a la unidad y movilización de su pueblo y al heroísmo de su ejército nacional.
Varios años más tarde, el 27 de agosto de 1994, Marruecos decide unilateralmente, imponer una visa de ingreso a su territorio, tanto a los ciudadanos argelinos, como a ciudadanos de otras nacionalidades, pero de origen argelino. Esta decisión se produjo en un contexto de acusaciones falsas marroquíes sobre la presunta participación de Argelia en los atentados de Marrakech, acusaciones que los resultados de la investigación internacional sobre dichos atentados han cuestionado, subrayando su carácter infundado.
Como reacción a este desacierto marroquí, las autoridades argelinas han decidido, además de la imposición de visa para nacionales de este país en virtud de la reciprocidad, cerrar las fronteras terrestres con Marruecos, recordando que Argelia se enfrentó sola y ante la indiferencia generalizada de la comunidad internacional, a grupos terroristas responsables de asesinatos perpetrados contra su población. Algunos de estos grupos han encontrado protección y refugio en Marruecos.
El año 2013 marca una nueva etapa en la estrategia de presión de Marruecos hacia mi país. En la víspera de la celebración del 1° de noviembre, día de fiesta nacional con una fuerte carga simbólica para todos los argelinos, un ciudadano marroquí que participaba de una manifestación coreando consignas hostiles hacia Argelia, ingresó en el recinto del Consulado General de Argelia en Casablanca y profanó la bandera nacional bajo la mirada pasiva de la policía marroquí.
Elementos que desencadenaron la decisión de ruptura
En cuanto a los eventos recientes que motivaron la aceleración de la decisión de Argelia de romper relaciones diplomáticas con Marruecos, estos nos llevan a errores de apreciación y a acciones hostiles cometidas por Marruecos desde el mes de julio de 2021.
El primer error fue cometido el 14 de julio de 2021, cuando el representante permanente de Marruecos ante la ONU en Nueva York hizo circular, fuera de una reunión del Movimiento de Países no Alineados, una nota oficial expresando el apoyo de Marruecos a la autodeterminación “del valiente pueblo de Cabilia”, región situada al norte de Argelia de donde ilustres héroes de la guerra de la independencia nacional son originarios y cuyos habitantes son conocidos por su inquebrantable “argelinidad”.
Esta misiva diplomática marroquí apuntaba a meter en el mismo saco al Sahara occidental –territorio autónomo ilegalmente ocupado por Marruecos desde 1975- que es una cuestión de descolonización debidamente reconocida como tal por la comunidad internacional y por el derecho internacional ([1]), y una región que histórica y sociológicamente ha sido parte integrante del territorio argelino.
Como reacción a esta provocación, Argelia ha reclamado a las autoridades marroquíes una clarificación de la postura del reino en relación a esta cuestión. Esta demanda ha quedado sin respuesta, lo que ha obligado a Argelia a llamar a consultas a su Embajador en Marruecos en vista de la gravedad de los acontecimientos.
La segunda acción hostil de Marruecos, revelada el 18 de julio de 2021, no es otra que el escándalo “Pegasus”, software espía producido por la empresa israelí NSO. La investigación llevada a cabo por el “Consorcio Forbidden Stories y Amnistía Internacional” ha mostrado la utilización a gran escala de este software por parte de Marruecos para espiar a 6.000 personalidades argelinas, entre las cuales se encuentran altos funcionarios civiles y militares, periodistas y actores de la sociedad civil. Este acto poco amigable y reprochable que confirma la política belicosa de la monarquía marroquí ha sido condenado por Argelia que ha manifestado su disponibilidad para participar del esfuerzo internacional tendiente a establecer los hechos colectivamente y a aclarar la materialidad y el alcance de este cibercrimen.
En el marco de la prolongación de la actitud provocadora de Marruecos en relación a Argelia, citaremos asimismo la declaración realizada el 12 de agosto de 2021 por un alto funcionario israelita durante su visita a Marruecos. También en esa oportunidad, Rabat se las arregló para orientar de maniera tendenciosa la declaración israelí realizada en una conferencia de prensa conjunta con su homólogo marroquí, en lo que concierne a la oposición de Argelia al otorgamiento del estatus de observador de la Unión Africana a Israel.
El tono amenazador de la respuesta del funcionario israelí que no hizo más que criticar a Argelia aun cuando su posición es compartida por una veintena de otros países africanos deseando preservar la cohesión y la unidad de la organización panafricana concerniente a la cuestión palestina, constituyó una provocación gratuita que da cuenta de la deslealtad de Marruecos y de su manifiesta voluntad de involucrar a su nuevo aliado medio oriental en una aventura azarosa dirigida en contra de Argelia.
Finalmente, la última provocación a la fecha ha tomado la forma de un activo apoyo de Marruecos a agentes separatistas luego de los incendios de origen criminal que devastaron, en el transcurso de agosto de 2021, varias regiones de Argelia, causando la destrucción de miles de hectáreas y la muerte de más de 90 personas de las cuales 33 eran militares.
La participación de Rabat en los incendios ha sido confirmada por las investigaciones llevadas a cabo por la policía judicial argelina y por el arresto de elementos afiliados a dos organizaciones que Argelia clasifica de terroristas que intentaban huir al territorio marroquí.
Tal y como queda claro luego de este recordatorio histórico, las autoridades argelinas siempre han demostrado sabiduría frente a las acciones hostiles de Marruecos, así como también han rechazado dejarse llevar por la estrategia de presión y la apuesta destructiva de su país vecino. Lejos de ser un signo de debilidad, la actitud madura y responsable de Argelia se justifica gracias a la preocupación constante de sus dirigentes por hacer prevaler los intereses superiores de ambos pueblos, de manera de no entrabar su aspiración común a la paz, al desarrollo y a la prosperidad.
Sin embargo, como en toda cuestión, la paciencia tiene sus límites, y la de Argelia no es ilimitada. Con mayor razón, cuando la acción de un Estado con el cual compartimos fronteras, una historia y un destino común, afecta de manera tan evidente la seguridad y estabilidad de mi país. Partiendo de esta premisa, nadie puede objetivamente reprocharle a Argelia el hecho de que quiera protegerse contra un país tan poco dispuesto a mantener relaciones normales y pacíficas.
([1]) Los Dictámenes de la Corte Internacional de Justicia del 16 de octubre de 1975 (https://www.icj-cij.org/public/files/case-related/61/061-19751016-ADV-01-00-EN.pdf) y los Fallos de la Corte de Justicia de la Unión Europea del 10 de diciembre de 2015 (https://curia.europa.eu/juris/document/document.jsf?docid=172870&;doclang=ES) y del 21 de diciembre de 2016 (https://curia.europa.eu/juris/document/document.jsf?docid=186489&text=&doclang=ES&pageIndex=0&cid=1962511) consideran al Sahara occidental como un territorio separado y distinto que escapa a cualquier soberanía marroquí.