Escrita por Luis Felipe de la Vega, Coordinador de Publicaciones/Editor de Revista Saberes Educativos del Centro de Estudios Saberes Docentes
En un período de intenso debate público que domina la agenda, nos encontramos en un inédito escenario en que se estarán discutiendo en paralelo los contenidos de la nueva Constitución y las prioridades del próximo gobierno. Pese a su relevancia, hasta ahora ha sido llamativa la ausencia de la discusión sobre educación. Por esta razón, desde el Centro Saberes Docentes de la Universidad de Chile hemos querido realizar estas cartas abiertas a las candidaturas presidenciales, buscando analizar, pero sobre todo requerir de mayor información sobre los contenidos de sus programas en este ámbito. Ciertamente, para poder interpelar a una candidatura se requiere como condición de base disponer de un programa, razón por la cual estas cartas se destinan únicamente a quienes han publicado este instrumento.
El programa de Gabriel Boric considera cinco grandes puntos, orientados a enfrentar las consecuencias educativas de la pandemia, la transformación del paradigma educativo dominante, ajustes en el marco normativo para la superación del enfoque neoliberal, reformas al sistema de educación pública y fortalecimiento del rol y la carrera de trabajadores y trabajadoras de la educación.
Detrás de estos cinco puntos se declara la aspiración de “superar definitivamente el modelo educativo neoliberal”, es decir, se plantea un propósito de transformación profunda no solo de mecanismos, sino que de objetivos y sentidos del sistema educativo. Frente a esta expectativa, en el programa se ven estrategias que pudieran sintetizarse en un robustecimiento del involucramiento y participación de quienes están inmersos en los procesos educativos, aumento de financiamientos basales y mejoras y profundizaciones en procesos y políticas ya existentes (por ejemplo, de la Nueva Educación Pública o la carrera docente).
Frente a esta situación, nos preguntamos, ¿son estos cambios suficientes para la superación del modelo educativo neoliberal? Por ejemplo, se indica que se eliminará el Simce y se reemplazará por un nuevo sistema de evaluación orientado a los aprendizajes y las comunidades. Sería interesante conocer en qué sistema en concreto se está pensando y qué diferencias existen con los procesos que ya se están implementando, en un contexto en que la eliminación del Simce ya no parece una medida rupturista ni transformadora, toda vez que el propio gobierno actual de derecha ha prescindido los últimos dos años de esta medición.
Es cierto que esta medida no se ha tomado “desde la convicción”, sino a partir de las circunstancias del contexto social y sanitario, sin embargo, se ha dispuesto de un sistema de evaluación formativa de los aprendizajes para el uso interno de los establecimientos educacionales que además ha sido muy bien recibido por los actores del sistema. Desde esta perspectiva, la eliminación del Simce, o al menos del rol protagónico que hoy tiene en la arquitectura del sistema de aseguramiento de calidad, no parece tener el impacto transformador en el funcionamiento del sistema que hubiera tenido hace un par de años, en que hubo movimientos sociales y académicos que pedían la eliminación de esta prueba. Aún más, la candidata Yasna Provoste también incluye esta medida en su programa.
Otra pregunta que nos surge viene desde el punto que el programa dedica a las transformaciones del marco legal para la superación del enfoque neoliberal. El programa más que nada describe cambios normativos que permitan el financiamiento basal a las instituciones educativas del nivel parvulario y escolar, eliminando por ejemplo, la subvención por asistencia (también propuesto en el programa de Provoste). Se indica que este proceso será gradual, lo que motiva a preguntarse, ¿qué tan gradual? O ¿de qué dependerá la gradualidad?
Otra pregunta asociada sobre los financiamientos basales es ¿qué “tan basal” sería el financiamiento?, en otras palabras, ¿qué cubriría de los gastos de las instituciones educativas? y ¿cómo se financiaría lo no basal? ¿Con las subvenciones ya existentes? Hay antecedentes relevantes recientes que considerar aquí, específicamente cuando se inició la política de gratuidad en la educación superior, la que cuenta actualmente con un gran respaldo ciudadano y la acogida general de las instituciones educativas. Sin embargo, ciertamente las ha puesto en apuros en términos financieros, evidenciando que el presupuesto disponible está lejos de lo necesario para sostener la calidad de los procesos formativos, investigación y vinculación con el medio que la sociedad espera de los planteles de educación superior. Considerando lo anterior, cabe preguntarse si el cambio de financiamiento, en caso de no disponer de suficiente presupuesto, termine perjudicando a las mismas comunidades educativas, impidiendo el despliegue de los proyectos educativos que estarán realizando en un marco de fomento de su participación.
El programa incluye, además, un conjunto de ajustes al Sistema de Educación Pública y al Sistema de Desarrollo Profesional Docente que pudieran calificarse como mejoras al sistema, pudiendo inferirse que ambos procesos son valorados y validados por esta candidatura. No se vislumbran transformaciones profundas en estos ámbitos en el apartado de educación de la propuesta del candidato presidencial.
Finalmente, no se ven alusiones explícitas a la educación particular pagada ni tampoco a la particular subvencionada, que en el ámbito escolar concentra la mayor parte de la matrícula, logro alcanzado como resultado de las reglas del juego actuales del sistema. ¿De qué forma este programa modifica esta situación? ¿Es posible superar el modelo neoliberal en educación sin considerarlo en los planes de un próximo gobierno?
El propósito de esta interpelación es aportar a la visibilización de mayores antecedentes que ayuden a responder este tipo de inquietudes. Creemos que estos debates favorecen una mejor visualización de los programas y de sus alcances e invitamos respetuosamente a participar de ellos.