Casco urbano abandonado en garras de inmobiliarias, donde el chuzo y la picota son enemigos de la memoria.
Este barrio tan querido se está llenando de latinos, por ahí vienen los peruanos, colombianos y también los hermanos haitianos.
Así describe Mauricio Redolés en su canción “Son del Yungay” a los actuales habitantes de este lugar que parece un micromundo en el centro de la comuna de Santiago.
Fundado en el año 1839 en conmemoración a la Batalla de Yungay, lo más reconocido del Barrio es la estatua del Roto Chileno ubicada en el corazón de la icónica Plaza Yungay. Ésta es una obra forjada en bronce del escultor chileno Virginio Arias inaugurada en 1888, que representa al hombre del campo que se enfiló en el Ejército de Chile durante la guerra contra la Confederación Perú Boliviana, a fines de la década de 1830.
Ese conflicto representó la primera victoria militar del Estado chileno, y la pieza de Arias es un intento por recordar al hombre anónimo que luchó bajo el mando del General Manuel Bulnes en la Batalla de Yungay. En la parte superior del arco de piedras que hoy se transformó en el hogar de algunas palomas, aún conserva su placa original donde se lee: “Chile agradecido de sus hijos por sus virtudes cívicas i guerreras”.
Reconocido como el primer barrio republicano del país, el Barrio Yungay fue declarado Zona Típica de Chile en el año 2009. Este reconocimiento surgió como todo lo que sucede en el Barrio: desde la comunidad que habita en él. Luego de un trabajo de dos años, el grupo “Vecinos por la Defensa del Barrio Yungay” presentó al Consejo de Monumentos Nacionales el “Estudio del Patrimonio Arquitectónico de Santiago Poniente”, que recogía cartas de apoyo firmadas por 2.577 vecinos, entre ellos propietarios y arrendadores, además de 72 instituciones que respaldaban la iniciativa de declarar como zona patrimonial este sector de la ciudad.
Incendios que destruyen el patrimonio
En la actualidad, vivir en el Barrio Yungay es sinónimo de escuchar las sirenas de bomberos al menos una vez al día. Muchas veces, esos llamados son resultado de accidentes vehiculares o quema de pastizales en los sitios eriazos pero, principalmente, se producen por incendios que generalmente destruyen las viejas casonas patrimoniales.
El subarriendo abusivo, particularmente por la migración que ha llegado a habitar en él, se ha convertido en un problema de importancia para los vecinos del lugar por las condiciones de hacinamiento presentes en las antiguas casas patrimoniales. Incluso, según datos de Bomberos, durante el año 2020 ocurrió, al menos, un incendio al mes enel Barrio Yungay especialmente afectando a casonas que resultaron con serios daños estructurales o totalmente destruidas. En la mayoría de los casos, eran habitadas por migrantes en condiciones de extrema vulnerabilidad.
En ese contexto, aparece el proyecto “Análisis Integrado del Riesgo Sísmico del Paisaje Urbano Histórico. El caso estudio de Barrio Yungay, Santiago, Chile”, financiado por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo, que está en manos de la investigadora italiana Nuria Chiara Palazzi, del Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastre (CIGIDEN) y del Centro del Patrimonio Cultural UC (CENPUC).
El estudio tiene una duración de tres años y su objetivo es “hacer un análisis de riesgo integrado en general de edificaciones históricas que esencialmente no es preocupación del Estado porque son de privados, que tienen alto riesgo de incendio como sísmico y presentan, generalmente, vulnerabilidad socioeconómica elevada”. Además, la experta de origen italiana enfatiza que el proyecto “busca proteger el patrimonio construido del barrio”.
Para Chiara Palazzi, doctora en ingeniería civil y en restauración de la arquitectura, la elección del Barrio Yungay para implementar este plan piloto se debe a las características patrimoniales y constructivas, y “por su valor patrimonial a nivel tanto histórico, estético, arquitectónico y a nivel de ingeniería constructiva, también porque es un barrio que, a pesar de todo, presenta aún parte de su patrimonio conservado, en un buen o mal estado. Pero con respecto, por ejemplo, al centro de Santiago, las manzanas históricas aún se conservan”, sostiene.
La experta detalla que el proceso de investigación comenzó con la búsqueda “de datos relacionados a vulnerabilidad sísmica, relacionadas a la tipología de las estructuras, la ingeniería constructiva, las materialidades, y también la geometría de las construcciones y la interacción entre ellas porque estamos trabajando por manzanas. Es muy relevante, tanto a nivel estructural como a nivel de incendio, el hecho de que las estructuras sean parte de conjuntos estructurales, ya que no son estructuras aisladas, y desde ahí empezamos a buscar datos a nivel de vulnerabilidad sísmica”.
Mapa del sector en estudio sobre riesgo sísmico y de incendio | Imagen: CIGIDEN
Si bien la idea principal del proyecto era obtener un mapa comunitario que permitiría evaluar el riesgo estructural del sector patrimonial del Barrio Yungay, Nuria explica que durante el trabajo en terreno para realizar el proceso de recopilación de la información comenzaron a entender que, además del riesgo sísmico, había una preocupación más urgente.
“Nos dimos cuenta que, obviamente, el tema de incendios era muy relevante y que probablemente, con este paso de que hay un incendio cada mes y antes de llegar un sismo, eran los incendios que destruían buena parte del patrimonio, así que quisimos introducirlo en la investigación desde un inicio, y recolectar datos también con respecto a vulnerabilidad de la misma estructura asociada a incendios”, detalla la experta.
Esa información abrió una nueva arista en este proyecto, ya que actualmente “hay otro grupo que está trabajando sobre recolección de datos sobre vulnerabilidad socioeconómica. Queremos cruzar estas informaciones porque, en unos primeros resultados, ya estamos viendo que el problema de la vulnerabilidad socioeconómica se relaciona fuertemente tanto con los problemas de vulnerabilidad sísmica como lo de vulnerabilidad de incendio, así que esos son como los tres temas que estamos trabajando”, reconoce Chiara Palazzi.
Participación de la comunidad del Barrio Yungay
En esa línea, la investigadora del CIGIDEN comenta que, considerando los incendios recientes que han afectado al Barrio Yungay, el proyecto ha sido bien recibido por los vecinos del sector, ya que les permitirá conocer la vulnerabilidad estructural de sus propias casas a nivel sísmico y de incendios, y “con los resultados que vamos a obtener, seguramente habrán indicaciones generales y, probablemente, un proyecto futuro podría trabajar sobre cómo reducir el riesgo teniendo un mapa bien real de cuál es la condición de vulnerabilidad en el barrio”.
“Los resultados esperados son evidenciar en modo realista cuáles son los niveles de vulnerabilidad tanto de riesgo sísmico como incendio, y entender cómo poder reducir esas vulnerabilidades tanto por medio de estrategias públicas como de consciencia de parte de los vecinos que esperan, ellos mismos, saber cómo mejor enfrentar esos riesgos”, afirma la experta.
En el mismo sentido, el presidente de la Asociación Chilena de Barrios y Zonas Patrimoniales, José Osorio, es uno de los vecinos del Barrio Yungay que ha participado activamente en este catastro, y explica que “los tres ejes principales de esta investigación están relacionados con el riesgo sísmico, el peligro de los incendios estructurales, y la preocupación por la vulnerabilidad social, presentes en la zona patrimonial del Barrio Yungay como posibles situaciones que, si no hay una política pública, pueden afectar en definitiva el vivir de la comunidad”.
Incluso, José Osorio confirma los datos entregados por Bomberos de Chile sobre la constante de un incendio al mes en los últimos diez años, y afirma que “luego del terremoto del 2010 también hubo daños en algunas viviendas y eso tiene impacto en un futuro terremoto”. Actualmente, conscientes de la preocupación por los constantes incendios en el barrio, el Director de la Junta de Vecinos del Barrio Yungay señala que “hemos apoyado y respaldado la propuesta de este proyecto. Se han hechos reuniones con vecinos y vecinas, y se ha ido generando un levantamiento de información que implica que los vecinos, de alguna forma, tienen que colaborar con los antecedentes para poder apuntarlo en el mapa de riesgo del Barrio Yungay”.
Además, actualmente en el Barrio Yungay existe mucho subarriendo abusivo particularmente en las antiguas casonas, que también las transforma en un riesgo latente para quienes las habitan. Personas que, generalmente, pertenecen a grupos de población migrante, por la informalidad de este contrato que, muchas veces, sólo es de palabra.
Esta realidad ha quedado al descubierto luego de los incendios ocurridos durante los últimos años, y como explica una vecina que vive en estas condiciones de hacinamiento, estas situaciones ocurren “porque se aprovechan de nosotros ya que no podemos hacer nada y necesitamos un lugar donde vivir. Con mi familia vivimos en una pieza que cuesta más de $200 mil y tenemos que acomodarnos así”.
Por lo tanto, esta condición “genera una situación de desplazamiento de población cada vez que tienen que abandonar el barrio producto de la desaparición de sus inmuebles por un incendio o terremoto. Eso genera ciertas heridas en las cuadras, en las manzanas y después, eventualmente, son terrenos que se toman y caemos en un círculo vicioso que va degradando la vida en el barrio”, explica Osorio.
Asimismo, el desarrollo de este proyecto con una información más actualizada de los riesgos que hoy preocupan en el Barrio Yungay “nos va a permitir poder generar algunas acciones de propuesta a las diversas autoridades. Combinando eso con algunas propuestas que pensamos levantar una vez terminado el estudio, debiesen ayudar a que se genere una política pública preventiva en torno a las variables asociadas a los terremotos y los incendios”.
“Para nosotros es una información muy importante y le vamos a sacar el mayor provecho en función, en definitiva, de mejorar la vida en el Barrio Yungay”, concluye el Director de la Junta de Vecinos de este emblemático lugar.
Fotografías: Aliosha Márquez Alvear