"Se agota la salud mental de los trabajadores de la salud"

  • 25-10-2021

Los trabajadores de la salud se han visto expuestos a una situación de estrés sin precedentes, que los afecta por múltiples vías. Esta esperable y documentada alteración de la salud mental es uno de los principales desafíos en el abordaje de la pandemia. Primero se presenta una fase de adaptación con síntomas ansiosos (alteraciones del sueño, cansancio, preocupación permanente, etc.). Posteriormente, sobreviene el periodo de agotamiento, con aumento de trastornos mentales de perfil más crónico y complejo, como depresión o ideación suicida. Esto a su vez impacta en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares y, eventualmente, de cánceres y otras enfermedades.

Los recurrentes e inciertos ciclos en que se desarrolla la pandemia (“las olas”) hacen pensar que la “reserva” de los trabajadores para esta respuesta de adaptación y agotamiento, es cada vez menor. Esto es relevante, no solo por la afectación propia de este grupo, sino porque en ellos y ellas descansa gran parte de la respuesta para enfrentar esta pandemia. La expansión de camas de cuidado crítico, la estrategia de trazabilidad, o el proceso de vacunación, son algunos elementos que, de no estar presentes o ser deficitarios, empeorarían aún más la compleja situación sanitaria.

Las actuales cifras nacionales, con una aceleración sostenida de los contagios diarios, hacen presagiar una nueva situación de sobredemanda de los servicios asistenciales. Otra vez. En pocas semanas es esperable alcanzar más de un tercio de los casos del peor momento de este año. Y no hay evidencias que permitan sostener que será solo eso.

Mucho del daño asociado a la pandemia puede ser considerado, razonablemente, inevitable. Sin embargo, otra parte importante es el generado por las medidas que se implementan. En las últimas semanas en Chile, decisiones tales como despidos abruptos y masivos de personal, cierre de gran cantidad de unidades especializadas, o cese no planificado de funciones de trazabilidad en atención primaria, afectan aún más la salud mental de los trabajadores. La capacidad de respuesta disminuye todavía más.

El llamado es a las autoridades sanitarias del país. En situaciones como las que enfrentamos nadie pudiese exigir perfección en la toma de decisiones. Pero por la gravedad e implicancias que ya conocemos de la pandemia, parece prudente usar criterios que a posteriori puedan ser considerados “exagerados” por sobre los que arriesguen “quedarse cortos”. Está en juego la atención de salud de toda la población.

Jorge Ramírez Flores, académico de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

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