¿Y quién es el pueblo?

  • 23-11-2021

La sobre interpretación de las supuestas necesidades del “pueblo” en Chile por una elite educada de izquierda acomodada y la auto adjudicación de su vocería, termina siendo igual de irrespetuoso y vulneratorio que una derecha que hace alarde de su señorío sobre la estabilidad económica y del orden público, la que solapadamente deja entrever que sin ellos no hay comida ni paz.

Quizás por eso los autodenominados partido de la gente fueron los únicos triunfadores, porque a ellos no los interpreta ni los amenaza nadie, ellos son la gente, y fuera de toda estructura conocida mínima, como que el candidato viva en el país o vaya a votar, construyeron una identidad propia, la de la gente, y se interpretan a ellos mismos, sin pretensiones y hablando en simple, total no tenían nada que perder.

¿Y el 54% que no vota? ¿no estará ahí en realidad el pueblo? Sin ganas, sin esperanza de verdad, desgastado de la frustración y la desidia, aburrido de ver como un grupo de universitarios con los que no tienen nada en común les hablen como si fueran niños ingenuos, y les traten de solucionar problemas que les son ajenos, adulando mujeres exitosas cual fetiche de la intelectualidad femenina, cuando el éxito en sus propias vidas no valorado está en salir de la pobreza, de la violencia, proteger a sus hijos de la droga, cuidar hijos ajenos y propios y aun así sonreír.

Les prometen proteger el medioambiente, los derechos de los animales y perseguir con las penas del infierno a quien no utilice el lenguaje inclusivo, cuando la vida pasa entre las 4 horas en la micro, la teleserie de trasnoche, que es la única que alcanza a ver, y la larga jornada en algún trabajo mal pagado y lejos de su casa.

Por el otro lado les prometen el trabajo y el orden que difícilmente mejore persistiendo los mismos problemas de base, como si por pensarlo y ordenarlo la gente va a dejar de delinquir y la economía florecerá, lo mismo las zanjas y los migrantes, todas utopías populistas contrarias a las reacciones más básicas del ser humano.

Y siguen las deudas, los niños sin clases porque algún grupo de profesores han perdido el sentido social de la escuela, el IFE, el bono marzo, la hora que nunca llega con el especialista en el consultorio y así, así ese 54% no tiene ganas, no tiene esperanza, no le cree a nadie y sigue en silencio…que nadie por favor hable por ellos, ni los culpe por no votar o por hacerlo por quien ellos quieran, porque en ese momento y quizás es el único, cada uno de nosotros, de ellos y los otros tenemos el mismo valor. Una persona, un voto o un silencio.

Tania Gajardo O.
Abogada

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

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